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Las cámaras están apareciendo en lugares insospechados

Albert Borrero, muestra sus Snapchat Spectacles, un sistema de video insertado en unas lentes de sol que permite grabar videos y enviarlos a las redes sociales de Snapchat.

Albert Borrero, muestra sus Snapchat Spectacles, un sistema de video insertado en unas lentes de sol que permite grabar videos y enviarlos a las redes sociales de Snapchat.

(Al Seib / Los Angeles Times)

¿Me está guiñando el ojo, o solo está encendiendo las diminutas cámaras incrustadas en sus lentes de contacto?

Usted podrá debatirse esta cuestión muy pronto ya que Sony y Google están desarrollando cámaras en lentes de contacto que pueden tomar fotos, y posiblemente video, en un abrir y cerrar de ojos.

La tecnología está yendo por este camino. Snap ya ha introducido lentes de sol que graban videoclips de 10 segundos y los envían a Snapchat, una empresa que reproduce diez mil millones de videos al día.

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Bienvenidos a la convergencia de cámaras, redes sociales y plataformas que van desde los ojos de una persona, piel y ropa hasta objetos comunes como cepillos de dientes, joyería, botones de camisa, latas de refrescos y osos de peluche.

Estados Unidos se ha convertido en una sociedad de capturar y compartir inundando redes sociales con contenido que es alternativamente sublime, entrañable, trivial y violento. Este contenido puede ayudar a conectar amigos y familiares, pero también puede convertirse en un asalto a la privacidad y la civilidad.

Los analistas estiman que el público ve más de ocho mil millones de videos por día en Facebook y casi cinco mil millones en YouTube. Los usuarios de Instagram comparten cerca de ochenta millones de fotos al día.

Una persona necesitaría siglos para ver solo los videos actualmente disponibles en Facebook.

“Los estadounidenses sienten la compulsión de compartir los matices de sus vidas, especialmente si los hace verse bien”, dijo Darin Andersen, fundador de la empresa de seguridad con sede en San Diego CyberTECH. “Y más de lo que está sucediendo en vivo en las redes sociales, lo que significa que muchas cosas malas salen antes de que puedan ser editadas. Parece que todo el mundo está captando imágenes y todo el mundo está viendo”.

Somos voyeuristas digitales.

Y nos da vergüenza reconocerlo.

Una encuesta del 2016, dirigida por la Fundación Newmark, dijo que alrededor de 80 por ciento de los estadounidenses mayores de 18 años usan las redes sociales diariamente. Pero el 95 por ciento de ellos tienen poca o ninguna confianza en que las empresas de redes sociales protegerán la privacidad de sus datos.

Eso no es suficiente para detenerlos de ir en línea, donde el rango de la tarifa abarca la experiencia humana.

Por ejemplo, The New York Times recientemente provocó a las masas con un video de 16 minutos mostrando a la gente común decidir si saltar de un trampolín de 10 metros o no. Ese video fue publicado en línea poco después de que cuatro hombres cerca de Chicago usaron Facebook Live para transmitirse a sí mismos golpeando a una persona mentalmente discapacitada.

El cofundador de Facebook Mark Zuckerberg ha dicho que no se sorprendería si la mayor parte del contenido del sitio pronto estuviera compuesto de video.

Una línea de pensamiento similar permea en Chasing Shadows, una nueva antología de historias y ensayos que explora cómo evolucionará probablemente el mundo digital y cómo podría afectar la privacidad y la cultura.

El libro fue editado por David Brin de Carlsbad, un galardonado autor y futurista que dijo en un ensayo de clausura: “Las cámaras seguirán siendo más baratas, más pequeñas, mejores, más móviles y más numerosas -cada año- a un ritmo mucho más rápido que La ley de Moore”.

“Pronto serán demasiado pequeñas para ser detectadas, escondidas en el arete de esa mujer o en el botón de la camisa de ese compañero. Luego en la esquina de cada par de lentes de sol baratos”.

Esta tecnología ya está surgiendo.

El año pasado, Snap presentó Spectacles, los lentes de sol que pueden grabar ráfagas de 10 segundos de video y enviarlas a Snapchat.

“Los lentes hacen recuerdos, desde su perspectiva”, decía el texto publicitario del producto.

Los lentes de sol emiten una luz hecha para que la gente sepa que está siendo grabada. Pero eso no disipó las preocupaciones de privacidad del escritor de tecnología David Papp, quien dijo en una reseña: “Existe la posibilidad de que la gente los use de manera inapropiada. Los clips embarazosos podrían resultar virales. Si los usuarios los usan en baños públicos o capturan videos furtivos de comentarios descuidados, existe la posibilidad del abuso”.

Otros dispositivos podrían resultar aún menos identificables.

La empresa emergente de San Diego MiP.O.V. Technologies está desarrollando una cámara portátil tan pequeña, que mucha gente no la notaría. Y esa es la meta.

“Queremos que la gente capture momentos auténticos, no aquellos en los que sientan que tienen que actuar de cierta manera para obtener muchos likes”, dijo Nick Phillips, director ejecutivo de la compañía. “En 10 años, la gente se preguntará, ‘¿Por qué no tomamos aún más fotos? Había tantas cosas interesantes sucediendo”.

El público también puede tener otras preguntas, tales como: ¿Esta pequeña cámara capturará a los transeúntes que no quieren estar en la foto? ¿Cómo protegerás su privacidad?

Sony puede empujar el campo aún más lejos. El año pasado, la compañía presentó una patente para una cámara instalada en lentes de contacto que envía fotos sin cables a dispositivos digitales, incluyendo tabletas y teléfonos inteligentes. El usuario fotografiaría una imagen parpadeando su ojo de cierta manera.

El siguiente paso podría ser transmisiones en vivo a Facebook, Instagram, YouTube y otras plataformas en línea.

Eso haría a la tecnología básicamente igual que la cámara de lente de contacto en Eyejacked, una de las historias cortas que aparece en Chasing Shadows.

Esta historia de ciencia ficción “del futuro cercano” se centra en Alicia, quien usa los anteojos para transmitir en directo la mayor parte de lo que sucede en su vida. Ella es un lilo, que es la forma corta del nombre usado en esa historia para designar a una persona que graba su vida.

Alicia está obsesionada con ser muy conocida. Así que cuando su hija casi muere por una reacción alérgica a los cacahuates, Alicia muestra el incidente, atrayendo de inmediato la atención de los espectadores de todo el mundo.

El día anterior, Alicia le había dicho a su marido, Patrick, “Honestamente, la manera de entrar en los altos rangos (en el mundo de los lilos) es tener algún tipo de tragedia personal”.

Eyejacked es un cuento de advertencia de David Walton, un autor que vive en Filadelfia y dijo a The San Diego Union-Tribune: “Algunas personas se enamoran de sus vidas y quieren ponerlas por ahí. Nunca haría algo así. Mi vida ya no se sentiría real. Sería consciente de que la gente me estaría mirando. Me comportaría de otra manera”.

Otros escritores también están angustiados acerca de la convergencia de las cámaras y el mundo en línea. Entre ellos está Dave Eggers, quien escribió The Circle, una novela de ciencia ficción entre las más vendidas que se estrenará pronto como película.

Robbins escribe para el U-T.

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