Washington y Seúl blindan su alianza ante los desafíos de Corea del Norte
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Seúl — El nuevo secretario de Defensa de EE.UU., James Mattis, apostó hoy en Seúl por “reforzar” la alianza con Corea del Sur, para responder a los desafíos armamentísticos del presidente norcoreano, Kim Jong-un, durante su primera misión en el exterior.
Mattis inició en Seúl una gira de tres días que le llevará también a Japón, los dos primeros destinos adonde viaja un miembro del Gabinete de Donald Trump en lo que supone un claro gesto de la nueva Administración para mantener a ambos países como socios estratégicos.
Los dos aliados esperaban a Mattis con cierta inquietud ante la imprevisible política exterior de Trump, y después de que el magnate neoyorquino amenazara durante su campaña electoral con retirar las tropas estadounidenses de Japón y de Corea del Sur por el elevado coste que suponen.
El exmilitar despejó estos temores al reafirmar el compromiso estadounidense con Seúl, que incluye medidas de disuasión armamentística como el despliegue del escudo antimisiles THAAD, aunque no dio más pistas sobre la postura que adoptará la nueva Administración ante Corea del Norte.
El jefe del Pentágono y el director de la Oficina de Seguridad Nacional surcoreana, Kim Kwan-jin, destacaron durante una reunión la necesidad de dar “una firme respuesta” a futuras provocaciones de Pyongyang a partir de su “cooperación indisoluble”, según informó en un comunicado la oficina presidencial surcoreana.
“Vamos a trabajar hombro con hombro”, dijo por su parte Mattis, quien añadió que el presidente Trump “concede un carácter prioritario a la alianza entre los dos países”, en declaraciones recogidas por la agencia local Yonhap.
“Nuestra nueva Administración hereda una fuerte y prestigiosa relación bilateral. Estamos comprometidos a mantenerla e incluso a reforzarla, especialmente ante las provocaciones que afrontamos del Norte”, destacó Mattis tras reunirse con el primer ministro y presidente surcoreano en funciones, Hwang Kyo-ahn.
Desde comienzos de año, Pyongyang ha amenazado en varias ocasiones con probar un misil balístico intercontinental (ICBM), un test que, de ser ejecutado con éxito, supondría un paso más en el desarrollo de un arma nuclear capaz de alcanzar territorio estadounidense.
Los expertos consideran que, para hacer frente a los programas atómico y de misiles de Corea del Norte, Washington deberá elegir entre las vías de la negociación, la del aislamiento y la presión económica a través de las sanciones -por la que apostó la anterior Administración de Barack Obama- o la militar.
En este sentido, Mattis y el jefe de la inteligencia surcoreana coincidieron en seguir adelante con el despliegue del THAAD (siglas de Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud), pensado para interceptar proyectiles lanzados por Corea del Norte y previsto para este año.
Esta decisión, sin embargo, ha generado un firme rechazo de China y Rusia, que consideran que los potentes radares del THAAD podrían servir para obtener datos de inteligencia de sus bases militares más cercanas.
El general retirado y conocido con el apodo de “Perro Loco” defendió la necesidad del THAAD “por el comportamiento provocativo de Corea del Norte”, y señaló que “ningún otro país” debería preocuparse, en declaraciones antes de su aterrizaje en la base aérea de Osan (a unos 70 kilómetros al sur de Seúl).
Mattis, que permanecerá hasta el viernes en la capital surcoreana, también se reunió hoy con el comandante al mando de las Fuerzas de Estados Unidos en Corea del Sur (USFK), el general Vincent Brooks, y asistió a una cena con el ministro de Defensa surcoreano, Han Min-koo.
El viernes, mantendrá otro encuentro con Han antes de viajar a Japón para continuar su gira hasta el sábado y mantener encuentros con el primer ministro nipón, Shinzo Abe, y con su homóloga japonesa, Tomomi Inada.