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Tintes en la comida están enfermando a los niños; Propuesta prohibiría a escuelas servir alimentos químicos

El proyecto de ley surge cuando el número de diagnósticos de TDAH ha aumentado a nivel nacional en los últimos años.
(Selene Rivera)
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Todas las mañanas Margarita Pereira se levanta temprano para hacer el “lunch” a su hija Teresa, de nueve años de edad. Sin tener mucho dinero, en ocasiones busca fruta en el refrigerador, pela alguna zanahoria, apio y agrega un sándwich de huevo o jamón a la lonchera.

La preocupación de Pereira es cuando ella no tiene dinero y sabe que su hija debe comer en la escuela. Ella sabe que no toda la comida que los planteles ofrecen es saludable, incluidos los cereales o aquellos alimentos que contienen colorantes.

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“La verdad no siempre le hago lunch a mi hija porque me sale muy caro, pero prefiero saber lo que ella va a comer en lugar de algo que tiene químicos”, dijo Pereira sin querer revelar el nombre de la escuela de su hija. Teresa Pereira y su hija viven en el condado de Los Ángeles.

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No lejos de Pereira, la pequeña Andrea, hija de Flor Jarrin, debe comer del lunch que su escuela le ofrece porque su familia es de bajos recursos, y no les alcanza el dinero para proveer lunch diariamente.

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“Entiendo que a veces los alimentos que dan en los planteles no son los óptimos para los niños, pero tampoco es óptimo que no desayunen y no coman estando tantas horas en la escuela”, dijo la señora Jarrin.

“Entonces a las personas como yo solo nos toca pedirle a los hijos que por favor se coman primero la fruta o vegetales que les ofrecen”, sostuvo.

Para ayudar a las familias que obtienen alimentos de directamente de los planteles, el Proyecto de Ley de la Asamblea 2316, del asambleísta Jesse Gabriel (D-Encino), prohibiría que las cafeterías escolares públicas de California sirvan alimentos con varios tintes químicos asociados con posibles problemas de salud y comportamiento. Entre ellos, el tinte rojo 40, el tinte amarillo 5, el tinte amarillo 6, el tinte azul 1, el tinte azul 2 y el tinte verde 3, asi como el aditivo alimentario dióxido de titanio.

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El pasado 23 de abril, el Comité de Seguridad Ambiental y Materiales Tóxicos de la Asamblea de California votó a favor de promover un proyecto de ley para prohibir esos seis colorantes alimentarios nocivos y el dióxido de titanio, ya que se ha descubierto que los tintes causan problemas neuroconductuales en algunos niños, y el dióxido de titanio se ha relacionado con daños en el ADN y en el sistema inmunológico.

De acuerdo con Pereira, su hija Teresa padece del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez, que se caracteriza en la falta de atención, fantasear mucho, olvidar o perder las cosas con mucha frecuencia, hablar mucho, tener problemas para resistir la tentación, tener problemas para respetar turnos y tener dificultades para llevarse bien con otros.

En el corazón de Oaxaca, México, donde los vibrantes paisajes se bañan con el cálido resplandor del sol, existe una belleza que trasciende el tiempo y el espacio: la belleza de la música oaxaqueña.

Aunque Pereira no asegura que la comida escolar fue o ha sido un influyente en el padecimiento de su hija, ella apoya el proyecto de ley.

“Creo que cualquier cosa que sea nociva para la salud debe ser retirada de las escuela, especialmente porque ese es el segundo hogar de los menores”, dijo Pereira. “Pero uno no puede decirle a los hijos que comer tampoco, solo esperar a que coman lo que uno les prepara de lunch, y no todos los padres pueden proveer lunch diariamente”, sostuvo.

Para el asambleísta Gabriel, California tiene la responsabilidad de proteger a los estudiantes de las sustancias químicas que dañan a los niños y que pueden interferir con su capacidad de aprender.

“Ya pagué mis errores con una pena de cárcel, pero si me deportan sufriría dos penas más, la de no estar con mi familia, y la de no poder cumplir mis servicios con la comunidad”

Gabriel dijo que como legislador, padre de un niño con TDAH y alguien que luchó contra este padecimiento, encuentra inaceptable que se permita que las escuelas sirvan alimentos con aditivos relacionados con el cáncer, la hiperactividad y los daños neuroconductuales.

“Este proyecto de ley permitirá a las escuelas proteger mejor la salud y el bienestar de nuestros niños y alentará a los fabricantes a dejar de usar estos peligrosos aditivos”, dijo.

Aunque esta legislación no prohibirá ningún alimento o producto específico, el objetivo aquí es alentar a las empresas a realizar modificaciones menores en los productos que venden en California y en las escuelas.

El proyecto de ley afectaría ciertos cereales, condimentos y productos horneados, entre otros alimentos, y convertiría a California en el primer estado en prohibir los aditivos en las escuelas.

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El año pasado, Gabriel fue el autor exitoso, y el gobernador Gavin Newsom promulgó la Ley de Seguridad Alimentaria de California, que prohibió el bromato de potasio, el propilparabeno, el aceite vegetal bromado y el tinte rojo 3 en los alimentos fabricados, entregados y vendidos en el estado.

En 2021, la Oficina de Evaluación de Riesgos para la Salud Ambiental de California publicó un estudio que encontró que muchos tintes y colorantes alimentarios, incluidos los seis tintes cubiertos por el Proyecto de Ley AB 2316, hacen que algunos niños sean vulnerables a dificultades de conducta y disminución de la atención.

El proyecto de ley surge cuando el número de diagnósticos de TDAH ha aumentado a nivel nacional en los últimos años, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Tasha Stoiber, Ph.D., científica principal del Environmental Working Group (EWF), dijo que muchos niños dependen de las comidas escolares como fuente de nutrición e ingesta calórica diaria.

EWG y Consumer Reports patrocinan el Proyecto de Ley AB 2316. El proyecto de ley será próximamente escuchado y votado por la Comisión de Asignaciones de la Asamblea a finales de mayo.

“Los niños merecen alimentos saludables que no afecten negativamente su capacidad de aprender, y los padres merecen la confianza de que las escuelas a las que envían a sus hijos no les sirven alimentos que puedan dañarlos”.

A juicio de la señora Jarrin, el proyecto de ley no tiene forma de ser derrotado.

“Gracias a Dios mi hija no padece de la salud, pero siempre es importante evitar alimentos que en un futuro también pueden dañar a los niños. Espero y mucha gente apoye este proyecto, porque imagina el número de menores que podrían salvarse de un padecimiento, y el dinero en doctor que se ahorran cientos de miles de padres de familia”, dijo.

El dióxido de titanio, por ejemplo, se ha relacionado con daños al ADN y al sistema inmunológico, no se ha evaluado desde 1966. En 2022, la Unión Europea prohibió su uso en los alimentos puestos a la venta, pero todavía está permitido en los alimentos vendidos en Estados Unidos.

El proyecto sostiene que un cambio en lo que se le agrega al alimento es necesario, pues muchos de estos compuestos no han sido evaluados en años.

El conocido Rojo 40 no ha sido evaluado en cuanto a riesgos para la salud desde 1971. Muchos estudios muestran que puede representar un riesgo para el desarrollo cerebral en los niños, hiperactividad e incluso cáncer. El tinte amarillo 5 ha sido aprobado para su uso desde 1931. La FDA afirmó su uso con buenas prácticas de fabricación en 1969. Al igual, el tinte amarillo 6 fue aprobado para su uso en 1931 y la FDA reafirmó su uso en 1986.

“¿Por qué se sirven en las escuelas alimentos con estos colorantes tóxicos?” dijo Susan Little, defensora principal del EWG para los asuntos gubernamentales de California.

“Sabemos que son perjudiciales, especialmente para algunos niños. Necesitamos proteger a este grupo vulnerable de la exposición en la escuela, un lugar donde comen y se espera que aprendan”, dijo Little.

El uso del tinte azul 1 ha sido aprobado desde 1931. Su uso fue confirmado en 1969. Asimismo, el tinte azul 2 se aprobó por última vez en 1983, y el uso del tinte verde 3 se permite desde 1931 y no se ha reafirmado desde 1982.

De ser firmada, la AB 2316 entraría en vigor a principios de 2025.

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