Comunidades latinas tienen el índice de desempleo más alto en L.A.
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COMPTON.- La reducción del desempleo al 5.5% y la creacción de 295 mil empleos en febrero a nivel nacional, así como proyecciones que no se escuchaban desde antes de la recesión, fueron los titulares en la mayoría de medios de comunicación hace algunos días.
Sin embargo, la bonanza parece no haber llegado para todos. Tal es el caso de por lo menos doce ciudades de las 88 del Condado de Los Ángeles donde el desempleo es el pan de cada día, con cifras de dos dígitos y donde casualmente la mayoría de la población es latina.
Una de ellas es Compton, donde habitan cerca de 100 mil personas, pero en la que el 12.5% de la población en edad de trabajar, como es el caso de José Torres, no encuentra empleo.
Torres es profesional, excoordinador de un laboratorio de computación y asistente de maestro, pero en casi siete años no ha visto “la suya”.
“Me desocuparon por la recesión; seguí buscando empleo por un tiempo y ya no encontré”, afirma el migrante mexicano de 50 años, detallando que se vio obligado a pedir ayuda al Departamento de Desarrollo del Empleo (EDD).
Al agotarse ese recurso, optó por laborar en lo que encontrara, a fin de apoyar a su familia. A pesar de contar con un diploma en computación del Colegio de Compton, en donde vive desde 1981, incursionó en la industria de la construcción.
Al analizar los reportes oficiales de desempleo, algunos expertos como Carlos Vásquez, director del WorkSource Center LATTC, señala que las estadísticas de las agencias gubernamentales no reflejan la realidad del problema.
“En nuestras comunidades latinas estamos hablando de un 30% o 40% de índice de desempleo”, afirma Vásquez. “Nos quieren pintar que ahora hay más gente trabajando; yo lo interpreto como que hay menos personas recibiendo beneficios de desempleo”.
De acuerdo al experto, la debilidad de estos informes radica en que las personas que salen de los programas gubernamentales ya no son contadas, aunque todavía no se hayan ubicado en una nueva posición.
Comunidades latinas
Mientras Torres se ocupa en un trabajo diferente al de su formación, el Departamento de Desarrollo del Empleo indica que entre enero de 2014 y enero de 2015 en el Condado de Los Ángeles se crearon 98,200 trabajos, algo que asegura repercutió en la reducción del índice de desempleo durante ese período, bajando del 8.8% al 7.9% el mes pasado.
“Es una situación positiva; la mayor generación de empleo se produjo en servicios de educación, salud y turismo”, plantea Emerson Figueroa, analista de mercado laboral de la agencia estatal.
Sin embargo, en el reporte de enero, se destaca que en ciudades de mayoría latina el desempleo superó el 10%, como es el caso de Compton (12.5%), Commerce (11.8%), Bell (11%), Baldwin Park (10.7%), Huntington Park (10.6%) e Inglewood (10.6%), entre otras.
Uno de los factores que ha detenido la falta de oportunidades en Compton, explica el concejal Isaac Galván, son las restricciones que existían para que los negocios obtuvieran sus licencias, algo que se está cambiando con nuevas ordenanzas municipales.
“Es por eso que tenemos bastantes terrenos baldíos y edificios abandonados”, afirma el concejal, destacando que ahora ofrecen incentivos a los empresarios, a fin de que al establecerse en la ciudad contraten personal entre los residentes de la municipalidad.
Si se compara esta ciudad con Manhattan Beach (3.3%) y Rancho Palos Verdes (3.9%), dos de las localidades que se ubican entre las 12 comunidades con más bajo índice de desempleo, especialistas aseguran que el problema radica en la educación.
En Compton, por ejemplo, el 4.9% de su población cuenta con un título universitario, mientras el promedio a nivel del condado es del 19.4%, según el censo del 2010.
Kimberly Ritter, economista de la Corporación de Desarrollo Económico del Condado de Los Ángeles, asegura que a pesar de esa limitante, las empresas cada vez más están abriendo plazas para incorporar a personas con estudios de secundaria.
“El mercado laboral se está extendiendo para incluir a las personas con menos educación, y aunque ha tomado tiempo, ahora vemos que están generando empleos y las tasas de desempleo están bajando”, manifiesta.
El subempleo como opción
Con las rentas tan altas y la escasez de trabajos, la situación se vuelve traumática para las comunidades latinas, manifiesta Isela Gracián, directora asociada de East L.A. Community Corporation.
“Si hay grandes negocios teniendo éxito, eso no significa que habrán beneficios para todos; cuando esa fuente de agua llega a los trabajadores se empieza a secar, y no siempre se traduce en empleos para las personas de más bajos ingresos”, asevera.
Al verse en esa situación, algunos individuos optan por trabajos temporales y otros encuentran cabida en el subempleo como ventas ambulantes, jardinería, construcción y labores agrícolas, por mencionar algunas actividades; hay quienes terminan en la indigencia.
Este no es el caso de José Torres, pero desde hace siete años no ha podido regresar a su especialidad en computación. En cambio, dice que gracias a trabajos eventuales en la construcción va sacando para la comida y renta, ya que las ofertas de empleo no están en todos lados.
“No se gana lo mismo; tampoco tengo beneficios, pero de eso he sobrevivido hasta hoy. A veces trabajo dos o tres días a la semana”, asegura Torres.
Pocos y mal remunerados
En el reporte de enero, el Departamento de Desarrollo del Empleo registró el 6.9% en índice de desempleo en California. Entretanto, a escala federal, en febrero pasado fue del 5.5%, el nivel más bajo desde 2008. En ese mes, según el Departamento del Trabajo, se crearon 295 mil empleos en todo el país.
El empresario Ramiro Romero todavía no celebra estos avances en la economía nacional, al hacer malabares para que siga a flote su negocio, en donde vende telas para tapicería de vehículos. Este migrante mexicano cuenta con nueve empleados.
“Nosotros contábamos con un presupuesto para emergencias y ya hemos tenido que echar mano de la reserva, porque los cambios en la industria del automóvil nos han afectado”, señala el propietario de Romero’s Upholstery, ubicado en la ciudad de Lynwood.
De acuerdo a Sandy Cajas, presidenta de la Cámara de Comercio Regional Hispana, aunque se observan cambios favorables “todavía hay empresarios que no se arriesgan a invertir más en sus compañías, esperando ver la evolución de la economía”.
A raíz de la crisis económica, en el último año de gobierno de George W. Bush, los propietarios de negocios recortaron empleados y aprendieron a vivir sin mucho personal, algo que todavía repercute en el índice de desempleo.
“Vamos avanzando, pero el tipo de trabajo que se está generando es de servicios; son trabajos poco remunerados, donde no se requiere ni diploma de ‘high school’”, manifiesta el economista Iván González.
El economista Manuel Ramos, por su parte, destaca que al presidente Barack Obama le tocó bailar con la más fea; sin embargo, considera que las medidas implementadas poco a poco están produciendo los resultados esperados.
“En el 2008 estábamos perdiendo 700 mil trabajos mensualmente. La generación de empleo de ahora no es histórica, pero es algo que no habíamos visto en los últimos años”, afirma el analista.
‘Cuando se acabó el trabajo lo perdí todo’
Francisco Sánchez acostumbra, por las mañanas, buscar empleo en el Centro de Los Ángeles. Se ubica en las esquinas de las calles Washington y Broadway, donde acepta las ofertas que sean, siempre que le permitan generar ingresos para comprar comida.
“Hago trabajitos de limpieza, jardinería y levantando basura”, asegura Sánchez, de 52 años, detallando que desde el 2010 se vio obligado a llevar esta rutina, cuando la compañía de construcción en la que laboraba cerró operaciones.
“Cuando se acabó el trabajo, perdí todo. Tuve que dejar mi apartamento, auto y hasta a mi esposa perdí, porque no tenía dinero para pagar los ‘biles’. Me quería morir; no quería saber nada de nada”, asevera.
Después de vivir en Hollywood, ahora no tiene un techo seguro. En ocasiones se queda en el Parque MacArthur, pero no logra conciliar el sueño. “A veces duermo en carros, con vecinos o con una tía en Los Ángeles”.
Los ingresos que eventualmente obtiene no le alcanzan. Así que acostumbra a solicitar comida en el albergue Fred Jordan. Además, vende botellas y latas para pagar su teléfono.
“No agarro asistencia social porque dicen que soy muy joven todavía”, manifiesta Sánchez, quien nació en el Este de Los Ángeles, pero hasta la fecha sigue enfrentando los mismos retos que viven los vecindarios de escasos recursos de mayoría latina.
¿Qué opina sobre las mejoras en la economía?, se le pregunta.
“Es pura política; para unos está mejorando, pero no hay trabajo para todos”.