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La ONU, preocupada por los excesos de las fuerzas de seguridad de Birmania

La ONU expresó hoy “profunda preocupación” por los informes sobre la violencia perpetrada por las fuerzas de seguridad de Birmania en el oeste del país, donde se han producido varios enfrentamientos en la última semana, y pidió calma para “evitar una catástrofe humanitaria”.

“El secretario general (Antonio Guterres) está muy preocupado por los informes sobre los excesos en las operaciones de seguridad llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad de Birmania en el estado de Rakhine”, dijo la portavoz adjunta del jefe de la ONU Eri Kaneko en un comunicado.

El llamamiento se produce después de que más de 38.000 miembros de la minoría musulmana rohinyá hayan huido en la última semana a Bangladesh tras reavivarse la violencia en la zona iniciada por ataques de insurgentes musulmanes contra puestos policiales y militares y una contundente respuesta de las fuerzas de seguridad.

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La ONU quiso en el texto subrayar la “responsabilidad del gobierno de Birmania de proveer de seguridad y asistencia a todos los que lo necesiten” y a permitir a la ONU y otras organizaciones a proveer de ayuda humanitaria.

“La actual situación pone de manifiesto la necesidad urgente de buscar un enfoque integral para abordar las causas de base de la violencia”, agrega el comunicado.

Asimismo, apunta que el secretario general “aprecia los esfuerzos de las autoridades y comunidades de Bangladesh de satisfacer las graves necesidades de los recién llegados”, a la vez que pide al gobierno de ese país que se aseguro que los desplazados tienen acceso a las ayudas que proveerá la ONU.

Las autoridades de Bangladesh han intentado impedir el ingreso en el país de los rohinyás desde la semana pasada.

Este éxodo de los rohinyás se produce nueve meses después de que al menos otros 70.000 huyeran de la misma zona en medio de asaltos indiscriminados del Ejército tras otro ataque de insurgentes rohinyás, una campaña militar denunciada por la ONU y ONGs por la vulneración de los derechos humanos.

Más de un millón de rohinyás viven en Rakhine, donde sufren una creciente discriminación desde el brote de violencia sectaria de 2012 que causó al menos 160 muertos y dejó a unas 120.000 personas confinadas en 67 campos de desplazados.

Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a los rohinyás y Bangladesh los considera ciudadanos birmanos.

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