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OPINIÓN: La ex futura Cumbre de las Américas

ARCHIVO - El presidente Joe Biden se reúne con el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador en la Oficina Oval
ARCHIVO - El presidente Joe Biden se reúne con el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, el 18 de noviembre de 2021. (AP Foto/Susan Walsh, Archivo)
(Susan Walsh / Associated Press)

El próximo 6 de junio iniciará en la ciudad de Los Ángeles la novena reunión de la llamada Cumbre de las Américas. AMLO anunció que, si no se invita a todos los países de América, él no asistiría a la reunión. En realidad, se refiere a que se incluya a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela que extraoficialmente el gobierno sede de la reunión ha anunciado no invitaría porque no hay democracia ni estado de derecho en esos países.

Al momento de escribir esta nota es casi una certeza que no se invitará a los gobiernos de Venezuela y Nicaragua. Es cada vez más necesario distinguir entre gobiernos y países

Pase lo que pase y sin negar las torpezas estadounidenses en la organización, en gran medida, gracias a la posición de AMLO que fue secundada por otros gobiernos como Argentina, Honduras o Bolivia, la reunión no tendrá ningún impacto para la región y casi podríamos decir que nació muerta. Aunque se lleve a cabo, algo que sin duda ocurrirá, no será relevante para ninguno de los países de América, ni para los invitados, ni para los no invitados y en ese sentido se puede considerar un fracaso diplomático de la administración Biden a quien se le acumulan los problemas internos y externos. Las controversias en torno a la reunión se dan en varios temas.

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No es la primera vez y sin duda no será la última en que el país anfitrión decide no invitar a algún país. En la más reciente cumbre celebrada en Lima, el gobierno peruano retiró la invitación al gobierno de Nicolás Maduro, posición que fue apoyada por varios países, México entre ellos.

¿Tiene razón Estados Unidos en no invitar a países como Nicaragua, Venezuela o Cuba? Pienso que sí. Es indiscutible que se trata de gobiernos dictatoriales que definitivamente no representan a sus pueblos y no hay reglas claras acerca de quién debe o no participar en la reunión o si es el país sede quien decide.

Sin embargo, aunque no invitar a esos países es congruente con la política estadounidense de aislamiento para detonar cambios en los países mencionados, es muy cuestionable si esa política ha rendido frutos, solo observemos lo que pasó en Cuba en donde el aislamiento acabó fortaleciendo al gobierno y a la dictadura y perjudicando al pueblo cubano y más recientemente lo mismo se podría decir de Venezuela. De hecho, hay voces relevantes en Estados Unidos que pugnan porque se invite a los países mencionados, no porque duden de que se trata de dictaduras, sino porque el aislamiento no es exitoso y acaba perjudicando a la población de los países “aislados” y a Estados Unidos.

Tampoco es la primera vez que un presidente mexicano se equivoca al quedar en medio de la tensa relación entre Estados Unidos y Cuba o algún otro país latinoamericano. Simplemente recordemos, entre muchos ejemplos, aquel “comes y te vas” de Vicente Fox a Fidel Castro para no incomodar al presidente Bush en una reunión celebrada en Monterrey (aunque no de la cumbre de las américas). En la práctica, hay que saber manejarlo y no ceder a la tentación de cargarse decididamente hacia alguno de los lados.

Por más que se invite a organizaciones de la sociedad civil y a otros actores de desarrollo, esencialmente se trata de una reunión de jefes de gobierno que no necesariamente representan a los pueblos que gobiernan. Ni siquiera se refleja la política exterior de los convocados sino más bien lo que el mandatario en turno piensa. El mejor ejemplo es que apenas en la reunión más reciente, México apoyó de manera decidida que no se invitara a Venezuela y una reunión después la posición es exactamente la opuesta.

¿AMLO tiene razón en radicalizar su posición? Pienso que no. La obligación central y casi única de un presidente mexicano es defender los intereses de los mexicanos y no los del gobierno cubano o venezolano, por más que lo condecoren y festejen su liderazgo como acaba de hacerlo Nicolás Maduro al referirse a AMLO como héroe. Más allá de la expresión de una ideología discutible (como todas) y de su deseo personal, no queda claro en qué conviene a los mexicanos no estar representados al más alto nivel en la cumbre de la que nuestro principal socio es sede, ni los riesgos de no hacerlo.

AMLO insiste en que la región debe seguir el ejemplo de la Unión Europea. Se equivoca y hace evidente su ignorancia en el terreno internacional y la geopolítica regional o una inocencia inaceptable en un presidente. El ejemplo no aplica. La Unión Europea fue una larga construcción aun inconclusa, que tiene como principio central la democracia y la aplicación del estado de derecho, por eso los países se han ido sumando y otros como Turquía al no cumplir con ese requisito está desde hace años en la sala de espera. Por otro lado, las asimetrías económicas entre los países miembros no son tan grandes como las que existen en América ni hay en Europa un país claramente dominante económicamente como es el caso de Estados Unidos en nuestra región o por lo menos con respecto a México. No digo que eso esté bien o que así deba ser, pero no se puede ignorar.

Por lo pronto, la próxima reunión de la Cumbre de las Américas será irrelevante y AMLO tiene una gran responsabilidad en ello. Hace poco un analista decía. No pasa nada si AMLO no va y sí, efectivamente, no pasa nada y eso es lo preocupante.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute

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