Mientras yacÃa muriendo por el coronavirus, su familia se despidió por una ventana
Susana GarcÃa, de 52 años, se convirtió en la primera residente del condado de Kern cuya muerte se atribuyó al coronavirus.
Héctor Juárez se despidió de su madre a través de la ventana, parado afuera del Centro Médico Regional de Delano el jueves.
Susana GarcÃa, de 52 años, estaba conectada a un ventilador y fuertemente sedada cuando el COVID-19 devastó su cuerpo. El miedo a la propagación del coronavirus altamente contagioso significaba que estaba aislada y que el hospital no permitÃa visitas.
Pero los empleados abrieron las persianas para que Juárez y su hermana pudieran mirar dentro de la sala en donde se encontraba GarcÃa en la planta baja de UCI.
“Llegamos a verla por última vezâ€, dijo Juárez, de 27 años.
GarcÃa murió a las 2:10 a.m. del viernes, convirtiéndose en la primer residente del condado de Kern cuya muerte se atribuyó al virus.
Semanas antes, ella habÃa estado celebrando con la familia.
Se reunieron en San José para el cumpleaños número 68 de su madre el 7 de marzo. Fue especialmente importante reunirse, señaló Juárez, porque su abuelo habÃa muerto un mes antes.
Aunque el condado de Santa Clara estaba emergiendo como un semillero temprano del virus, en ese momento habÃa reportado sólo 32 casos. Pasaron dÃas antes de que el Condado comenzara a prohibir incluso las reuniones públicas, y más de una semana antes de emitir una orden que ordenaba a los residentes quedarse en casa.
En ausencia de una guÃa federal clara, los estados americanos más grandes están siguiendo su propio camino.
Cuando GarcÃa regresó a su casa en Delano el 13 de marzo, tenÃa tos y secreción nasal que tomó como alergias. Durante los siguientes cinco dÃas, sus sÃntomas crecieron hasta incluir fiebre, sudores frÃos y fatiga aplastante.
Para el 18 de marzo, sintió que ya no podÃa respirar, dijo Juárez. Un miembro de la familia la llevó a la sala de emergencias y fue ingresada en UCI esa noche. Al dÃa siguiente, se le hizo la prueba de COVID-19. Sus resultados fueron positivos seis dÃas después.
Mientras tanto, su declive fue constante e implacable. La medicación para mantener baja la fiebre no parecÃa funcionar, ni las mantas refrescantes en las que estaba envuelta. Su temperatura se elevó a más de 105 grados. Las radiografÃas de tórax mostraron que sus pulmones estaban disminuyendo. Le aplicaron una máscara de oxÃgeno.
El martes, llamó a su hermana para decirle que tenÃa miedo, dijo Juárez.
“Estaba muy asustada por su vida porque tenÃa muchos problemas para respirarâ€, reveló. “Ella sabÃa en ese momento que algo estaba completamente malâ€.
Luego, el hospital sostuvo una conferencia telefónica con GarcÃa y su familia durante la cual los médicos dijeron que su cuerpo no estaba recibiendo suficiente oxÃgeno y que necesitaba que la pusieran en un respirador.
Bajo un puente muy concurrido en el centro de Hong Kong, las mujeres de los santuarios tradicionales usan pantuflas y ladrillos para alejar la mala suerte de los disturbios polÃticos, el declive económico y el coronavirus.
“Le aseguramos: ‘Mamá, todo va a salir bien. Te estaremos esperando aquà una vez que recuperes la salud de tus pulmones y todos podamos estar juntos en casa pronto’â€, dijo Juárez. “Esa fue la última vez que hablamos con mi madreâ€.
La familia tomó la difÃcil decisión de intubar a GarcÃa.
Juárez y su hermana, que viven a unos 30 minutos en Bakersfield, se apresuraron al hospital para ver a su madre antes de que la pusieran en la máquina. Pero para cuando llegaron, GarcÃa ya habÃa sido sedada, reveló Juárez.
Esa fue la primera vez que la vieron por la ventana, dos dÃas después fue la última, tres dÃas más adelante ella habÃa muerto.
A GarcÃa, la mayor de siete hermanos, también le sobreviven su madre, su hija, dos hijos y cinco nietas.
TenÃa antecedentes de afecciones médicas, incluida diabetes y problemas cardÃacos que provocaron una cirugÃa de triple bypass hace 12 años, manifestó Juárez. Hace unos dos años y medio, fue picada por una araña reclusa parda y casi pierde la pierna, dijo. Le tomó cerca de un año recuperar la sensación y aprender a caminar nuevamente.
La picadura de la araña también la orilló a dejar de lado su carrera como propietaria de una pequeña empresa, obligándola a alejarse de la tienda de artÃculos deportivos que habÃa adquirido en Delano después de vender una tienda de muebles que tenÃa antes, relató Juárez.
Pero su salud habÃa sido buena desde que se recuperó, señaló Juárez, y mantuvo una vida social activa.
Un grupo de derechos dice que los mexicanos están en “grave peligro†por la “temeraria indiferencia del presidenteâ€.
“Ella era conocida en la comunidad por su amabilidad y lo alegre que era su personalidadâ€, dijo. “Por eso tenÃa tantas amistadesâ€.
Desde la muerte de GarcÃa, la familia ha recibido una gran cantidad de apoyo de la comunidad. Una página de recaudación de fondos en lÃnea que Juárez creó para ayudar con sus gastos funerarios alcanzó su meta de $10.000 en 12 horas.
Pero el funeral en sà está en espera indefinidamente, ya que las reuniones están prohibidas. Por ahora, los miembros de la familia lloran solos.
También están preocupados.
Después de que GarcÃa se enfermó, otros miembros de la familia que asistieron a la reunión en San José fueron examinados para detectar el virus, y algunos de ellos son positivos, apuntó Juárez.
Se negó a revelar muchos detalles, por temor a los rumores que, según él, han llevado a algunos a referirse a él y a sus familiares como “una familia infectada†en las redes sociales.
Pero una de sus tÃas ahora está en una unidad de cuidados intensivos en San Francisco debido a COVID-19, y ella está luchando por su vida, manifestó.
“Tuvimos la pérdida de mi abuelo, ahora la pérdida de mi madreâ€, remarcó. “Dios sabe que no podemos soportar otra pérdida en la familia en este momentoâ€.
Juárez dijo que le preocupan los reportes de personas que abarrotan parques y van a la playa, y espera que escuchar su historia pueda llevarlos a obedecer las advertencias de los funcionarios de salud pública.
“Es importante que las personas se queden en casa, se mantengan seguras y tomen todas las precauciones que los departamentos de salud nos están dando para dejar de propagar este virusâ€, indicó. “Porque, desafortunadamente, nos golpeó en el hogar, pero puede golpear a cualquiera, y es devastadorâ€.
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