‘The Revenant’ y ‘Hateful Eight’ retoman el wéstern en la nieve... y con la participación de tres mexicanos
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Los Ángeles — Las películas del Viejo Oeste, más conocidas como wésterns, tuvieron su apogeo entre los años ‘30 y ‘50, y aunque las décadas siguientes presenciaron una considerable disminución de su popularidad, el género nunca desapareció del todo, dando por aquí y por allá muestras ocasionales de renacimiento. Pero lo que pasa ahora mismo es cuando menos inusual.
Y es que, a partir de hoy, las salas de cine de los Estados Unidos proyectarán dos cintas relacionadas a esta escuela que cuentan además con un perfil particularmente alto, lo que las ha llevado ya a ser seriamente consideras en las conversaciones relacionadas al Oscar; nos referimos a “The Revenant”, la gran producción de Alejandro G. Iñárritu con Leonardo DiCaprio, y a “The Hateful Eight”, la nueva aventura de Quentin Tarantino, protagonizada por un elenco de estrellas en el que figuran Samuel L. Jackson y Kurt Russell.
Curiosamente, además de sus semejanzas temáticas, los dos filmes se ubican en entornos gélidos que no son habituales en el wéstern, hasta el punto de que una breve investigación en la red reveló únicamente la existencia del título estadounidense “Day of the Outlaw” (1959) y la del italiano “The Great Silence” (1968). De ese modo, desde esta fecha, el Viejo Oeste cinematográfico y bañado en nieve tiene dos nuevos representantes de lujo, comandados por dos de los directores más destacados de los últimos tiempos.
Otro hecho que no podríamos pasar por alto es que, si bien “The Revenant” es la única cinta de las dos que se encuentra dirigida por un mexicano, no cuenta con ningún actor de esa procedencia ni de extracción latina en sus filas, mientras que la otra, “The Hateful Eight”, sí presenta al menos a un representante del país vecino; y no se trata de un representante cualquiera, sino de Demián Bichir, quien fuera nominado por la Academia en el 2012 debido a su caracterización de un jardinero indocumentado en el drama contemporáneo “A Better Life”.
En este caso, Bichir se encuentra lejos de interpretar a un personaje inocente y positivo; no queremos contar demasiado de lo que pasa con él en las manos del irreverente Tarantino, pero podemos adelantar que no se trata en definitiva de un rol destinado a promover la cultura hispana, a no ser que se considere el hecho de que pronuncia varias palabras (normalmente soeces) en nuestro idioma.
Pero eso no quiere decir que haya que condenar al director, ya que, como él mismo lo ha dicho ante la prensa, ésta es probablemente la obra más ambigua que ha hecho en términos morales, lo que impide realmente catalogar como “buenos” o “malos” a cualquiera de sus personajes, ya sea el exsoldado afroamericano de Jackson, el cazarecompensas anglosajón de Russell y, por supuesto, el supuesto guardián de una posada de Bichir.
“Revenant” y “Hateful” son también muy diferentes en el sentido de que la primera es una tensa y emocionante aventura en la que el personaje central -un recolector de pieles encarnado por DiCaprio- no tiene casi oportunidad de hablar, sobre todo después de que un oso enorme le destroza la garganta, mientras que las figuras de la segunda, en consonancia con el estilo de su director, se enfrascan en diálogos larguísimos y divertidos (quizás con la excepción del Bob The Mexican de Bichir, que es el que menos dice, pero que se las ingenia de todos modos para resultar gracioso).
Al haber sido filmadas en condiciones climáticas complicadas, las dos películas contaron con rodajes especialmente difíciles, pero parece bastante claro que el de Iñárriti fue mucho más exigente, por el simple hecho de que, a diferencia del de Tarantino, que se desarrolló mayormente al interior de una cabaña ubicada en Connecticut, se hizo mayormente en los helados exteriores de una locación canadiense.
Finalmente, ambas cintas comparten desde el inicio de esta semana una circunstancia especialmente desafortunada para sus pretensiones monetarias: el haber sido ‘pirateadas’ de manera masiva en la Internet, como consecuencia de las copias en video que se entregan a los miembros de la Academia, hasta el punto de que, al cierre de esta edición, ya habían sido vistas por un millón de personas de modo ilegal.
No cabe duda de que acceder a ellas de esta manera es muy cómodo y, sobre todo, gratuito; pero, tras haber visto ambas producciones, no podríamos insistir lo suficiente en que merecen verse en la pantalla grande, porque se trata de trabajos hechos por auténticos artistas de la imagen que aprovechan específicamente las posibilidades ofrecidas por un formato de generosas dimensiones.
De hecho, esa ha sido una preocupación mayor de Tarantino, quien está lanzando primero “Hateful” de manera exclusiva en salas que permiten una proyección en celuloide y en 70 mm (es decir, un formato de la vieja escuela que posee una resolución mucho mayor del que se emplea actualmente), y que expandirá recién la distribución a los recintos digitales de rigor a partir del 31 de este mes.
Por su lado, “Revenant” cuenta con una puesta en escena deslumbrante que no depende solo de Iñárritu, sino también de su compatriota Emmanuel Lubezki, el celebrado director de fotografía que trabajó ya a su lado en “Birdman” y que, de hecho, podría llevarse su tercer Oscar consecutivo con esta labor (el primero se debió a la “Gravity” de Alfonso Cuarón).
De manera quizás profética, durante la breve conferencia de prensa que se produjo antes del estallido pirata, Iñárritu remarcó las diferencias entre ver una película en la televisión y hacerlo en el cine al comentar que “nuestro deber como cineastas es retomar esas emociones físicas e intelectuales que solo se pueden experimentar en una gran pantalla, como ocurre en este caso, con una historia de aventuras y de supervivencia en la que se sienten el frío, la brisa, el miedo y la transformación de los héroes”.
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