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Columna: Guía de lecturas de un nerd mexicano para la cuarentena

A family outside a trailer with a sign pleading for families in Chavez Ravine to be paid a fair price for their property
Victoria Angustian, en la puerta del remolque de su familia, después de que las excavadoras destruyeron su casa en Chávez Ravine. Con ella están Manuel Angustian; los niños Ivy (barriendo) e Ira; y la matriarca de la familia, Abrana Aréchiga.
(John Malmin / Los Angeles Times)

¿Está listo para los próximos cierres de actividades? ¡Por supuesto que no!

Es por eso que este humilde columnista está aquí para ayudar de la mejor manera que un mexicano nerd con anteojos puede hacerlo: ofrecer una lista de lecturas navideña.

Una de las pocas cosas buenas que tuvo el sur de California en 2020 fue una gran cantidad de libros de historia sobre la región. Los que recomendaré a continuación tocan temas candentes (protestas, política, representación y los Dodgers), que están siempre presentes aquí pero que este año en particular compartieron el centro de atención con el coronavirus.

El pasado es un prólogo, como escribió Shakespeare en “La tempestad”, y estos tomos no solo nos recuerdan eso, sino que también ofrecen un camino a seguir desde nuestro caos actual. Así que, abríguese y lleve una taza de café en la mano, tenga una mascarilla a su lado y disfrute de un momento de distracción en un año que equivale a la magnitud de Tolstoi, el abatimiento de Joan Didion, el absurdo de David Foster Wallace y el horror gótico de Mary Shelley.

Mike Davis y Jon Wiener han sido durante mucho tiempo los Jeremías y Ezequiel de la izquierda de Los Ángeles; historiadores con reconocimiento nacional por sus condenas contra la corrupción nacional e internacional. “Set the Night on Fire: L.A. in the Sixties” representa su primer gran trabajo juntos, una bestia de 800 páginas que se beneficia del conocimiento de estos canosos profetas, de que no hay nada nuevo bajo el sol activista.

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Su libro ofrece una apariencia narrativa al juntar capítulos sobre movimientos dispares de justicia social de esa década (Black Power, Chicano Blowouts, feminismo, la prensa clandestina) que lucharon por sus causas pero que rara vez se cruzaron.

La lectura funciona mejor cuando Davis y Wiener recuerdan a los lectores las raíces inverosímiles de las instituciones locales que ahora dejaron atrás sus días de gloria: KPFK-FM 90.7 antes de que se convirtiera en un ciclo interminable de recaudación de fondos, la Arquidiócesis de Los Ángeles cuando era una entidad de extrema derecha en lugar de la actual defensora de fronteras abiertas.

Las historias que reúnen Davis y Wiener no son exactamente nuevas, pero pocos historiadores se tomaron la molestia de recopilarlas, y ninguno tenía el conocimiento institucional ni el semblante explosivo de estos autores.

La historia de cómo los funcionarios de Los Ángeles expulsaron a las familias latinas de Chávez Ravine para dar paso a los Dodgers fue contada en libros y documentales, se convirtió en una obra de choque cultural e incluso inspiró un álbum conceptual de Ry Cooder. Así que “Stealing Home: Los Angeles, the Dodgers, and the Lives Caught in Between”, de Eric Nusbaum, parece superfluo a primera vista.

Pero el periodista deportivo elaboró una lectura rápida y elegíaca al centrarse en un ángulo totalmente relevante para hoy, que hace que esta conocida epopeya parezca arrancada de los titulares de diarios: la vivienda.

El autor destaca a la familia Aréchiga, hoy en día recordada principalmente por los miembros que fueron arrastrados fuera de su casa por los agentes del Sheriff del condado de Los Ángeles mientras los Dodgers marchaban hacia un título de la Serie Mundial en el Los Angeles Memorial Coliseum.

Los paralelismos entre 1959 y hoy —en la víspera de Acción de Gracias, los oficiales de la Patrulla de Caminos de California expulsaron a las familias latinas de las casas largamente vacantes en El Sereno, cuando el campeonato más reciente de los Dodgers tenía apenas un mes— son obvios. Pero Nusbaum los maneja con gracia, sin insistir en el punto de que Wally Moon solía lanzar pelotas de béisbol hacia los asientos del Coliseum hace tanto tiempo.

Parte del ajuste de cuentas moral de la nación tras el asesinato de George Floyd fue un reexamen de nuestras historias locales: quién es celebrado y quién es ignorado. En Instagram, ahora veo que los jóvenes viralizan fotos de archivo y recortes de periódicos antiguos, mientras que otros crean proyectos o recorridos en línea para documentar las historias ocultas de sus comunidades.

A ellos, les recomendaría la antología “East of East: The Making of Greater El Monte”. Es la culminación de un proyecto de larga data de South El Monte Arts Posse, un colectivo de artistas, autores, planificadores urbanos e incluso vendedores de ferias de intercambio comprometidos a escribir sobre su ciudad natal, que a menudo es pasada por alto en la narrativa del sur de California.

Los colaboradores resucitan a heroínas como Toypurina, la curandera de Tongva que intentó liderar un levantamiento en los primeros días del sistema de misiones de California. Derriban a villanos como los Monte Boys, a quienes los padres de la ciudad describieron durante mucho tiempo como unos buenos chicos de “Gunsmoke”, pero que en realidad eran justicieros racistas. Lugares como Durfee Avenue y Rush Street son elogiados como iguales a Whittier Boulevard o Sunset.

Lo mejor de todo, “East of East” es tanto una crónica como un desafío para todos nosotros: conocer la historia local, documentarla y difundir su evangelio al mundo, sin importar cuán pequeño parezca.

Y aunque “The Hispanic Republican: The Shaping of an American Political Identity, from Nixon to Trump”, de Geraldo Cadava, tiene un alcance nacional, los latinos de California juegan un papel importante en el fenómeno. El profesor de Northwestern, sabiamente, no usa palabrería académica en esta historia secreta de la política estadounidense que se volvió particularmente relevante en este ciclo electoral.

Cadava muestra cómo, aunque siempre fueron el furgón de cola del tren republicano, los conservadores latinos del sur de California ayudaron a las campañas presidenciales republicanas que se remontan a Eisenhower. Este grupo posiblemente encontró su Zapata en Richard Nixon, cuya infancia vivida entre los trabajadores mexicanos le dio un aprecio por la ética de trabajo del grupo y lo que él consideraba como su conservadurismo inherente.

La autora describe a Romana Acosta Bañuelos, fundadora de Ramona’s Mexican Foods y la primera tesorera latina de Estados Unidos. Y también encuentra una anécdota sorprendente sobre cómo Nixon estaba tan conmovido por la difícil situación de los feligreses latinos en la Iglesia Católica del Sagrado Corazón, en Pomona, que planeaba escribir la primera amnistía del país para inmigrantes indocumentados (lástima que el Watergate se interpuso en el camino).

“El republicano hispano” presenta el argumento convincente de que incluso más latinos serían republicanos si el partido no se involucrara tanto en la política xenófoba (iniciada por el partido republicano de California, por supuesto). Y Cadava también ofrece una advertencia a los demócratas: no descarten a los conservadores latinos como unos vendidos. Si lo hacen, un tercio de ellos podría votar por un fanfarrón como Donald J. Trump.

Cualquiera de los títulos anteriores sería un gran regalo, pero ¿por qué no comprar los cuatro para amigos y también para usted? Las pequeñas librerías necesitan los ingresos ahora más que nunca. Así que, olvídese de las fiestas con suéteres feos y refúgiese en casa con excelentes lecturas: algo bueno en esta temporada de pandemia.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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