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OPINIÓN: ‘Ora sí putos, valieron v…’

Agentes de migración mexicanos y fuerzas de la Guardia Nacional detienen
Agentes de migración mexicanos y fuerzas de la Guardia Nacional detienen a miembros de una caravana de migrantes centroamericanos el 23 de enero en Ciudad Hidalgo.
(AFP/Getty Images)

La expresión que aparece en el título es la que usó hace apenas unos días un agente del Instituto Nacional de Migración mexicano (INM), mientras perseguía migrantes en Chiapas que buscaban avanzar hacia Estados Unidos o por lo menos internarse en México. Sintetiza la política migratoria de este gobierno, porque como bien dice el presidente en la promoción de su tercer informe de gobierno “hechos, no palabras” y los hechos son indiscutibles, además ampliamente documentados. Los migrantes que intentan ingresar en territorio nacional, son perseguidos, golpeados, maltratados e insultados en operativos del INM, la Guardia Nacional y el ejército.

Los testimonios y videos abundan. Agentes del INM o de la guardia nacional golpeando migrantes cuando ya están en el suelo, con sus hijos en brazos o a mujeres embarazadas. Ante la evidencia y difusión en redes sociales de uno de esos videos, el presidente declaró que se trataba de algo excepcional y que los agentes serían separados de su cargo, así como sancionados.

AMLO miente y lo sabe. No se trata de algo excepcional. Desafortunadamente es bastante común e incluso “su” Comisión Nacional de Derechos Humanos ante tanta evidencia tuvo que decir algo al respecto y ni que decir de organismos internacionales y de la sociedad civil. Se extrañan algunas voces de la academia y de instituciones especializadas en ese tema, que quizá por temor a que sus presupuestos se reduzcan prefieren guardar silencio.

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El presidente mexicano sabe que los agentes del INM que aparecen en el video de referencia no fueron separados por golpear migrantes, sino por haber sido filmados mientras lo hacían y porque el video se hizo viral.

Apenas en 2018, como presidente electo, AMLO declaraba que la migración no era un problema y que su gobierno nunca maltrataría a un migrante porque “no queremos que ellos sufran lo que padecen nuestros compatriotas” y que no se trataba de atender el asunto solo con medidas de fuerza. Dan ganas de recordarle su slogan del tercer informe de gobierno, “hechos no palabras”.

Se sigue insistiendo en que hay que generar condiciones de desarrollo en los países de salida, eso es tan válido como que hay que terminar con la pobreza, la violencia o la inseguridad. Nadie puede estar en desacuerdo. Sin embargo, mientras eso llega y va a tardar, no podemos quedarnos cruzados de brazos viendo cómo se golpea a los migrantes. No basta decir que se van a respetar los derechos humanos, hay que hacerlo.

Mientras los encargados de contener a los flujos migratorios en Chiapas sean el INM y la guardia nacional, solos, aplicando la instrucción de “detenerlos a como dé lugar”, sin la participación de organismos internacionales o de la sociedad civil, los resultados serán los mismos.

En los últimos 30 años he tratado directamente a varios titulares del Instituto Nacional de Migración, desde que justamente para quitarle la cara represora y policiaca le pusieron el nombre de “instituto”. Algunos de ellos (los menos) han hecho intentos serios de transformarlo y de que sus agentes realicen su trabajo sin agredir o extorsionar a los migrantes. Han descansado en organizaciones de la sociedad civil y en órganos consultivos ciudadanos para orientar sus políticas. Aunque hubo avances al final todos han reconocido que no lograron su objetivo y expresiones tipo “el INM no tiene remedio” se hicieron comunes en pláticas privadas una vez que dejaban el cargo.

Uno de los mayores obstáculos se deriva de que los territorios por donde transitan los migrantes son, en la práctica, gobernados por organizaciones criminales, en particular en lo que toca a los flujos migratorios que por ahí transitan. Por así decirlo, estas organizaciones consideran a los migrantes su propiedad y un bien con un valor real que pagarán los propios migrantes o sus familiares. Los agentes del INM sobreviven en esos espacios y en la práctica son sus subordinados.

Los migrantes “contenidos” en Chiapas, no volverán a sus lugares de origen, en ninguna circunstancia. Algunos se quedarán en México, en donde puedan, otros recurrirán a organizaciones criminales para llegar más lejos incuso sabiendo que lo que les espera es participar en operaciones de estos grupos, prostituirse o pagar grandes sumas de dinero. Pero si hay algo que en tantos años ya debimos de haber aprendido es que no regresarán a sus países. Reprimirlos así no resuelve el problema, por el contrario, lo agrava y minimizarlo en las conferencias matutinas raya en el cinismo.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute

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