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Superbacteria en hospital de Tijuana resalta diferencias en el control de infecciones en la frontera

SAN DIEGO UNION-TRIBUNE

Para la persona promedio que se atiende médicamente en Estados Unidos es relativamente fácil averiguar qué tan bien su hospital local controla las infecciones.

Tan solo con ingresar el código postal del área que quiera investigar en el sitio web de comparación de hospitales del gobierno, es posible revisar los datos recientes sobre una media docena de tipos de infecciones adquiridas en el hospital seleccionado. Con unos cuantos clics más también se pueden comparar fácilmente los resultados de varios hospitales en un área determinada entre sí.

Pero con frecuencia ese no es el caso en otros países.

El doctor Víctor Rosenthal, investigador radicado en Buenos Aires y presidente del Consorcio Internacional de Control de Infecciones Nosocomiales, ha pasado 30 años estudiando el monitoreo y la prevención de infecciones hospitalarias en docenas de países, viajando más de 12 millones de millas para promover mejores prácticas.

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La mayoría de los países no tienen sistemas tan consistentes como los que se pueden encontrar en Estados Unidos y Europa, señaló.

“Simplemente no es fácil saber cuáles son las tasas de infección real en muchos, muchos países porque este tipo de información, sencillamente no se informa sistemáticamente”, aseveró Rosenthal.

Este hecho es muy relevante dada la advertencia de viaje emitida el 9 de enero por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), donde se aconseja a los viajeros evitar el Hospital Grand View de Tijuana “hasta que el gobierno mexicano pueda confirmar que la bacteria pseudomonas aeruginosa en su forma resistente a los medicamentos se ha eliminado”.

Los CDC reiteraron esa advertencia hace pocos días, y recientemente una portavoz del organismo dijo que el número de casos confirmados relacionados con Tijuana ha aumentado de 11 a 14, con tres casos más en espera de confirmación. La mayoría de los casos involucraron a turistas médicos que fueron a México por cirugías para perder peso.

“Los dos casos más recientes confirmados son pacientes que informaron haberse sometido a una cirugía en Grand View en enero, cuando se informó que el área quirúrgica de Grand View fue cerrada, ambos desarrollaron infecciones después de que regresaron a casa en Estados Unidos”, dijo Martha Sharan, una especialista en asuntos públicos de los CDC en un correo electrónico.

Considerada una superbacteria por su resistencia evolutiva a muchos antibióticos comunes, las pseudomonas resistentes a múltiples medicamentos matan a unas 440 personas e infectan a unas 6700 cada año en Estados Unidos, según los CDC.

Pero está bastante claro que la infección está lejos de ser la primera preocupación de los turistas médicos que abandonan el país para someterse a una cirugía para perder peso en México.

El precio es a menudo el principal factor decisivo, comentó el doctor Maher El Chaar, director médico adjunto de cirugía bariátrica en la Universidad de Temple y la Red de Salud de la Universidad de St. Luke en Allentown, Pensilvania.

Existe un fuerte incentivo económico para que los estadounidenses viajen al sur de la frontera para realizar procedimientos como la banda gástrica y la gastrectomía en manga, cirugías que reducen en gran medida la cantidad de alimentos que el estómago de una persona puede contener, y por lo tanto provocan una pérdida de peso.

Un sitio web que ayuda a los pacientes potenciales a comprender lo que cubrirá su seguro de salud es obesitycoverage.com, ahí se indica que el costo promedio de cada procedimiento en Estados Unidos es de casi 15 mil dólares por paciente. Sin embargo, el sitio llamado weightlossagents.com anuncia la manga gástrica en Grand View por solo 3999 dólares y la banda gástrica por laparoscopía en 3749 dólares, lo cual sin duda atrae a turistas médicos.

Esa diferencia de precio, insistió El Chaar, no significa llanamente que los médicos estadounidenses cobren más por avaricia. Se debe primordialmente a que la cantidad de atención pre y posquirúrgica que reciben los pacientes bariátricos en los centros americanos es mucho mayor.

Los centros de cirugía bariátrica de Estados Unidos, agregó El Chaar, deben seleccionar cuidadosamente a los pacientes que probablemente tendrán resultados exitosos, porque las agencias reguladoras siempre están supervisando. Demasiadas infecciones y reingresos después de una operación inicial pueden convertirse rápidamente en una mancha en la reputación de un centro quirúrgico, lo que hace que sea más difícil negociar contratos con compañías de seguros de salud, además de dejar a los pacientes con resultados menos que óptimos.

“La gente realmente no se da cuenta de que los estándares no son los mismos, los resultados quirúrgicos no son los mismos, no hay seguimiento”, explicó El Chaar. “Puede que esté ahorrando dinero, no hay duda al respecto, pero hay una razón por la que esos procedimientos son más baratos en México. Simplemente no se les exige tener la misma capacitación o seguir los mismos estándares que a nosotros”.

Las compañías de seguros de salud estadounidenses cubren la cirugía de pérdida de peso para aquellos con problemas graves de peso, generalmente definidos como cualquier persona con un índice de masa corporal de 40 o más, o bien de 35 para aquellos con otra afección médica concurrente.

Esto significa que el turismo médico para la cirugía bariátrica, continuó explicando El Chaar, tiende a ser para aquellos que están más sanos y tienen índices de masa corporal en el rango de 25. Debido a que estos pacientes tienden a ser más móviles y se sienten más saludables, pueden sentirse más cómodos viajando.

También pueden tener más suerte con los requisitos de ingreso a las salas quirúrgicas en esos centros al sur de la frontera que en Estados Unidos, donde los pacientes con diabetes no controlada, fumadores, usuarios de drogas y aquellos con apoyo social inadecuado en el hogar, a menudo son rechazados debido a un mayor riesgo de complicaciones.

Pero eso no significa que los médicos como El Charr no vean su parte de turistas médicos bariátricos. El médico expresó que ha tenido que corregir muchas cirugías realizadas en otros países, incluidas algunas operaciones falsas en las que se le dijo a un paciente que estaba recibiendo un procedimiento de pérdida de peso u otro, pero cuando un equipo quirúrgico lo examina no encuentra que se le haya practicado algo.

“A veces, los pacientes terminan recibiendo el procedimiento incorrecto para su condición específica o desarrollan complicaciones quirúrgicas como sangrado u obstrucción”, señaló El Charr. “En situaciones en las que un paciente no recibió el procedimiento correcto la primera vez, muchos médicos podrían negarse a verlo para una revisión, porque ellos no realizaron la intervención inicial”.

Otros factores, como la forma en que la dieta de un paciente debe cambiar después de la cirugía, requieren una instrucción extensa y semanas de seguimiento, meses o incluso años después de que se complete el procedimiento. Las evaluaciones psiquiátricas, agregó, también son importantes.

“Se puede tener lo que se conoce como transferencia de adicción, donde una persona puede estar usando los alimentos como consuelo o gratificación, y hemos visto que se puede transferir esa adicción al alcohol o las drogas”, explicó El Chaar.

En términos de control de infecciones, el especialista dijo que la prevención efectiva comienza cuando cada hospital se familiariza con los microorganismos específicos presentes en su entorno particular. Señaló que conocer esta información es fundamental para seleccionar los antibióticos adecuados de amplio espectro, para administrar a los pacientes justo antes y justo después de la cirugía.

El seguimiento de los protocolos de control de infecciones forma parte de las inspecciones y auditorías a las que la mayoría de los hospitales estadounidenses deben someterse para obtener la licencia. El uso de los tipos correctos de desinfectante en quirófanos y equipos quirúrgicos, dijo, es solo una parte del control de la infección en la cirugía bariátrica.

Permitir que el nivel de oxígeno en la sangre de un paciente baje demasiado después de la cirugía, operar pacientes con diabetes fuera de control y no tener el tipo correcto de flujo de aire en los quirófanos también son factores críticos de infección.

Al visitar un hospital en un país extranjero es difícil saber si se siguen estos tipos de procedimientos. El Consejo General de Salud de México sí certifica hospitales, y cualquiera puede descargar una lista de 42 hospitales certificados en México, aunque se desconoce qué implica exactamente lo que se presenta en la lista.

Grand View no aparece en la lista, y los funcionarios del gobierno mexicano no estuvieron disponibles al momento de la redacción de esta nota para explicar por qué o para detallar los protocolos de rutina para la prevención de infecciones, la supervisión y la vigilancia de las infecciones adquiridas en el hospital en el sistema de salud de México.

El doctor Víctor Rosenthal, el experto en infecciones adquiridas en hospital que ha trabajado toda su carrera para mejorar la detección y prevención de infecciones en países de bajos recursos en todo el mundo, ha estado operando un sistema voluntario de prevención de infecciones en decenas de países durante décadas. Dijo que a la fecha solo cinco hospitales en cuatro ciudades mexicanas participan voluntariamente.

El médico radicado en Buenos Aires reconoce que es un tamaño de muestra muy pequeño, pero que esos datos que su organización ha podido recopilar muestran brechas entre las tasas de infección quirúrgica en los hospitales mexicanos y estadounidenses. Los datos de 2005 a 2010, continuó Rosenthal, indican que al menos entre los cinco hospitales mexicanos que enviaron datos, la infección del sitio quirúrgico fue de alrededor del 7 por ciento en comparación con el 1.3 por ciento en los hospitales de Estados Unidos.

Señaló que hasta el momento no ha visto evidencia de un sólido sistema de monitoreo y cumplimiento en México. Tener las pautas o guías, agregó, no es suficiente.

“Sin un informe público contundente es imposible saber realmente qué está pasando”, aseveró Rosenthal.

Sisson escribe para el U-T.

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