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Partidarios de Trump y grupos de extrema derecha protestan en Washington por el resultado de las elecciones

Con el Capitolio al fondo, los partidarios de Trump se reunieron en la Plaza de la Libertad en Washington el sábado.
(Julio Cortez / Associated Press)

Cuando se declaró a Joe Biden ganador de la elección presidencial de 2020, miles de sus seguidores se reunieron en barricadas alrededor de la Casa Blanca para celebrar, el presidente Trump no estuvo allí para escucharlos. Estaba en un campo de golf en Virginia. Tampoco se pudo encontrar una gorra “MAGA” o un letrero “Trump-Pence”.

Pero el sábado, varios miles de seguidores de Trump, votantes republicanos, nacionalistas blancos, grupos militantes y teóricos de la conspiración descendieron por Pennsylvania Avenue y Freedom Plaza, cerca de la Casa Blanca, para expresar su apoyo al presidente, quien sigue sin reconocer su derrota ante Biden, el presidente electo.

Incitados por Trump, quien pasó por delante y saludó a los manifestantes en su camino de regreso al club de golf el sábado por la mañana, la marcha “Stop the Steal” (Detengan el robo) en la capital del país hizo eco de las quejas infundadas del presidente sobre un fraude electoral.

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“Queremos que todos estos votos sean auditados y contados”, le dijo a CNN una mujer que asistió a la marcha, sosteniendo un cartel que decía “Stop the Steal” y una bandera estadounidense, mientras la canción de Queen “We Are The Champions” sonaba en el fondo a través de altavoces.

Las proyecciones finales sitúan a Biden, el ex vicepresidente, con 306 votos del Colegio Electoral, igualando el número ganador de Trump en 2016. Biden obtuvo varios estados que Trump ganó en 2016, incluidos Georgia y Arizona, alguna vez totalmente republicanos.

Es posible que el equipo legal del presidente, ahora dirigido por su abogado personal, el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, se esté quedando sin tiempo, mientras sigue promoviendo quejas y demandas en varios estados. Algunos estados cumplirán los plazos legales esta semana para finalizar sus resultados electorales y, por ley, todos los recuentos y procedimientos deben terminar antes del 8 de diciembre.

Aunque casi ningún experto legal cree que Trump tenga posibilidades reales de cambiar el resultado, el presidente ha estado animando a sus seguidores a hacer ruido. El sábado por la mañana, al salir de la Casa Blanca con su propio sombrero rojo “MAGA”, la limusina presidencial fue conducida por Freedom Plaza mientras la multitud lo aclamaba y saludaba.

Numerosos participantes llegaron desde otras ciudades; Biden ganó casi el 95% de los votos de la capital. Se pudieron ver pocos cubrebocas entre los asistentes a la marcha mientras pasaban por la madera protectora que todavía envuelve muchos negocios en el centro de Washington, cubriendo ventanas en medio de las protestas del verano contra la injusticia, por temor a una posible violencia relacionada con las elecciones, lo que en gran medida no se ha materializado.

Una semana antes, cuando Biden fue declarado ganador de la elección, multitudes de sus seguidores se reunieron frente a la Casa Blanca para una celebración espontánea.

Los funcionarios de Trump están ordenando a las dependencias que no colaboren en la transición, incluso cuando los miembros del partido del presidente en el Congreso y su propio exjefe de gabinete piden que Biden tenga acceso a informes de inteligencia cruciales y recursos clave.

El equipo de Biden, por su parte, insiste en avanzar en la conformación de la próxima administración en los últimos días de Trump, y anunció equipos de transición para agencias clave esta semana. El miércoles, Biden nombró a su asesor de muchos años Ron Klain, “zar del ébola” bajo la administración Obama, como su jefe de gabinete.

El viernes por la noche, Trump habló desde el Rose Garden, dando su primer discurso público desde que perdió las elecciones, y se atribuyó el mérito de una vacuna contra el coronavirus prometedora y, al mismo tiempo, ignoró el creciente número de muertos por la pandemia.

Hasta el viernes, pocos de los mítines programados para comenzar alrededor del mediodía del sábado, en su mayoría organizados en línea, habían solicitado un permiso del Servicio de Parques Nacionales, excepto por “Women for America First”, según el Washington Post. Pero se espera que también se reúnan los grupos opuestos a ellos.

El sábado por la tarde, mientras la marcha se dirigía desde cerca de la Casa Blanca hasta la Corte Suprema, surgieron escaramuzas entre contramanifestantes y simpatizantes de Trump, así como miembros del grupo extremista Proud Boys, luciendo su marca registrada en negro y amarillo. Las autoridades intervinieron.

Cindy Chafian de Women for America First se dirigió a la multitud y pareció burlarse de las pautas del COVID-19 de Washington. “Use un cubrebocas, a menos que esté con la familia —hola, familia”, dijo entre risas. Culpó de las riñas aisladas a los “grupos de oposición”.

“Solamente ignórenlos”, señaló. “Nosotros, el pueblo, estamos hablando y ellos tienen miedo. Nosotros no estamos aquí para generar violencia”.

Un contingente más pequeño de partidarios de Biden también acudió a recibir a Trump el sábado, en el club de golf de Virginia, con carteles de “Biden-Harris”. Uno decía: “Votamos. Estás despedido”.

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