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Lujo y estilo de vida sostenible post-covid

Columnista Claudia Gómez
Claudia Gómez/Columnista

Llegó la hora de regresar a esos lugares y esos momentos que nos han quitado el aliento. La tecnología y la bioseguridad se convierten en nuestros grandes aliados.

La llegada de la pandemia puso al mundo en una incertidumbre que atravesó completamente los bastiones de la salud, hasta tocar el comercio en sus más delicadas entrañas. Al principio, la situación no fue fácil, especialmente porque el confinamiento en toda la región latinoamericana le puso límites a la acostumbrada vida productiva, y tocó a unas áreas más fuerte que a otras.

El sector que encierra lo que se llama estilo de vida y que contempla viajes, hotelería de lujo, vehículos, moda, joyas, arte y gastronomía –entre otros placeres- fue, quizás, uno de los más vulnerables frente a esa nueva normalidad imperante. Lo cierto es que disminuyó ventas en un 23 por ciento, según un estudio realizado por la consultora Bain & Company y la Asociación italiana Altagamma, sobre la comercialización de artículos y servicios de alto valor. Pero, también fue el que logró reinventarse, para seguir dando la ‘batalla’. Así es como, a través de la virtualidad, continuó generando impacto entre sus asiduos clientes y todas aquellas personas amantes de la exclusividad.

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No cabe duda, la digitalización se convirtió en la herramienta que no solo puso en operación a Latinoamérica -en toda su extensión- sino que también despertó la reinvención de una serie de métodos que permitieron que fluyera el comercio, sin riesgos de contagio. El más importante fue la transacción en línea, que pasó a ser el mecanismo apropiado de compra. De hecho, en el informe de Bain & Company también se deja claro que, en los primeros cinco meses de este 2021, ayudó a aumentar las ventas en un 85 por ciento, siendo los productos de mayor venta: zapatos, bolsos exclusivos, vestuario y nuevas colecciones de joyas y bisutería.

COSAS DEL BUEN COMER

Así mismo, el estudio muestra que la generación Z, o aquellas personas entre los 18 años en adelante, son las que han motivado el aumento en las marcas de lujo en 1,5 por ciento, a la vez de ser las que esperan una mejor experiencia de cliente y buscan afirmar su identidad, a través de su estilo. Esto también incluye restaurantes gourmet, como los preferidos por este público, y por gente con más de cuarenta años que no deja de mostrar su éxito económico, y se permite elegir sitios de gastronomía de élite, con óptimas cavas de vino, y –por supuesto- que ofrezcan un aforo seguro.

Sin embargo, no hay que dejar de lado que ahora también se le apunta, en gran medida, a la gastronomía conocida como food delivery, que es el nuevo hábito de consumo, pero no solo para la comida a la que se tilda de ‘rápida’, sino también para la creada en laboratorios de buen concepto culinario, que han tenido que empezar a comercializar su menú por este medio, teniendo en cuenta la nueva realidad.

Con todo esto, el consumidor es cada vez más consciente de lo que come, de lo que bebe y de las nuevas propuestas de alimentación, como eje de partida para el bienestar. Y esto lo entienden restaurantes connotados, que en su búsqueda por una región más sostenible, hoy descubren el respeto por cada producto, realzando sus valores nutricionales y sus componentes fundamentales e implantando un sistema delivery ecológico, y contratando proveedores locales con producción orgánica y trazable.

Lo interesante es que después de la covid hay muchos negocios que están emergiendo más fuertes y, sin duda alguna, más innovadores, y su principal objetivo es permitir que las personas vuelvan a disfrutar de experiencias únicas en las que se mezcle el lujo con un estilo de vida sostenible, y les ayude a volver a soñar y recuperar el tiempo perdido.

ASÍ VA LA INDUSTRIA TURÍSTICA

Valga decir que otra de las fuentes del buen estilo de vida que ha logrado despertar, aunque a paso lento, es el turismo –con todos sus agregados-. Lo cierto es que en la medida en que fueron llegando a su fin los estados de emergencia por el virus, esta industria potenciaba descuentos y promociones atractivas, además de prometer servicios de la más alta calidad, en lugares paradisíacos, con todos los protocolos de bioseguridad.

Los gobiernos, a su paso, capitalizaron la importancia por darle impulso a este sector vital para la economía mundial, siendo el tercer renglón de mayor trascendencia porque -como un efecto dominó- detrás de él se ‘arropan’ una decena de productos y servicios relacionados. No obstante, según cifras de la Organización Mundial del Turismo (OMT) genera entre 100 y 120 millones de empleos y un gasto de visitas internacionales entre 910.000 millones de dólares y 1,2 billones de dólares.

Y aunque las cosas todavía no están completamente bien, ya que con base en el más reciente informe de la OMT, tanto el turismo internacional como sus sectores han sufrido una pérdida de entre 1,7 y 2,4 billones de dólares, en lo corrido de este 2021, se espera que la reactivación y los planes de vacunación ayuden a un repunte interesante en el sector durante este segundo semestre.

VIAJAR, CON SOSTENIBILIDAD

Con todo eso, el 2020 será recordado como un año que marcó un antes y un después, pero también del que salió un consumidor más exigente y mucho más cualitativo, que compra de manera racional y le apuesta a viajar con alma y, claro, con calidad.

Así lo deja ver el estudio de Bain & Company y la Asociación italiana Altagamma, que también destaca que hoy la mayor parte de los viajeros, especialmente la generación Z, buscan marcas y servicios que tengan un compromiso social con la sostenibilidad, la diversidad, la equidad y la inclusión.

Desde esa perspectiva, el post-covid-19 también le está dando oportunidad al turismo de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Es por eso que ahora, especialmente en América Latina y el Caribe (ALC), trabaja por una recuperación verde, inclusiva y resiliente.

No es un secreto que la región tiene un inmenso potencial turístico basado en sus recursos ambientales -naturales y socioculturales-, así como una de las mayores biodiversidades del planeta. Por eso mismo, hoy el ecoturismo de lujo se plantea como una nueva forma de dar continuidad a las actividades de esta área de la economía como fuente generadora de recursos, a la vez que se concientiza sobre la necesidad e importancia de conservar el medio ambiente y promueve el uso racional de los ecosistemas terrestres.

Con este nuevo enfoque, el sector turístico tiene esperanza de fortalecerse o recuperarse. Lo cierto es que el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) dice que el ecoturismo le ofrece un mayor parte de tranquilidad a los viajeros, que buscan bioseguridad extrema, al ofrecerles contacto directo con la naturaleza; “y las cifras demuestran el impacto que empieza tener en el mundo, pues en 2019 aportó a la economía mundial 10,3 por ciento del PIB universal, y el 6,8 por ciento del comercio mundial”.

Esperemos que nuestra región comience a ser ejemplo y se convierta en el itinerario más solicitado, pero no solo por su sostenibilidad y rica biodiversidad, sino también porque garantiza lujo y exclusividad, de primera mano. Al final del día, el lujo es y siempre será aspiracional; es un intangible que nos permite soñar y hace que podamos vivir experiencias únicas y fascinantes ¡Necesitamos volver a eso!

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