Bernie Sanders habrá hablado con 1/4 de millón de californianos antes del 7 de junio
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LOS ÁNGELES/EFE — La ex secretaria de Estado Hillary Clinton y el senador por Vermont Bernie Sanders están volcando todos sus esfuerzos en las elecciones primarias del próximo martes en California, el estado que más delegados reparte para los demócratas (475).
Clinton, escogida por el Partido Demócrata para obtener la nominación a la Casa Blanca, ha visto cómo su rival ha ganado fuerza y el apoyo de miles de estadounidenses, situación que la ha obligado a seguir haciendo campaña en California.
El senador por Vermont ha obtenido un gran apoyo popular entre los independientes y los jóvenes, además de financiar su campaña con un promedio de 27 dólares por donante; mientras que su contrincante ha recibido más dinero de las corporaciones y super Pacs.
Los analistas coinciden de manera unánime en que la candidatura de Sanders, fundamentada en la defensa de la clase trabajadora y la reducción de la desigualdad, ha empujado a Clinton a moverse hacia la izquierda; no obstante, el estado de California que antes era considerado un terreno fértil para los Clinton, ahora las encuestas dan un virtual empate a ambos contendientes.
Las opciones del legislador de ser el candidato demócrata son pocas, considerando que el establecimiento político no quiere a Sanders y desde el inicio de las primarias más de 400 superdelegados se han manifestado a favor de Clinton, situación que ha influenciado el voto del pueblo estadounidense a lo largo de las contiendas.
Incluso, la mayoría de los medios de comunicación a nivel nacional se han manifestado a favor de la ex Primera Dama en tiempo y en cobertura; además de que prácticamente la dan como nominada.
Actualmente Clinton tiene 1,770 delegados y Sanders 1,500; estos números no son suficientes para la nominación ya que un candidato debe de alcanzar los 2,.383 delegados para ser nominado. De no obtenerlos, en la Convención se debería de decidir al ganador.
Lo que ha pasado del lado demócrata es que los superdelegados (funcionarios y ex presidentes como Bill Clinton, entre otros) se han incluido en la suma total y con esos números a favor de la ex secretaria de Estado, entonces ella estaría a solo 71 delegados de alcanzar la nominación.
El próximo martes también celebrarán primarias los estados de Nuevo México, Dakota del Sur, Dakota del Norte, Montana y Nueva Jersey, pero Sanders y Clinton son consciente del peso que tiene California, no solo por su número de delegados, sino también como baluarte estratégico de los demócratas.
Es por eso que ambos candidatos se han enfocado en el estado dorado estos últimos días: Clinton con su esposo Bill y diferentes funcionarios haciendo campaña en arenas discretas como auditorios ; mientras que Sanders sigue realizando eventos masivos de miles de personas.
“Para cuando nuestra campaña termine en California el lunes, habremos hablado con un cuarto de millón de personas en California, cara a cara”, dijo el senador el jueves en una conferencia de prensa.
“Es una campaña de base, que va directamente a la gente, y creo que por eso nos encontramos con una excelente oportunidad de ganar el martes”, aseguró Sanders, quien ha visto como la distancia se ha acortado con su contrincante y ahora las encuestas anuncian un virtual empate.
Steffen Schmidt, profesor de Ciencia Política de la Universidad Estatal de Iowa, cree que Sanders “no tiene oportunidad alguna” de hacerse con la nominación demócrata, considerando todo el panorama, sin embargo subraya que su empeño responde a su firme interés para que su plataforma sea incluida en la agenda del partido.
“También puede querer ser vicepresidente de Hillary Clinton cuando obtenga la nominación -algo que no ha descartado-. Así que si lo hace muy bien en California, puede tener más influencia sobre el futuro del Partido Demócrata”, explica Schmidt.
Aunque por otro lado, Douglas E. Schoen, columnista del Washington Street Journal, indica que si Clinton no gana California podría no recibir la nominación ya que sería un reflejo de su debilidad y los superdelegados podrían cambiar de opinión en la Convención Demócrata de julio.