California contra Florida: ¿Quién manejó mejor el COVID-19?
Desde los primeros días de la pandemia, California y Florida tomaron rumbos significativamente diferentes para responder a la crisis, enfoques que llegaron a simbolizar las profundas divisiones en todo Estados Unidos sobre la mejor manera de responder al coronavirus.
California impuso innumerables restricciones que golpearon la economía y dejaron a la mayoría de los estudiantes de las escuelas públicas aprendiendo en casa durante un año. Florida adoptó un enfoque más relajado permitiendo comer en el interior de los restaurantes, dejando que las mascarillas fueran opcionales y haciendo que los niños volvieran a las aulas antes.
Durante gran parte del año pasado, parecía que la respuesta de California bajo el gobernador demócrata Gavin Newsom había conducido a una tasa de mortalidad por COVID-19 dramáticamente menor. Florida tenía una tasa acumulada hasta un 84% mayor que la de California el pasado otoño. Pero la oleada invernal azotó a California, y esa diferencia se redujo al 11%.
Ahora, el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, está cosechando elogios en algunos círculos conservadores, mientras que Newsom se enfrenta a una posible destitución por su gestión de la crisis. Un reciente artículo de opinión del Wall Street Journal calificó la comparación numérica entre los dos estados como la “reivindicación” de DeSantis.
Pero los expertos dicen que convertir la compleja evaluación de la pandemia en un enfrentamiento político de demócratas contra republicanos es imprudente y engañoso, ya que cada estado tenía sus propias vulnerabilidades y ventajas.
La disminución de la diferencia en las tasas de mortalidad es probablemente el producto de los mayores niveles de pobreza, densidad, hacinamiento y clima de California, que lo hacen particularmente susceptible a la propagación del coronavirus, dicen los expertos.
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“La comparación de California y Florida no es justa”, dijo Ali Mokdad, epidemiólogo del Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington. “La de California es una situación mucho más dura que la que tiene que afrontar Florida”.
Y aún así, California controló mejor el virus. Si California tuviera la tasa de mortalidad de Florida, aproximadamente 6.000 californianos más habrían muerto a causa del COVID-19, y decenas de miles de pacientes adicionales probablemente habrían llegado a hospitales ya sobrecargados. Y si Florida tuviera la tasa de mortalidad de California, aproximadamente 3.000 floridanos menos habrían fallecido a causa del COVID-19.
Se trata de “muchas personas cuyas vidas quedaron destrozadas, y mucha gente que ya no está con nosotros”, dijo la Directora de Salud Pública del Condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer. “Merece la pena hacer todo lo posible para frenar la propagación de un virus mortal que causa estragos en la vida de las personas y que casi acaba con el sistema de atención hospitalaria del condado de Los Ángeles”.
En cualquier caso, la comparación entre Florida y California ha llamado la atención de algunos expertos en salud pública. Confían en que el uso de mascarillas y la permanencia en casa reduzcan la propagación del coronavirus, pero reconocen que las estrictas normas de California fueron perdiendo eficacia a medida que el agotamiento se iba imponiendo a finales de 2020.
“Si tuviera que hacerlo de nuevo, seguiría haciéndolo como lo hizo California. Pero creo que hay que salir con cierta humildad”, dijo el Dr. Robert Wachter, presidente del Departamento de Medicina de la UC San Francisco. “Cabría esperar que a las Floridas del mundo les hubiera ido tremendamente peor que a las Californias del mundo. Hay muchas cosas por aprender”.
Comparando manzanas con naranjas
Cuando se trata de California y Florida, no hay igualdad de condiciones.
Alrededor del 55% de los residentes de California viven en condados con una alta puntuación de “vulnerabilidad social” -una medida de la gravedad con la que un brote de enfermedad podría afectar a una región-, mientras que solo una cuarta parte de los floridanos viven en esas condiciones. La tasa de hacinamiento en los hogares de California, una métrica relacionada con la propagación del coronavirus es también más del doble que la de Florida.
“En muchos lugares tenemos una vulnerabilidad mucho mayor que la de Florida, así que es comparar manzanas y naranjas”, manifestó el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti.
El aire seco de California también puede ser un reto, especialmente comparado con el húmedo de Florida. Los investigadores aún están aprendiendo cómo afecta el clima al coronavirus, pero algunos estudios sugieren que cuando el aire es húmedo, las gotas del virus caen al suelo más rápidamente, por lo que es menos probable que la gente se infecte.
California también tiene una temporada de gripe y neumonía más larga, un patrón que el coronavirus tiende a seguir, señaló Mokdad. Y en otoño, puede haber surgido una cepa extra-contagiosa del virus circulando localmente que complicó aún más las cosas.
Debido a las muchas formas en que California es más susceptible a la propagación del coronavirus, replicar el enfoque relajado de Florida podría haber tenido consecuencias devastadoras aquí. Arizona, que tiene restricciones laxas similares a las de Florida, tiene la quinta tasa de mortalidad por COVID-19 más alta del país. Otros 38.000 californianos habrían fallecido si las muertes per cápita del estado fueran iguales a las de Arizona.
“Si California se hubiera comportado como Florida, donde el uso de mascarillas y el distanciamiento físico no se practicaban tan a fondo, nuestra tasa de mortalidad acumulada habría sido mayor que la de Florida”, afirmó el Dr. Robert Kim-Farley, epidemiólogo médico de la UCLA.
“Y a la inversa, si Florida hubiera practicado la atención más rigurosa de California en cuanto al uso de mascarillas y el distanciamiento físico, la reducción de las comidas en el interior, etc., habría seguido una trayectoria de la tasa de mortalidad que podría haber sido igual o inferior a la de California... porque su índice de vulnerabilidad era menor”.
Enfoques muy diferentes de COVID-19
El viernes, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) federales publicaron un estudio sobre los más de 3.000 condados del país en el que se constató que los mandatos del uso de mascarilla estaban relacionados con una reducción significativa de las muertes por COVID-19. Los condados que permitían comer en los restaurantes generalmente observaban un aumento de los decesos relacionados con el virus en un plazo de tres meses, según el estudio.
Los resultados se han repetido en otros lugares.
Un análisis reciente del American Enterprise Institute mostró que desde el 1 de julio, un punto de inflexión en la pandemia debido a las mejoras en el tratamiento de la enfermedad, todos los estados con las tasas de mortalidad más altas habían relajado las restricciones del coronavirus: Dakota del Sur, Arizona, Mississippi y Alabama. Florida ocupó el puesto 19 y California el 25.
“Los estados que no aplicaron medidas tan estrictas, pagaron un precio por ello. Y no creo que se pueda explicar eso”, dijo el doctor Scott Gottlieb, miembro residente del instituto y ex jefe de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos en la administración Trump, en el programa “Face the Nation” de la CBS.
Pero no todas las tasas de mortalidad de los estados se alinean perfectamente con sus políticas. Arizona y Florida tenían normas laxas, pero la tasa de mortalidad de Arizona era mucho peor. Y Hawái y Vermont, cuyas normas son similares a las de California, tienen las dos tasas de mortalidad más bajas del país.
“¿Cómo se explica esto?”, preguntó Neeraj Sood, vicedecano de investigación de la Escuela de Políticas Públicas Price de la USC. “Es desconcertante”.
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Sood dijo que otros factores, como la demografía, la inmunidad cruzada al virus o el clima, pueden ser tan o más importantes que la política para determinar los resultados de los estados, aunque sigue estudiando las tendencias. Añadió que la escasa aplicación de las normas sobre el coronavirus también puede hacer que las políticas sean menos eficaces de lo que cabría esperar.
Por ejemplo, con la serie de normas de California, “todavía se puede ir a la tienda de comestibles, pasar el rato allí. Podemos acudir a algunos centros comerciales, pero no a otros, cortarnos el pelo. Es algo arbitrario y no se aplica”, expuso Sood. “En última instancia, se trata de un virus respiratorio muy contagioso, y si hay esa cantidad de actividad, la gente se va a infectar”.
Incluso dentro de California, los condados de L.A. y del Área de la Bahía han mantenido en gran medida políticas generalmente similares durante la pandemia, sin embargo, la tasa de mortalidad del Área de la Bahía es un tercio de la del Condado de L.A. Esto se debe probablemente al enorme número de trabajadores esenciales de L.A., a los niveles extremos de hacinamiento y a una población menos receptiva a las restricciones, dicen los expertos.
Si se restaran las muertes del condado de L.A. del total de California, la tasa de mortalidad de este estado sería un 39% menor. Son las vulnerabilidades de L.A. las que impulsaron los aumentos de California y empujaron sus tasas de mortalidad totales muy cerca de las de Florida.
Hay algunas razones posibles para las tasas de mortalidad relativamente bajas de Florida a pesar de sus políticas laxas. El clima cálido permitió que la gente se congregara al aire libre durante todo el año, una actividad de bajo riesgo que fue prohibida en muchas partes de California durante meses, una decisión que puede haber sido contraproducente aquí, señaló la epidemióloga de Florida Cindy Prins.
Prins también dijo que la población de mayor edad de Florida podría haber evitado, quizá de forma contraintuitiva, que el virus se extendiera tan rápidamente como lo hizo en California. En todo el mundo, los adultos jóvenes que socializan y se mezclan, ya sea en el trabajo o en entornos sociales, tienden a propagar el virus en mayor medida, mientras que las personas mayores son más precavidas y se quedan en casa. La población de Florida es la quinta más vieja del país.
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Sopesar los costos para salvar vidas
En un reciente discurso público, DeSantis señaló que los ingresos del estado en el invierno superaron con creces las previsiones y que las escuelas públicas habían estado abiertas desde agosto. Se jactó de que la tasa de mortalidad por COVID-19 del estado es la 25ª más alta del país (California es la 29ª).
“No queremos que la gente tenga que estar aislada en sus casas pasando miedo. Deseamos que puedan tener confianza para salir, ver a sus amigos y familiares”, dijo. “Ves a muchos estados que se empeñan en encerrar a las personas. Nosotros hemos confiado en los floridanos y ellos han respondido”.
Desde febrero de 2020, se han perdido 1.63 millones de puestos de trabajo en California, y su tasa de desempleo se ha duplicado con creces hasta el 9.3%, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. La tasa de desempleo de Florida aumentó menos, del 3.3% al 5.1%.
Pero las perspectivas del presupuesto estatal de California son sorprendentemente sólidas. Si bien el desempleo aumentó fuertemente durante gran parte de 2020, millones de trabajadores de clase media y con salarios altos pudieron mantener sus empleos y trabajar desde casa. La recaudación de impuestos también tuvo un incremento después de que un fuerte mercado de valores impulsara las ganancias de capital obtenidas por los contribuyentes más ricos del estado.
Mientras que en California se prevén unas ganancias inesperadas en el presupuesto estatal, en Florida se está lidiando con un déficit presupuestario estatal.
Newsom ha defendido su planteamiento como una política centrada en salvar vidas y ha manifestado su confianza en que la economía se recuperará con fuerza tras la generalización de la vacunación. El pronóstico de la escuela Anderson de Economía de la UCLA prevé que una California post-pandémica disfrutará de un ritmo de crecimiento económico más rápido que la nación en su conjunto.
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“Nuestros hoteles, nuestros restaurantes, nuestro entretenimiento - vamos a volver a rugir una vez que esta pandemia haya quedado atrás”, dijo Newsom la semana pasada.
El economista de Duke, Duncan Thomas, señaló que las consecuencias económicas van más allá de las tasas de desempleo. El hecho de que millones de californianos trabajaran desde casa probablemente provocó un descenso de la productividad para muchos, especialmente para los padres que hacían malabares con el empleo y el cuidado de los niños, mientras que el cierre de las escuelas perjudicó la educación y el desarrollo de los estudiantes.
Las pérdidas causadas por la pandemia probablemente afectarán a ambos estados durante mucho tiempo, subrayó.
“No diría que Florida fue el modelo correcto o que California fue el modelo equivocado”, manifestó Thomas. “Diría que los epidemiólogos se han centrado solo en la infección y la mortalidad, y eso ha sido un error”.
Los redactores del Times Deborah Netburn, Sean Greene y John Myers contribuyeron a este informe.
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