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Trump realmente no puede ganar, o ¿si?

Una muchedumbre escucha como candidato presidencial republicano, Donald Trump, habla durante un mitin y picnic en Oskaloosa, Iowa, a finales de julio.

Una muchedumbre escucha como candidato presidencial republicano, Donald Trump, habla durante un mitin y picnic en Oskaloosa, Iowa, a finales de julio.

(Charlie Neibergall/Associated Press)

Hablé con los sabios republicanos la semana pasada — sobrios estrategas del stablisment que han visto ir y venir muchas campañas presidenciales, para preguntarles cuánto tiempo puede durar la improbable popularidad de Donald Trump. Tranquilícenme, les dije: él no puede realmente ganar, ¿cierto?

Su respuesta me sorprendió.

“No es inconcebible”, Vin Weber, un ex congresista (y partidario de Jeb Bush) me dijo. “No parece como si va a implosionar cualquier momento pronto... Es difícil para mí decir esto, pero realmente parece que cada vez es mejor como candidato”.

“Trump se ha puesto en la lista de los cinco o seis nombres que podrían ganar la nominación”, dijo otro operativo de GOP que insistió en el anonimato porque está trabajando para uno de los otros candidatos. “No es imposible que él pudiera ganar”.

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Hasta hace unas semanas, la sabiduría convencional sostuvo que Trump era simplemente un romance de verano para los votantes enojados, un candidato de protesta cuyos insultos y presunción pronto impondría un límite máximo de su apoyo. Pero las más recientes encuestas sugieren que Trump ha logrado levantar ese límite.

Él está llevando la delantera en casi todas las encuestas, aunque en esta etapa, los números son totalmente inconfiables como predictores de la conducta real del votante. (En este punto en 2011, las encuestas fueron lideradas por el gobernador de Texas Rick Perry; en 2007, por el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani.)

Mas reveladoras son las encuestas que miden si Trump se ha convertido en alguien aceptable para los republicanos.

El mes pasado, una encuesta de la Universidad de Quinnipiac encontró que 30% de los votantes republicanos tenían una opinión desfavorable de Trump, peor que la mayoría de los otros candidatos pero una gran mejora del 52% que obtuvo que Trump en mayo.

En Iowa, donde se celebra el primer concurso de GOP, el porcentaje de probabilidades de los republicanos del caucus que dijeron que nunca votarían por Trump ha caído del 58% en mayo a 29%, según una encuesta del Des Moines Register-Bloomberg News.

¿Qué es lo que Trump ha hecho bien? Comenzó por el acaparamiento de la atención de los votantes con un atractivo llamado a la ira contra los inmigrantes. Pero él ha ampliado su campo ahora contra un sistema político “corrupto”, contra los financieros de Wall Street y las corporaciones que envían los puestos de trabajo de Estados Unidos a otros en el extranjero.

Hay incluso indicios de que él podría aminorar los insultos, atisbos de un nuevo Donald, más estadista. “Tengo un gran respeto por muchos de las otras personas en el escenario”, expresó el viernes.

Mis sabios del GOP me esbozaron dos posibles escenarios: uno para una victoria de Trump y el otro para la derrota.

Trump podría ganar, sugirieron, si saca más propuestas de política para demostrar que realmente ha pensado lo que haría como Presidente (ya ha prometido una reforma fiscal), y si sobrevive el creciente escrutinio de los medios de comunicación, así como los ataques de otros candidatos (Bush ya ha comenzado).

Trump va a perder, ellos dijeron, si él no puede manejar la crítica a sus antecedentes o sus finamente delgadas posiciones en muchos temas. La semana pasada, él escamoteó una pregunta del conservador anfitrión de radio Hugh Hewitt, que admitió retadoramente que él no conocía los nombres de los líderes de Al Qaeda o del Estado islámico.

Menos probable, es que él simplemente pudiera tener cosas nuevas que decir. “Tienes que asumir que él no podrá dominar a los medios de comunicación por cinco meses más de esta manera”, agregó Weber. “¿Qué sucederá con él cuando la atención comience a desaparecer?”

Trump enfrentará a una dura prueba temprana en Iowa, donde las Asambleas del partido republicano han sido dominados por los conservadores sociales cristianos, que no son su electorado natural.

“Si él llega en un tercero o cuarto lugar en Iowa, él podría perder la calma”, añadió un estratega. “Si él se ve como un perdedor adolorido y dice que fue robado, eso podría causar que el piso se le cayera”.

Por otro lado, otro estratega me dijo: “las primarias del Sur [en febrero y marzo] son una gran oportunidad para él. Si gana suficientes de esas, el resto del campo se derrumbará porque el dinero de ellos se secará. En ese momento, se convierte en Trump contra alguien, un triunfo contra — probablemente Rubio, Walker, Kasich o Bush. Y entonces es una carrera real”.

En definitiva, la victoria de Trump todavía parece improbable; sus credenciales conservadoras son demasiado débiles, su experiencia política demasiado escuálida. “Escucho a la gente hablar de él como si él fuera el candidato inevitable”, dijo Weber. “No estamos allí todavía”.

Pero los grandes del partido republicano están reconociendo sombríamente que la historia de amor de América con Trump es más que un romance de verano, tal vez mucho más.

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