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Tras las sequía, El Niño podría crear graves deslaves en California

Una fuerte tormenta de octubre que inundó las lomas cultivadas con vid nos ofrece un sombrío panorama de lo que El Niño podría desatar en el resto del sur de California, afectado por la sequía.

La lluvia golpeó el terreno endurecido, donde la sequía había secado ya la vegetación. La capa superior del suelo fácilmente cedió, con corrientes de lodo cayendo en cascada sobre la carretera interestatal 5, atrapando a los conductores, muchos durante toda la noche.

Las lluvias traen a menudo flujos de lodo. Pero los expertos advierten que las tormentas pueden hacer que haya deslaves en muchas comunidades afectadas por la resequedad.

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Incluso un poco lluvia puede iniciar una corriente veloz de desechos, arrastrando todo a su paso — rocas sueltas, ramas de árboles, coches, incluso casas.

Deborah Wong, directora adjunta del Departamento de transportación de California dijo: “Si no hay ninguna estructura de raíces para sostener en su lugar a la montaña, o por lo menos a la capa superficial del suelo, se nos viene encima”.

Desde el condado de Ventura hasta el condado de San Diego, los trabajadores se apresuran a limpiar de escombros las cuencas, instalar barreras protectoras y desarrollar planes de evacuación para las comunidades más expuestas al riesgo por un El Niño que se espera sea uno de los más fuertes jamás registrados.

El flujo de escombros desde hace mucho tiempo ha sido una preocupación en áreas donde ha habido incendios forestales recientemente. La vegetación, una vez quemada, ya no puede retener el sedimento suelto.

Las laderas quemadas también pueden ser “repelentes al agua”, dijo Jason Kean, un hidrólogo del U.S. Geological Survey cuya investigación se centra en el flujo de escombros.

La ceniza tiende a obstruir el suelo después del fuego y las sustancias aceitosas pueden afectar la capacidad del suelo para absorber agua. El impacto de la lluvia también puede ayudar a sellar la capa superior de sedimento.

Es como el agua en un estacionamiento o en la superficie de un resbaladero en un patio de juegos, dijo Kean: “cuando la lluvia los golpea, simplemente se resbala… El escurrimiento rápido de estas laderas puede recoger rápidamente sedimentos, y se puede transformar en una corriente de escombros realmente desagradable.

Ahora con la sequía, una pendiente no quemada puede actuar como un área quemada. En octubre, los funcionarios quedaron pasmados de que gran parte del flujo de lodo de la I-5 llegó a un área que no se había quemado en los últimos años.

“Fue mucha lluvia, con nada que retuviera esa capa superficial del suelo”, dijo Wong, quien supervisa el mantenimiento, incluyendo el control de la vegetación para Caltrans en los condados de Los Ángeles y Ventura.

“Hay áreas donde no hacemos jardinería, no regamos. Nosotros estamos confiando en la vegetación natural de la zona, dijo Wong. “Un montón de áreas en Ventura. Todas las de Malibú. … Estamos confiando en que la naturaleza continúe regando las plantas, pero no lo ha hecho.

Las tormentas de otoño no estuvieron relacionadas con El Niño, pero los expertos dijeron que eventos similares a lo que sucedió en I-5 podrían ocurrir en otros lugares en los próximos meses, tanto en las zonas quemadas como en las no quemadas.

En general, las áreas quemadas son más propensas al flujo de escombros de tres a cinco años después de un incendio, la cantidad de tiempo que generalmente tarda la vegetación en crecer. Con cada año adicional de recuperación, el riesgo disminuye, dijeron los expertos.

Para áreas incendiadas importantes en el sur de California, los funcionarios han analizado durante mucho tiempo cuánta lluvia tendría que caer antes de que el escombro comience a deslizarse. Si los meteorólogos ven que la precipitación alcanza el umbral de peligro, ellos pueden emitir alertas para ayudar a los funcionarios a evacuar a los residentes a tiempo.

Pero la sequía lanzó estos cálculos al aire.

En el condado de Ventura, los trabajadores de respuesta de emergencia están analizando los aproximadamente 24.250 acres asolados por el fuego de la primavera de 2013. La sequía ha hecho estragos con el calendario habitual para la recuperación de la vegetación.

“No hay crecimiento aquí. Estamos en el tercer año, y estamos actuando como si fuera el primer año de recuperación en la comunidad de Camarillo Springs”, dijo Gil Zavlodaver, de la oficina de servicios de emergencia del Sheriff del condado de Ventura. “Estamos supervisando la situación muy de cerca”.

Tiempo atrás, cuando las colinas estaban verdes, la vegetación anclaba el suelo aun en las más fuertes de las tormentas de 1998 y 2005. Pero el pasado diciembre, las laderas se vinieron abajo en un torrente de lodo, rocas, y ramas muertas, como si fueran los “rápidos de aguas blancas”, dijeron los residentes. Los desechos bloquearon las puertas corredizas, llenaron los garajes de lodo hasta el techo y arrastró a una mujer fuera de la puerta frontal de su casa

Las casas más dañadas todavía están vacías. Barbara Williams, presidente de la Asociación de propietarios de casas, habló con sorpresa mientras caminaba a través del marco de una casa, recordando el día que la naturaleza desbarató 10 casas de su pacífica comunidad.

Camarillo Springs se está preparando para lo peor. Ya están trazados los detallados planes de evacuación, y los funcionarios han sacado los desechos fuera de las cuencas e instalado una red de cable de acero diseñado para atrapar grandes rocas en la base de las laderas.

En el condado Orange, en Silverado Canyon, una suave tormenta en septiembre también ofreció un adelanto de lo que podría traer El Niño. Una serie de flujos de lodo arrasó caminos y amenazó viviendas en el barrio, que aún se está recuperando de los incendios forestales del año pasado.

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