A medida que aumentan las crÃticas, el gobierno mexicano rechaza una lucha más agresiva contra el coronavirus
Un grupo de derechos dice que los mexicanos están en “grave peligro†por la “temeraria indiferencia del presidenteâ€.
Resistiendo los llamados para ampliar la lucha contra el coronavirus, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y sus principales asesores continuaron defendiendo una estrategia que, según dicen, equilibra las necesidades de salud pública con el daño potencial a la economÃa del paÃs.
“No queremos tener una cura que sea más costosa en términos sociales que la enfermedad realâ€, dijo a periodistas el jueves Hugo López-Gatell, subsecretario de salud del paÃs. “Hemos dicho muchas veces que hay algunas medidas que no tienen una base técnica, como el cierre de fronteras y aeropuertosâ€.
México ha tomado algunas medidas, como extender el descanso escolar de la Semana Santa, instar a las personas a trabajar desde casa y alentar el distanciamiento social, difundiendo ampliamente un personaje de dibujos animados llamado Susana Distanciaâ€.
Algunos estados y ciudades han exigido medidas adicionales. La Ciudad de México ordenó el cierre de bares, gimnasios, iglesias y museos y prohibió las reuniones de más de 50 personas, pero los restaurantes y otras tiendas permanecen abiertas y continúa la vida en la calle.
López Obrador ha dudado en imponer órdenes de quedarse en casa, toque de queda u otras restricciones más severas. Ha pedido a las familias mexicanas que supervisen la salud de sus seres queridos de la tercera edad.
El enfoque moderado del presidente le ha valido la crÃtica de expertos independientes de salud pública y una acusación el jueves de Human Rights Watch, con sede en Nueva York, de que está “poniendo al pueblo de México en grave peligroâ€.
“El comportamiento del presidente López Obrador frente a la crisis de COVID-19 es un ejemplo profundamente peligroso que amenaza la salud de los mexicanosâ€, dijo José Miguel Vivanco, director para América de Human Rights Watch, quien ha sido un crÃtico frecuente del presidente mexicano.
Hasta el jueves por la noche, México habÃa confirmado al menos 585 infecciones por coronavirus y ocho muertes. Esas cifras son más bajas que en Brasil y Chile, pero los expertos sospechan que están incompletas.
“Estamos viendo una muestra de pacientes que tienen sÃntomas y se han presentado en hospitalesâ€, dijo Eduardo González-Pier, un ex funcionario de salud pública que ahora trabaja en el sector privado. “No tenemos una imagen clara de la población que ha estado expuesta y no ha presentado sÃntomas. ... Nadie sabe realmente cuántos casos hayâ€.
Según la propagación del virus en China, los funcionarios de salud mexicanos estimaron la semana pasada que hasta 250,656 mexicanos podrÃan contraerlo, y 10,528 requerirán cuidados intensivos en el hospital. No publicaron estimaciones de cuántos de ellos morirÃan.
Los funcionarios del gobierno dicen que están preparados para imponer medidas más drásticas si es necesario, pero que harán todo lo necesario para evitar aumentar el estrés económico sobre los pobres. Alrededor de la mitad de la población mexicana no tiene ahorros, dijo López-Gatell, la persona clave del gobierno en la crisis.
“No se puede restringir severamente la actividad social y económicaâ€, dijo. “CausarÃa un daño posiblemente irreparable para una gran cantidad de familias que viven dÃa a dÃa, pequeños comerciantes, profesionales independientes, pequeñas empresas, trabajadoras domésticas, por ejemplo, vendedores ambulantesâ€.
A pesar de las intensas crÃticas de profesionales médicos independientes, muchos mexicanos apoyan el enfoque actual del gobierno, con la esperanza de evitar una repetición de 2009, cuando el brote de gripe porcina provocó el cierre de la capital durante una semana, interrumpiendo severamente la actividad económica y social.
“Si no trabajo, no puedo traer dinero a casa para alimentar a mis hijosâ€, dijo MartÃn Salgado, de 34 años, padre de dos hijos que trabaja en un estacionamiento en el centro de la Ciudad de México. “Lo entiendo, no se den la mano, mantengan una distancia personal, usen una mascarilla, pero no hay necesidad de cerrar todo. ¿Cómo sobrevivirÃamos?â€.
En el centro de la Ciudad de México, pocos residentes llevaban mascarillas en una tarde reciente y la mayorÃa de las tiendas estaban abiertas, aunque el tráfico era mucho más ligero de lo habitual. El sistema de Metro de la ciudad, que normalmente tiene 6.3 millones de pasajeros diarios, vio menos de la mitad de ese número el miércoles, dijeron las autoridades.
Incluso antes de que López Obrador asumiera el cargo en diciembre de 2018, el sistema de salud pública de México estaba tenso. El presidente ha recortado los presupuestos de los hospitales y cancelado los contratos con las compañÃas farmacéuticas como parte de su cruzada contra la corrupción.
Una pregunta importante es si la tasa de infección y mortalidad de México seguirá las lÃneas de tendencia de un lugar como Taiwán, que ha mantenido un número relativamente bajo de casos de COVID-19, o paÃses donde se ha disparado, como España o Italia, donde los hospitales han sido abrumados con pacientes y muertes.
“Tenemos un gobierno que parece no tener idea del tamaño del problemaâ€, dijo Luis Miguel González, director editorial del periódico El Economista. “Y no tienen un juego de herramientas apropiado para esta situaciónâ€.
Un punto demográfico a favor de México es que tiene una población mucho más joven que España o Italia. Sin embargo, también tiene altos niveles de enfermedades crónicas, incluida la diabetes, que contribuyen a tasas de mortalidad más altas. Un 16% de los mexicanos tiene diabetes.
La economÃa de México ya está en problemas, registrando un crecimiento casi nulo en 2019. López Obrador ha dejado en claro que estarÃa a favor de un plan de rescate que diera donaciones directas a las personas de bajos ingresos y otras poblaciones vulnerables, incluidos los ancianos, discapacitados y estudiantes.
“No tendremos rescates al estilo del perÃodo neoliberal, cuando dieron apoyos a bancos y grandes empresasâ€, dijo López Obrador en una conferencia de prensa esta semana. “¿A quién tenemos que rescatar? Los pobres, para el bien de todos, primero los pobres “.
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