En los tiempos que vivimos, los festivales musicales que se respetan y que logran realmente dejar huella buscan tener en su cartel al menos a una banda o a un solista que no se encuentran en actividad desde hace buen tiempo, y que se reúnen incluso únicamente con la finalidad de participar en la fecha.
Fue justamente en ese año que el trÃo conformado por Beto Cuevas (voz), Mauricio ClaverÃa (baterÃa) y Pedro Frugone (guitarra) anunció su segunda separación luego de tres años de un reencuentro que pretendÃa retomar los logros obtenidos durante su etapa inicial de vida, la que empezó en 1987 y se prolongó hasta 2005.
La disolución del grupo fue realmente inesperada, porque habÃa un álbum nuevo en estudio (“Adaptaciónâ€) y varias fechas en vivo confirmadas, entre ellas, una presentación en el popular Riot Fest de Chicago que, por supuesto, no llegó a darse. Pese a que el asunto se manejó con discreción, parecÃa claro que la decisión habÃa surgido de los graves conflictos internos que atravesaba la agrupación.
Se trata de una promesa que podrÃa verse ahora rota en aras de la continuidad, como afirmaron los mismos músicos durante una entrevista exclusiva con Los Angeles Times que puedes encontrar todavÃa aquÃ, y como lo insinuó el ‘frontman’ al despedir este show diciendo: “Nos vemos prontoâ€.
Les depare lo que les depare el futuro, en el Dodger Stadium, los sudamericanos aprovecharon los 50 minutos que se les ofrecieron para brindar una lista de ‘hits’ en la que demostraron tanto ese lado guitarrero que sus detractores se insisten en desconocer como sus efectivos coqueteos con el synth pop y sus experimentaciones más avezadas. Estuvieron ahà “DÃa Ceroâ€, “Dueloâ€, “Mentiraâ€, “AquÆy otras más.
Claro que lo que lucÃa como una posición de lujo en el cartel no terminó siendo tan afortunada, porque se cruzaba con el acto de Los Bukis en el no tan cercano escenario Las Clásicas, lo que hizo que la inmensa masa humana que habÃa estado presente poco antes por estos lares disminuyera considerablemente. Los Bukis hacen, por supuesto, una música muy distinta (la grupera), pero son mexicanos y gozan de un status tan fuerte que trascienden gustos y generaciones.
Maná no fue ni siquiera el penúltimo grupo del escenario Rockero, sino que fue colocado en el horario de las 7 de la noche, antes de Caifanes, que antecedÃa a La Ley. Pese a lo dicho, la ubicación tenÃa sentido cuando se considera que el conjunto tapatÃo se ha convertido prácticamente en un grupo local debido a la interminable temporada de conciertos (todos ellos completamente vendidos) que ha venido ofreciendo en el Kia Forum de Inglewood (y que acaban de alcanzar la impresionante suma de 16).
Sea como sea, Fher Olvera y sus amigos tuvieron una considerable ventaja sobre los demás en cuestiones de tiempo, porque se les otorgó 90 minutos de actuación, cuando ninguno de los demás actos en el escenario superó la hora.
Mientras esto sucedÃa, su carismático y locuaz vocalista daba mensajes a favor de los inmigrantes y en contra de los polÃticos racistas de Estados Unidos, usando a veces un lenguaje altisonante. Se piense lo que se piense de estos tipos y de su populismo, es indudable que no pasan desapercibidos, que se toman su trabajo en serio y que están haciendo las cosas bien.
Sea como sea, si uno es rockero y creció escuchando sus inolvidables canciones, es inevitable emocionarse cada vez que tocan (porque siguen siendo unos instrumentistas fenomenales) clásicos de la talla de “Dioses ocultosâ€, “Afuera†y “No dejes queâ€, asà como caer bajo el influjo de su lÃder, una suerte de chamán que fabrica letras y melodÃas maravillosas.
A estas alturas, es agotador lamentar la ausencia de Marcovich, quien, de todos modos, no fue un miembro fundador del grupo, aunque es evidente que el competente guitarrista que se encarga de los solos desde hace varios años, Rodrigo Baills, no tiene la destreza ni la originalidad de su antecesor. Pero es imposible dejar de recordarlo.
El cuarteto optó por interpretar únicamente una canción de “Solo D’Liraâ€, “Pendejoâ€, que fue de hecho compuesto al inicio de su carrera, pero no se grabó hasta ahora. En medio de la mala mezcla en la consola, destacaron los dos bajos que distinguen su propuesta; y lo cierto es que el público celebró la presentación de “Frijoleroâ€, “Gimme the Power†y la infaltable “P…â€, incluso cuando esta última no ha perdido su carácter controvertido y muchos siguen relacionándola con un discurso homofóbico que sus creadores niegan.
Lo cierto es que los Molotov pudieron haberlo hecho. En lugar de ello, se divirtieron, intercambiaron instrumentos e hicieron lo mejor que podÃan hacer en vista de las circunstancias.
Las condiciones sonoras mejoraron considerablemente con el grupo siguiente, Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio. Su cantante, Roco, planteó desde el principio una aproximación espiritual y pacifista que no le impidió mostrarse como lo que es: uno de los personajes más animados del rock en español, el que salta por los aires y entona con vigor piezas como “Pachucoâ€, “Kumbala†y “Don Palabrasâ€, pese a que dejó hace mucho tiempo de ser un jovencito.
Lo más nuevo que se escuchó fue “Música guerreraâ€, un sencillo que se estrenó en 2022 y que, por fortuna, mantiene la vibra que los ha caracterizado desde el comienzo.
AquÃ, lamentablemente, hay que retomar el problema que afectó a Molotov: un mal sonido que amenazaba con arruinar la presentación (el más afectado fue Ãlvarez) y que fue subsanado de algún modo por la pequeña pero entusiasta multitud que se arremolinaba frente al estrado y que, cuando se empezó a escuchar “Maldito sea tu nombreâ€, se enfrascó en el único slam que vimos a lo largo de la jornada.