Kaiser Permanente, socia de California en la vacunación, tropieza para inmunizar a sus propios miembros
Los miembros de varios estados dan al gigante de la atención gestionada críticas mixtas sobre cómo ha manejado su propio programa de vacunas en los últimos dos meses.
Mientras el gigante de la atención médica Kaiser Permanente asume un papel destacado en la nueva estrategia de vacunación contra el COVID-19 en California, miembros de todo el país elevan versiones mixtas sobre la forma en que la entidad manejó su propio programa de vacunas durante los últimos dos meses.
Conversaciones con 10 inscritos en Kaiser en cinco estados (Colorado, Washington, Virginia, Maryland y California) revelaron una frustración común: dificultad para conseguir una cita. Muchos también describieron haber recibido información esporádica y, a veces, confusa de la empresa, aunque algunos precisaron que la atención de Kaiser mejoró recientemente.
Todos quienes hablaron con California Healthline tenían más de 65 años. Muchos eran miembros de Kaiser desde hacía bastante tiempo y, a excepción de la vacunación, tenían opiniones mayoritariamente positivas sobre el sistema de salud. Algunos terminaron yendo a otra parte para la aplicación de sus dosis; otros remarcaron que esperarían a Kaiser porque sus servicios les eran familiares y se sentían más cómodos yendo allí que a otro sitio (Kaiser Health News es un programa independiente a nivel editorial de la Kaiser Family Foundation, que no está afiliado a Kaiser Permanente).
El director ejecutivo de Kaiser, Greg Adams, reconoció las frustraciones de los pacientes de California sobre su empresa, en un correo electrónico del 30 de enero pasado, en el que explicó que el sistema de salud había recibido solo una pequeña fracción del suministro de vacunas que necesitaba.
Los usuarios no culparon a Kaiser por la falta de dosis, y señalaron que el suministro insuficiente ha sido una pesadilla para proveedores de todo el país. Pero Kaiser podría haber sido más veloz en administrar las vacunas recibidas, y debería haber comunicado más claramente sobre la escasez, reconocieron.
Según los expertos, sigue existiendo un riesgo si una persona se ha vacunado contra el COVID-19 y otra no lo ha hecho.
A Nino Maida, un residente de San Francisco que es miembro de Kaiser desde hace 14 años, le resultó incomprensible por qué no pudo conseguir una cita. “La frustración duró alrededor de un mes, hasta que Kaiser me indicó claramente que cualquier espera se debía a la falta de vacuna”, relató Maida, de 74 años. “Pensé que estaban siendo muy ineficientes, en lugar de simplemente malos para comunicar lo que ocurría”.
Un portavoz de Kaiser defendió la estrategia de comunicación de la empresa y destacó que una página de su sitio web proporciona respuestas detalladas sobre la elegibilidad y las citas de vacunación, y que un enlace destacado en la página de inicio lleva a las personas hasta allí. La organización envía correos electrónicos regulares a sus miembros con información sobre su elegibilidad e instrucciones sobre cómo programar una cita, y los operadores del centro de llamadas también pueden responder las preguntas, enfatizó.
Kaiser Permanente no es la única organización que encuentra obstáculos en la vacunación. Sutter Health, el gran sistema de salud del norte de California, por ejemplo, debió cancelar 40.000 turnos la semana pasada porque no tenía suficientes dosis disponibles, indicó un portavoz de la compañía.
Pero Kaiser, que es tanto aseguradora como proveedor médico, ha sido objeto de un escrutinio particular debido a su tamaño, y porque fue elegida para desempeñar un papel importante en la iniciativa estatal para acelerar las vacunas contra el COVID-19.
La compañía, que brinda cobertura a 12.4 millones de personas en EE.UU, incluidos 9.3 millones de californianos, fue denunciada por Cal/OSHA y multada con casi $500.000 por violaciones de seguridad en el lugar de trabajo al comienzo de la pandemia.
Un memorando de entendimiento con el estado, dado a conocer la semana pasada, estipula que Kaiser será parte de una red de proveedores ensamblada y supervisada por Blue Shield of California, que firmó un contrato el 1º de febrero pasado para administrar el plan de vacunación en todo el estado. Kaiser también asesorará a Blue Shield para ayudar al estado a cumplir su objetivo de expandir el acceso a las vacunas a las comunidades más vulnerables, según el memorando.
En el marco del acuerdo, Kaiser no recibirá fondos estatales. Manejará dos sitios de vacunación masiva, uno en el Moscone Center de San Francisco, el otro en Cal Poly Pomona, en el condado de Los Ángeles, y “puede considerar el establecimiento de sitios de vacunación masiva en el futuro” para californianos que residan en áreas rurales y aquellos con tasas de vacunación históricamente más bajas. Más importante aún, Kaiser vacunará a miembros y no miembros, como ya lo ha estado haciendo a menor escala.
Tres de los cuatro brotes más letales en residencias de ancianos de California se produjeron en instalaciones que se ofrecieron a recibir pacientes con COVID-19 procedentes de hospitales sobrecargados. El Kei-Ai de Los Ángeles lideró todos ellos.
El memorando reconoce las limitaciones de suministro enfrentadas y establece que el estado “se asegurará de que Blue Shield entienda que Kaiser depende de una provisión suficiente de dosis”.
Kaiser no comenzó a vacunar a mayores de 65 años, de acuerdo con las pautas estatales, hasta mucho después de que otros proveedores comenzaran a hacerlo. Y algunos veteranos asociados a la institución se sintieron decepcionados por el retraso. “No es bueno para las relaciones públicas que, semana tras semana, las noticias muestren a los cuatro proveedores de atención médica más grandes del norte de California, y que Kaiser sea el único que todavía sigue con personal y personas mayores de 75 años”, afirmó Elizabeth Wieland, de 66 años, de Elk Grove, California, miembro desde hace 30 años.
Cuando Kaiser envió un correo electrónico a los pacientes, el 13 de febrero, alentándolos a “vacunarse en algún otro lugar más allá de Kaiser Permanente” si les resultaba posible, sintió como si estuvieran “tirando la toalla”, expresó Wieland. “Fue un ‘válgase por sí mismo’. No es lo que hubiera esperado, pero parece ser la nueva normalidad”.
El 20 de febrero, Adams envió una actualización para miembros, informándoles que la perspectiva de suministro había mejorado, porque el estado había “aumentado la asignación semanal de vacunas de Kaiser Permanente para que coincida mejor con la cantidad de miembros a los que servimos”. Como resultado, destacó el CEO, comenzaron a programar citas para mayores de 65 años.
Kaiser también está vacunando a mayores de 65 años en el estado de Washington, Virginia y Georgia, precisó un vocero.
Las quejas de los miembros no solo se referían al lento comienzo. También señalaron que Kaiser a veces publicaba información clave sobre el tema en lugares difíciles de encontrar, y que a menudo escuchaban las cosas de boca en boca antes de enterarse por la empresa. Algunos señalaron que, una vez que lograban inscribirse para la vacuna, se les prometía el envío de actualizaciones por correo electrónico, que nunca llegaban. Otros dijeron que, después de estar en la lista de espera de Kaiser, repentinamente eran desplazados en la fila sin explicación.
Janet Vorwerk, una enfermera de quirófano jubilada de Kaiser que vive en un suburbio de Denver, relató que cuando se incorporó a la lista de espera, en enero, ocupaba el puesto 20.991. El 15 de febrero estaba en el lugar 9.989, y luego, inexplicablemente, volvió a bajar al 11.258 dos días después, lo cual le resultó “muy desalentador”. Hasta el viernes, estaba en el puesto 10.269. “No entiendo cómo suben y bajan los números”, agregó Vorwerk, de 66 años. Aún así, culpa a las circunstancias más que a Kaiser. “Comprendo qué ocurre”, dijo. “No puedes sacar vacunas de dónde no hay. Pero al mismo tiempo, sería bueno tener una mejor idea de cuándo podría suceder”.
Algunos miembros destacaron que el desempeño de Kaiser ha mejorado recientemente.
Para Tom Spradley, un residente de Citrus Heights, California, de 84 años, la frustración inicial con Kaiser dio paso a un final feliz. El hombre llamó a la entidad para pedir una cita hace aproximadamente un mes, y estuvo en espera durante dos horas antes de darse por vencido. Luego comenzó a revisar la página de vacunas de Kaiser todos los días para obtener actualizaciones, pero no hubo ninguna durante varios días.
Finalmente, pudo conseguir un turno para él y su esposa en un sitio de Kaiser en Sacramento, a unos 20 minutos de distancia. La cita, dijo, fue un modelo de eficiencia. Les aplicaron sus primeras dosis y las segundas están programadas para el 12 de marzo. “Después de una semana de mala información sobre cómo conseguir una oportunidad, creo que realmente lo lograron y quedé impresionado por el buen trabajo que hicieron”, enfatizó Spradley.
Este artículo fue producido por Kaiser Health News, una sala de redacción nacional que brinda cobertura en profundidad de cuestiones de salud y que es uno de los tres programas operativos principales de la Kaiser Family Foundation. KHN edita California Healthline, un servicio independiente a nivel editorial de la California Health Care Foundation.
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