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Los compradores de vivienda pierden la esperanza, mientras los préstamos más costosos complican la asequibilidad

Letrero de "se vende" en el exterior de las casas de la ciudad.
El repunte de la vivienda por la pandemia se está calentando nuevamente a medida que se acerca la temporada clave de ventas de primavera; ello amenaza con empujar a los nuevos compradores más allá de lo que pueden pagar.
(Phillip Molnar / San Diego Union-Tribune)

Los compradores de vivienda por primera vez, que ya se ven afectados por las guerras de ofertas, ahora enfrentan un potencial golpe de gracia: tasas hipotecarias más altas.

Los costos de los préstamos a 30 años alcanzaron su máximo en un bienio, del 3.69%, la semana pasada, con un aumento de casi el 20% solo desde Navidad. Se esperan más alzas a medida que la Reserva Federal, a favor de frenar la inflación, aumente su tasa de referencia. Esa es una perspectiva desalentadora para los compradores de nivel de entrada cuando la asequibilidad ya está en su peor momento desde 2018.

El repunte de la vivienda por la pandemia se está calentando nuevamente a medida que se acerca la temporada clave de primavera, y ello amenaza con empujar a los nuevos compradores más allá de lo que pueden pagar. Sus modestos ingresos los ponen en desventaja cuando compiten contra personas de la tercera edad y dueños de viviendas unifamiliares por las mismas casas de precio moderado. El salto en los costos de endeudamiento está minando su poder adquisitivo, impidiéndoles ofertar lo suficientemente alto como para tener oportunidades.

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“La asequibilidad de la vivienda está destinada a no prosperar”, comentó Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, quien espera que las tasas a 30 años superen el 4% este año.

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“Muchos posibles compradores de vivienda por primera vez quedarán excluidos de la propiedad, al menos hasta que los precios vuelvan a la normalidad o las tasas hipotecarias bajen otra vez”, comentó. “Ninguna de las dos opciones parece probable, al menos no pronto, y ciertamente no a tiempo para la temporada crítica de compra, en primavera”.

Cassie Homan, una inquilina soltera de Filadelfia de unos 40 años, recorre los sitios web de listados todos los días en busca de un lugar modesto en los suburbios de Nueva Jersey, para estar más cerca de la familia. Tiene un contrato de arrendamiento de mes a mes para mantenerse flexible, pero en el rango de su presupuesto, de menos de 200.000 dólares, las casas se agotan rápidamente a menos que haya algún problema grave.

Recientemente preguntó por una vivienda remodelada, de dos habitaciones y construida en 1855, con un precio inicial de 140.000 dólares, sin embargo, la opción desapareció antes de que pudiera verla, porque atrajo tres ofertas en efectivo en dos días. La mujer consideró otra casa y descubrió poco después que el vendedor estaba haciendo pasar el ático por un dormitorio. Una tercera propiedad, que figuraba en la lista sin fotos, no permitía recorridos porque un inquilino vivía aún allí.

Homan espera que el aumento de las tasas de interés provoque una caída en los precios, abriendo más inventario. Aparte de eso, “estoy jodida, no tengo ninguna posibilidad en el infierno”, comentó. “Tendré que alquilar por el resto de mi vida”.

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El aumento de las tasas, al menos a corto plazo, ayuda a reducir aún más el inventario. Los propietarios de viviendas están cada vez menos dispuestos a mudarse porque tendrían que renunciar a su antigua hipoteca de menor costo y aceptar una más cara para comprar una nueva casa. Eso deja menos propiedades iniciales en el mercado.

Y las empresas de rentas unifamiliares que compran casas por miles seguirán haciéndolo, porque no dependen de las hipotecas, destacó Scott Buchta, director de estrategia de ingresos fijos de Brean Capital en Franklin, Tennessee. Eso seguirá limitando los suministros, especialmente en mercados donde las empresas son más activas, como Atlanta, Phoenix y Nashville.

Sherry Bailey, una agente en Atlanta, destacó que sus compradores pierden constantemente frente a los grandes propietarios, que pagan en efectivo. Bailey asesora a una mujer joven que trabaja para el gobierno y cuyo presupuesto es menor a los 200.000 dólares, que se vio obligada a buscar en los pueblos montañosos del norte de Georgia, a una hora y media de Atlanta. No obstante, en el tiempo en que un cliente discute las posibilidades con su madre, los competidores se abalanzan, comentó Bailey.
“El mercado de primavera ni siquiera ha comenzado”, dijo, “y los compradores ya están desanimados”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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