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La moda como lienzo vivo y tridimensional

Una modelo posa con un diseño del modisto español Manuel Fernández y pintado por el artista cubano Jorge Perugorría en La Habana.

Una modelo posa con un diseño del modisto español Manuel Fernández y pintado por el artista cubano Jorge Perugorría en La Habana.

(Alejandro Ernesto / EFE)

Diseños del modisto español Manuel Fernández sirven de lienzo en tres dimensiones para que artistas cubanos y españoles como Manuel Mendive, Cuty, Rafael Canogar o Ouka Leele plasmen sus creaciones, una iniciativa del Fashion Art Institute que desembarca en La Habana tras pasar por 20 países.

“El resultado demuestra que funciona la combinación de arte y moda y también que funciona el lenguaje entre España y Cuba”, contó Fernández, promotor de este proyecto en el que han participado casi 300 artistas de todo el mundo.

Las creaciones forman parte de la exposición Fashion Art Havana, que se inauguró el pasado martes 31 de enero en la Galería Orígenes del Gran Teatro Alicia Alonso, sede del Ballet Nacional de Cuba y cuyas bailarinas posaron con esos originales trajes, que convierten el arte en “algo vivo y dinámico”, indicó Fernández.

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Con la curaduría de Juan Carlos Moya, buen conocedor de la escena artística cubana, se seleccionaron los artistas isleños como Carlos Balseiro, Ernesto Rancaño o Eduardo Abela, Jorge Perugorría, Esterio Segura, Manuel Mendive o Gustavo Echevarría “Cuty”, a los que se encomendaron creaciones “que evocaran el ambiente que se respira en Cuba en estos momentos”.

“Yo quería que fuera lo más auténtico posible. Contactamos con Quitrin, la empresa cubana que hace las guayaberas. Les entusiasmó el proyecto y sus modistas han confeccionado y hecho los patrones de mis diseños con un resultado espectacular”, explicó Fernández.

Mientras una bailarina del Ballet Nacional de Cuba se prueba uno de los vestidos para una sesión de fotos, el artista plástico Cuty ve por primera vez cómo su creación queda sobre una modelo: un diseño largo y sexy, con una abertura sobre el ombligo, en el que ha pintado símbolos comunistas como la hoz y el martillo, y una capa en la que ha plasmado el rostro de Vladimir Lenin.

“Es un diseño muy posmoderno y sensual. Usé la hoz y el martillo para darle mayor contradicción al mezclar algo que es sexy con algo dogmático y cerrado”, explicó Cuty sobre su creación, en la que juega de nuevo con los símbolos del realismo socialista tan habituales en su obra.

La impronta soviética en la cultura cubana también ha sido la fuente de inspiración para el artista Eduardo Abela, quien pintó directamente a mano sobre su traje, estructurado y fragmentado en tres partes, una matrioska, las tradicionales muñecas rusas que se insertan una dentro de la otra.

“Trabajé a partir de la forma del vestido. Me senté para ver qué me sugería la misma forma del vestido y la idea me vino de repente porque tengo en mi casa unas matrioskas que no cerraban bien y se veían en tres piezas”, relató Abela, nieto de un conocido artista cubano de la primera mitad del siglo XX, de quien heredó la vocación y el nombre.

Para el artista, su creación evoca la herencia rusa adoptada a raíz del viraje comunista de la Revolución y la amistad con la Unión Soviética de una sociedad cubana que sin embargo “nunca perdió su esencia caribeña ni afrodescendiente”.

Tras casi veinte años de andadura y varios intentos, aterriza en Cuba el proyecto de Fashion Art, que nació en 1998 cuando le propusieron al modisto Manuel Fernández que un artista plástico pintara sobre uno de sus vestidos de novia.

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