Anuncio

El arte por Ayotzinapa llega de la mano de un maestro

Con cincuenta años de carrera, Francisco Toledo es una verdadera eminencia en México, y aunque no se le conoce tanto por aquí, últimamente su obra ha estado teniendo más cabida en el territorio donde nos encontramos, como lo prueba no solo su reciente exposición de grabados inspirados en las fábulas de Esopo en el Consulado Mexicano de Oxnard, sino también la muestra sobre los desaparecidos de Ayotzinapa que ocupa ahora mismo las instalaciones de SPARC (Social and Public Art Resource Center) en la ciudad de Venice.

Pero esto no quiere decir que la segunda lo tenga como protagonista. “Mi obra no se ha dejado llevar por cuestiones sociales ni políticas, porque no doy mensajes a través de mi arte, pese a que recientemente hice una muestra de cerámica relacionada a la situación que atraviesa México” , le dijo el artista a HOY través de una conexión telefónica con Oaxaca, donde sigue viviendo. “De todos modos, no podría desarrollar una muestra propia sobre algo como lo de Ayotzinapa, porque eso de llenar todo de sangre y de detallar lo que le pasó a estos pobres muchachos sería demasiado para mí”.

Y es que la exposición a la que aludimos, titulada “Ayotzinapa: A Roar of Silence” y exhibida actualmente en SPARC (685 N. Venice Blvd., Venice, CA 90291), lleva su nombre en el sentido de que él mismo fue quien logró reunir las piezas ajenas que la componen a través de una convocatoria internacional que se produjo en enero del año pasado y que terminó llamando la atención de 700 participantes procedentes de lugares muy distintos del mundo entero, los mismos que mandaron sus trabajos al Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y al Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Natural y Cultural de Oaxaca.

Anuncio

“No sé cuántos artistas mexicanos quedaron al final, una vez que el jurado designado tomó sus decisiones, pero lo cierto es que la mayoría de concursantes provenían de otros países”, nos dijo Toledo; y cuando le preguntamos si le llamó la atención que hubiera por ejemplo tantos ganadores de Irán y de Polonia, nos dijo que no.

“Estamos en una época en la que la Internet hace que todo llegue a todos lados; y eso incluye tanto el atentado de París como lo sucedido en Ayotzinapa”, afirmó. “En ese sentido, habría que ser realmente una persona insensible para que no te interesara este caso, que se dio hace casi un año y medio pero que no tiene ninguna solución a la vista”.

En consonancia con el número de estudiantes desaparecidos, la exposición cuenta con 43 carteles alusivos a la desaparición forzada de los mismos, y no es la primera vez que se muestra, ya que hizo su debut el pasado mes de marzo en el Museo Memoria y Tolerancia en la Ciudad de México, “con la finalidad de sensibilizar a través del arte a la población mexicana con respecto a la urgencia de promover el respeto a los derechos humanos debido al impacto global que ha tenido el tema de Ayotzinapa”, como dice una nota de prensa.

Además, la exhibición actual, que luego de SPARC pasará al inmueble de la organización Selp Help and Graphics en el Este de los Ángeles, ha sumado ya los aportes de dos artistas locales y se expandirá todavía más en la segunda sede, donde se agregarán 43 obras de creadores de la misma zona que no hablarán solo de Ayotzinapa, sino también del caso de brutalidad policial de Ferguson; y en el momento de traslado de la muestra, se espera también hacer una procesión con letreros de protesta.

Pese a que apoya todo lo que se pueda hacer a favor de la justicia, Toledo no vendrá al Sur de California para participar en las actividades (“tengo 75 años y me cuesta ir lejos”, afirmó); parece estar muy cómodo en su estado de origen. “A diferencia de lo que ocurre en otras partes de México, hay artistas por aquí que sí logran sobrevivir a través de sus pinturas, lo que puede ayudarlos por allá para que no tengan tantos inmigrantes de esta región como los que podrían tener”, declaró con ironía.

Sin embargo, él mismo admitió que, en una época que no recuerda con exactitud, vivió a lo largo de un año en Los Ángeles. “Lo hice por cuestiones de trabajo, y aunque mis hijos pudieron ir a la escuela por allá y aprender inglés, nunca me acostumbré, porque para conseguir simplemente el periódico, había que tomar el metro en lugar de ir a la esquina”, enfatizó.

Anuncio