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La caída de Klete Keller: Del oro olímpico a los disturbios en el Capitolio

Partidarios de Trump se enfrentan a la policía en Capitolio de Estados Unidos
Klete Keller, arriba en el centro con una mascarilla azul marino, gesticula mientras los partidarios de Trump se enfrentan a la policía en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021. Los manifestantes rompieron el cerco de seguridad y entraron en el Capitolio mientras el Congreso se encontraba reunido para certificar las elecciones presidenciales de 2020.
(Roberto Schmidt / AFP/Getty Images)

Mientras la multitud se agolpaba contra dos docenas de policías con cascos y máscaras de gas que bloqueaban un pasillo de la cámara del Senado en el Capitolio de Estados Unidos, una voz retumbó por encima del estruendo.

“¡Que se vaya Nancy Pelosi!”

“¡Que se joda Chuck Schumer!”

Los gritos provenían de un hombre que, en cierto modo, se parecía a los otros alborotadores: gorro negro con el nombre del presidente Trump bordado, gafas de sol oscuras y un pañuelo verde colocado sobre la barba.

Pero Klete Keller, de 1.90 metros de estatura, sobresalía por encima del mar de gente. Llevaba una chamarra azul marino con la inscripción “USA” en la espalda en grandes letras blancas y el logotipo olímpico de Estados Unidos en la parte delantera, que había sido entregado a los atletas que competían con el equipo estadounidense. Los detectives de Internet y las fuerzas del orden tardaron semanas o meses en identificar a la mayoría de los más de 700 acusados del atentado del 6 de enero de 2021, pero la chamarra delató a Keller casi de inmediato.

El graduado de la USC estuvo entre los nadadores de estilo libre de élite del mundo en la década de 2000, compitiendo en tres Juegos Olímpicos y ganando dos medallas de oro. Sus amigos y compañeros de natación lo conocían como una persona fácil de llevar y simpática. Ahora estaban desconcertados. ¿Por qué alguien que había pasado gran parte de su vida representando a su país se había unido a un grupo de manifestantes para atacar un símbolo importante de la democracia estadounidense?

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“Eso es lo que ha hecho que esto sea tan confuso, tan frustrante para tanta gente”, dijo Gary Hall Jr., el 10 veces medallista olímpico de natación que conoce a Keller desde hace más de dos décadas. “Parece tan diferente a su carácter, a su personalidad, no lo veo participando en este tipo de cosas”.

Un hombre con una chamarra que dice "USA" camina por un pasillo
Klete Keller es visto en un video de vigilancia entrando al Capitolio de Estados Unidos a las 2:39 p.m. el 6 de enero de 2021.
(U.S. Capitol)

Keller, de 39 años, se ha declarado culpable de un cargo de obstrucción de un procedimiento oficial ante el Congreso y ha aceptado cooperar con la investigación del gobierno.

El papel desempeñado por grupos de extrema derecha como los Three Percenters, Proud Boys y Oath Keepers en el ataque ha acaparado gran parte de la atención pública. Pero la mayoría de los acusados, como Keller, no eran miembros de organizaciones extremistas. Tenían trabajos de clase media. Su edad promedio era de 39 años, según el Programa sobre Extremismo de la Universidad George Washington. La gran mayoría -el 87%- eran hombres. Procedían de 45 estados y del Distrito de Columbia. Se sentían profundamente agraviados.

Cientos de páginas de registros judiciales, correos electrónicos y entrevistas con más de 30 amigos, compañeros de equipo y asociados muestran que el viaje de Keller al Capitolio fue la última y más desconcertante elección en una vida acosada por las dificultades desde que se retiró de la natación hace más de una década. Inestabilidad laboral, un divorcio, vivir en su auto durante 10 meses, una amarga disputa por la custodia de sus hijos, acusaciones de comportamiento errático.

Su exesposa testificó en un juicio por la custodia de los hijos en octubre de 2020 que él había intentado suicidarse y que, tras separarse, la inmovilizó contra una pared y le preguntó si había “oído hablar alguna vez de la violación conyugal”. Keller negó la acusación en una presentación judicial. Se describió a sí mismo durante el juicio como “abrumado” y “perdido” en los años posteriores al fin de su carrera. La pertenencia y la identidad que encontró mientras nadaba se le escapaban en tierra firme.

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En una declaración, el abogado defensor de Keller, Edward B. MacMahon Jr., negó las declaraciones de la exesposa de Keller como “alegatos y declaraciones unilaterales e interesadas”. Señaló que a Keller se le permite tener visitas no supervisadas con sus hijos y “está haciendo todo lo posible para formar parte de la vida de ellos”.

“El señor Keller ha admitido que cometió un gran error al entrar en el Capitolio”, dijo el abogado. “Ha aceptado toda la responsabilidad por sus acciones ese día y sigue trabajando para reconstruir su vida y enmendar ese error de juicio”.

Keller no respondió a las solicitudes de comentarios y no ha hablado públicamente sobre el ataque.

En los últimos años, se instaló en Colorado Springs, Colorado, se sumergió en una carrera inmobiliaria y se comprometió. Algunos amigos notaron una creciente politización y un tono inusualmente agresivo en las redes sociales en los meses anteriores al 6 de enero.

“Definitivamente, se metió en el grupo equivocado, pero yo me habría preocupado más si mi hijo adolescente empezara a tomar malas decisiones”, dijo Daniel Soteres, un médico que se hizo amigo de Keller. “Hay algo extraño en lo que pasó con Klete”.

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Klete Keller, con un traje de Estados Unidos, ante un fondo rojo
Klete Keller en los Campeonatos Nacionales de Natación de Estados Unidos en 2003.
(Donald Miralle / Getty Images)

En el verano de 2000, Keller acababa de graduarse en la escuela cuando batió dos veces el récord estadounidense de los 400 metros libres que había permanecido en pie durante 12 años y ganó una medalla de bronce en la prueba en los Juegos Olímpicos de Sydney, además de una de plata en relevos.

Las peculiaridades de este joven de 18 años fuera de la piscina también llamaron la atención. El Times le llamó “cadete del espacio” por su afición a caer en situaciones extrañas, como caer en el foso de las morsas de SeaWorld cuando era niño y quedarse encerrado en el zoo fuera de horario.

En la USC, Keller consiguió tres títulos individuales de la NCAA, y luego abandonó en 2002, alegando que los entrenamientos no eran su estilo y que se dormía en las clases. Firmó un contrato de patrocinio con Speedo y se trasladó a Ann Arbor (Michigan) para entrenar con el legendario entrenador de la Universidad de Michigan, Jon Urbanchek, en el Club Wolverine. El joven fenómeno Michael Phelps pronto se unió al grupo.

En un deporte que se basa en la práctica de decenas de miles de metros en la piscina cada semana, el enfoque alegre de Keller destacaba. Urbanchek lo llamó “bendecido por Dios para la natación”. Dan Ketchum, que nadó y compartió casa con Keller, recordaba una brazada impecable.

“Definitivamente, se metió en el grupo equivocado, pero yo me habría preocupado más si mi hijo adolescente empezara a tomar malas decisiones”. “Hay algo extraño en lo que pasó con Klete”

— Daniel Soteres, médico amigo de Klete Keller

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Fuera de la piscina, pasaba las horas viendo programas de televisión como “The O’Reilly Factor”. En una entrevista de la época bromeó diciendo que la “pasión de su vida” era “simplemente sentarse y observar”. Urbanchek llamaba a Ketchum varias veces a la semana para localizar a Keller o recordarle la hora de un entrenamiento (a menudo llegaba tarde) o asegurarse de que no olvidaba algo (extraviaba cosas fundamentales como los trajes de baño o su pasaporte).

Keller conducía un viejo auto de policía, paleaba el estiércol de los caballos en el granero de Urbanchek y practicaba el tiro al blanco. Daba grandes abrazos y sabía cómo hacer reír a la gente.

Nadie que conociera a Keller en aquellos años recordaba que la política jugara un papel fundamental en su vida. Algunos decían que se inclinaba hacia la derecha, pero eso era todo. La natación lo superaba todo. Pero había indicios de problemas.

Urbanchek, que se convirtió en una figura paterna para el joven nadador, dijo que Keller tenía una relación tensa con su familia. El entrenador recuerda haber cenado con Keller y sus padres, Kelly y Karen, en su casa de Phoenix en diciembre de 1999, cuando Urbanchek le propuso a Keller nadar para Michigan. El entrenador se quedó perplejo, relató, cuando “la madre me llevó a un lado y me dijo: ‘Jon, no desperdicies tu dinero. Nunca va a llegar a la universidad’”.

En lugar de eso, Keller ingresó en la USC, pero mencionaba las dificultades familiares a sus amigos y compañeros de equipo. Tom Malchow, ex plusmarquista mundial de 200 metros mariposa que nadó con Keller en el Club Wolverine, dijo: “Creo que siempre sintió que lo que hacía no era lo suficientemente bueno para ellos”.

Klete Keller nada en 2005.
Klete Keller nada en 2005. Un exentrenador llamó a Keller “bendecido por Dios para la natación”.
(Tom Strattman / Associated Press)

En una serie de mensajes a The Times, Kelly Keller dijo: “Nosotros, como padres, hemos sido los villanos en la vida de Klete durante años y por eso permanecemos fuera de su vida”. El padre negó que su hijo tuviera una infancia difícil y comentó que él y su esposa no dieron a sus tres hijos “más que apoyo y amor toda su vida”.

La hermana de Klete Keller, Kelsey, nadó en la Universidad de Washington, y su hermana menor, Kalyn, compitió en la USC y representó a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004.

“Apoyamos que Klete fuera al Capitolio y mostrara su pasión y patriotismo por nuestro maravilloso país”, continuó Kelly Keller. “Allí no dañó nada ni perjudicó a nadie. Le han convertido en la CARA del evento del Capitolio por ser quien es”.

Malchow recordó otros problemas antes de los Juegos Olímpicos de Atenas. Klete Keller sufría de insomnio, dijo Malchow. “No quiero usar la palabra volátil, pero definitivamente no era el tipo juguetón del equipo que va feliz... Era una faceta diferente de la que estábamos acostumbrados a ver”.

Eso no se notó en Atenas, donde Keller se enfrentó a un reto desalentador en el relevo de 800 metros libres. Australia no había perdido la carrera en siete años, e Ian Thorpe anclaba el equipo. La superestrella poseía el récord mundial en los 200 libres.

Phelps, Ryan Lochte y Peter Vanderkaay nadaron las tres primeras etapas para Estados Unidos y dieron a Keller una ventaja de 1.5 segundos en los últimos 200 metros.

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Thorpe no tardó en igualar a Keller. El estadounidense no flaqueó. Igualó a Thorpe brazada a brazada y tocó la pared un instante antes para ganar por 0.13 de segundo.

Después, Phelps calificó la carrera como “una de las mejores de la historia”, mientras que Keller dijo que se sentía “como si estuvieras en otro mundo, es una experiencia extracorporal”. Se unió a sus compañeros de equipo en el podio con las chamarras del Team USA.

Equipo de relevos masculino de EE.UU tras la victoria Atenas 2004
El equipo estadounidense de relevos de 800 metros libres ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, de izquierda a derecha: Michael Phelps, Ryan Lochte, Peter Vanderkaay y Klete Keller.
(Pierre-Phillippe Marcou / AFP/Getty Images)

Pero las dificultades continuaron fuera de la piscina.

Cari Sherrill, la ex esposa de Keller, recordó un episodio en el que él intentó salir de su auto mientras conducían por una autopista. Creyó que los taxis les perseguían. Dijo que Keller visitó la sala de urgencias del hospital dos veces mientras eran novios, incluso después del incidente de la autopista, por motivos de salud mental.

Cuando Sherrill planteó su preocupación por el comportamiento de su novio a los entrenadores éstos le echaron la culpa al estrés de ser un atleta profesional.

A principios de 2007, Keller regresó a la USC para entrenar con el Club de Natación Troyano y terminar su licenciatura en política pública y desarrollo inmobiliario. Al año siguiente ganó otra medalla de oro en el relevo de 800 metros estilo libre en los Juegos Olímpicos de Pekín.

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Se casó con Sherrill un mes después -Urbanchek fue uno de los padrinos de boda- y empezó a vivir en el mundo real.

Dos años después, en Halloween de 2010, Sherrill llevó a la hija de la pareja, que entonces tenía 10 meses, a un centro de urgencias para que le pusieran puntos en la barbilla. Embarazada de mellizos, Sherrill se enteró durante la visita que la familia ya no tenía seguro médico.

“Descubrí que Klete no tenía trabajo”, dijo al tribunal durante el juicio por la custodia de los hijos. “Me había estado mintiendo y salía de la casa” como si fuera a trabajar.

Alrededor de un mes después de enterarse de que no tenían seguro, declaró Sherrill, Keller le dijo que había intentado suicidarse, aunque añadió que ahora él lo niega todo.

“Llegó a casa con la cara de color morado y llorando”, dijo Sherrill al tribunal. “Me mostró el embudo y el tubo que había comprado en la tienda para ponerlo en el escape de su auto. Lo puso y se sentó allí durante unos minutos con el automóvil encendido, luego el ruido del vehículo le asustó y lo apagó. Llegó a casa y me dijo que necesitaba ayuda”.

Keller había contratado una póliza de seguro de vida que, según él, cubría el suicidio, testificó Sherrill, y le dijo que “ese era su último recurso porque... no podía mantener un trabajo”.

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Aunque los atletas a menudo luchan por tener un rumbo después de que sus días de competencia terminan, Keller dijo en una entrevista de 2018 con el Canal Olímpico que no se sintió preocupado por su transición.

“Todos esos años de éxito que tuve con la natación realmente me dieron una expectativa inexacta del mundo. Fue mucho más difícil lidiar con los pequeños mini fracasos que experimentaría en un día cualquiera”, manifestó. “No fui un buen empleado o trabajador durante mucho tiempo porque esperaba que todo me llegara tan fácilmente como la natación”.

Former USC swimmer Klete Keller, who won five Olympic medals for the U.S., has been charged in connection with participation in the Capitol riot.

“Había hablado con mis mentores y me habían dicho: ‘Escucha, no vas a tener ningún problema para entrar y ganar inmediatamente miles de dólares desde el principio. Todo el mundo va a querer contratarte’. ... Cuando esas cosas no sucedieron, realmente afectó a mi perspectiva”.

Se describió a sí mismo como “una persona realmente perezosa, mimada y con derechos”.

Cuando Keller subió al estrado durante el juicio por la custodia, dijo que tuvo que “descubrir quién era” después de la natación y que se dio cuenta de que no tenía a nadie con quien discutir sus “preocupaciones o miedos” sobre la vida en el mundo real.

“Era muy abrumador tener tres hijos en pañales y además tener que mantenerlos”, declaró Keller, “y eso me llevó a cierta confusión. Estaba perdido”.

Durante el juicio por la custodia, Sherrill estimó que Keller había tenido entre 15 y 17 empleos. Los puestos incluían una empresa de valores que promocionaba sus medallas olímpicas en un anuncio y una empresa nacional de servicios financieros. Keller dijo en el podcast que fue despedido de ese trabajo el día después de que la pareja se separara legalmente el 28 de enero de 2014. No dio el motivo.

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La sucesión de trabajos continuó en los años siguientes: una escuela de natación, una empresa de construcción, un servicio de transporte compartido, un ejecutivo de cuentas con una empresa nacional de bienes raíces y clases de natación.

“No fue capaz de adaptarse a que todo el mundo le atendiera e hiciera las cosas por él y de repente tener que hacerlas por sí mismo”, expuso Sherrill.

Dijo a The Times que Keller pasó gran parte de su relación culpando a sus padres de los problemas durante su crianza. Los padres nunca conocieron a sus tres hijos, según los registros judiciales. Con el tiempo, señaló, su resentimiento se centró en ella.

En un correo electrónico que Sherrill envió a Keller cinco días después de su separación y que se presentó como prueba en el caso de la custodia, escribió: “Tienes que buscar ayuda. ¿Sabías que me llamaron de tu trabajo para hablar de tu estado mental y de tu padre y tu abuela? Culparme no te ayudará a ver a los niños. Conseguir ayuda si lo hará”.

Keller respondió: “Lo que no es justo es que me los ocultes y no me permitas verlos o incluso hablar con ellos. No son monedas de cambio, son niños”.

Sherrill declaró que Keller entró en su casa una noche, poco después de la separación.

“Estaba de pie detrás de mí en el baño. Me asustó bastante”, declaró. “Acabé hablando con él desde lo alto de mi escalera porque no se quería ir. ... Me inmovilizó contra la puerta del dormitorio de mis hijos y me dijo: ‘¿Has oído hablar de la violación conyugal?’ Provocó una especie de empujón físico y entonces le amenacé con llamar a la policía, así que se fue”.

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Keller no fue interrogado sobre la acusación durante el juicio.

Los vecinos alertaron a Sherrill varias veces cuando vieron a Keller fuera de su casa. En los archivos del tribunal, Sherrill lo acusó de acosarla. En el juicio, el abogado de Keller le preguntó si había llamado a la policía.

“No”, declaró Sherrill. “En su lugar, dormí con una pistola en mi cama”.

Tras la separación, la vida de Keller se volvió un desastre. Vivió con su hermana Kalyn y su marido en Maryland durante seis o siete meses, y luego se trasladó al sur de California, a la casa de su abuela en Running Springs. Apareció con otros olímpicos en un puñado de clínicas de natación por todo el país, pero no tenía un trabajo a tiempo completo. Después de las clínicas, los participantes posaban para hacerse fotos con Keller y su medalla de oro de Pekín.

En una entrevista con el blog Olympic Talk de la NBC en la primavera de 2014, Keller sonaba conflictivo sobre sus años de natación: “Debería haber dedicado mucho más tiempo a pensar en las carreras y en lo que iba a hacer después de la natación. ... Probablemente aún guardo algo de rencor hacia mí mismo, pero también un poco hacia mi deporte porque me dejé llevar demasiado por él. Todavía no he superado eso, por desgracia, pero estoy trabajando en ello”.

Sherrill demandó a Keller por la manutención de sus hijos en el Tribunal de Distrito del Condado de Mecklenburg, en Carolina del Norte, y, en septiembre, la juez Christy T. Mann le ordenó que pagara 191 dólares al mes y que consiguiera un trabajo a tiempo completo. La jueza escribió: “El subempleo del demandado es voluntario y es el resultado de su indiferencia hacia las necesidades financieras inmediatas de sus hijos”.

“Apoyamos que Klete fuera al Capitolio y mostrara su pasión y patriotismo por nuestro maravilloso país. Él no dañó nada ni hizo daño a nadie allí. Le han convertido en la CARA del evento del Capitolio por ser quien es”

— Kelly Keller, padre de Klete Keller, en un mensaje al Times

Keller se trasladó a Carolina del Norte en octubre y declaró más tarde que vivía en su Ford Fusion porque la obligación de la manutención de los hijos le impedía pagar el primer y el último mes de alquiler de un apartamento. Dormía en los estacionamientos de Walmart y mantenía una suscripción en un gimnasio para bañarse.

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Al mes siguiente, según los registros judiciales, Keller dijo al juez que era “mental y físicamente incapaz de trabajar” y que luchaba contra la depresión.

Actuando como su propio abogado, Keller presentó dos acciones judiciales alegando que Sherrill se negaba a permitir el contacto y las visitas con los niños. Ambas fueron desestimadas por defectos de procedimiento. Los niños le llamaban “tío Klete” o “señor Klete”.

“No me voy a ir y no me vas a echar de sus vidas”, escribió Keller en un correo electrónico a Sherrill a mediados de 2015.

Sherrill, que se había vuelto a casar, enumeró las preocupaciones sobre su exmarido en un correo electrónico enviado ese mismo año a un terapeuta que trabajaba con la familia: “Muestra inestabilidad emocional. Llora, grita, es sarcástico, insulta a nuestros hijos, dice cosas inapropiadas a los niños o sobre mí... Comportamiento extraño e impredecible hacia mí, o en mi presencia en cada interacción en los últimos dos años”.

Cuando Keller regresó al tribunal a finales de 2016 para un juicio de manutención de los hijos, el juez parecía exasperado. Mann escribió que, una vez más, las clínicas de natación eran el único empleo de Keller. Dijo que esperaba que él “madurara”, pero que “no había estado a la altura de las circunstancias” y que era “lo suficientemente mayor para saberlo”. Tenía 34 años.

Un año después, en otoño de 2017, Keller se mudó abruptamente a Colorado Springs sin trabajo. Cuando más tarde explicó el motivo del traslado, citó la frustración por la situación de la custodia -había demandado a Sherrill por la custodia compartida- y una antigua afinidad por la zona desde sus días en el centro de entrenamiento olímpico de la ciudad.

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Keller obtuvo su licencia inmobiliaria, pasó nueve meses en una empresa inmobiliaria residencial y luego se trasladó a otra. Sus colegas recuerdan a un compañero de trabajo tranquilo y agradable, con una sonrisa fácil, que disfrutaba del ciclismo de montaña y el senderismo y no ocultaba sus dificultades después de nadar. Las conversaciones solían girar en torno a sus hijos.

Publicaba mensajes en Facebook sobre la vida en Colorado. USA Swimming publicó una historia optimista sobre él. A primera vista, parecía haber superado la crisis.

Aunque Keller se registró como libertario en Carolina del Norte, no se afilió a ningún partido cuando se registró para votar en Colorado a finales de 2017. No solía hablar de política. Cuando la pandemia se intensificó en 2020, sus amigos se dieron cuenta de que sus publicaciones en las redes sociales se oponían a las intervenciones de salud pública, como las mascarillas, y apoyaban a Trump. Algunos dijeron que su presencia online parecía agresiva y en desacuerdo con la persona de bajo perfil que criaba gallinas en el patio de la casa que compartía con su novia.

Soteres, el médico de Colorado Springs, formó equipo con Keller en dos relevos en un encuentro de natación de masters en marzo de 2020. Dijo que la personalidad afable y relajada de Keller hacía que fuera fácil llevarse bien con él. Pero Soteres notó que le molestaban las restricciones relacionadas con la pandemia y creyó que su amigo entró en un “agujero en las redes sociales” y quizá sintió que “el sistema lo alejó, tal vez le robó a sus hijos”.

“Creo que llegó a un lugar cada vez más oscuro dentro de esa especie de vacío”, comentó Soteres.

Recordó haber ofrecido un punto de vista opuesto a uno de los mensajes de Keller. Él respondió con un mensaje directo amenazando con bloquearme si publicaba otra respuesta.

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Partidarios de Trump llevan pancartas, una dice "Stop the Steal"
Los partidarios del entonces presidente Trump se concentran el 13 de noviembre de 2020 en la “Million MAGA March” para protestar por el resultado de las elecciones presidenciales. Keller estaba entre los asistentes.
(Jacquelyn Martin / Associated Press)

Varios amigos recordaron otro post de Keller -una persona lo calificó de diatriba, otra de despotricar- en el que describía un encontronazo en un supermercado en el que, según alegaba, una persona se enfrentó a él por no llevar una mascarilla o por caminar en sentido contrario por un pasillo de sentido único y le siguió hasta su casa.

Keller faltó a una visita de fin de semana programada con sus hijos gemelos en Carolina del Norte en marzo, según los registros judiciales. El juez del caso de custodia escribió: “Lo achacó al tiempo, pero dijo a los niños que tenía que trabajar. Su vuelo no fue cancelado”. Sherrill alegó en los expedientes judiciales y en su testimonio que Keller había faltado o llegado tarde a varias visitas.

Cuando Keller se enteró de que los gemelos habían empezado a reunirse con terapeutas, envió un correo electrónico a Sherrill: “Qué buena broma”. Expresó su alarma por la posibilidad de que uno de ellos fuera medicado “por cualquier trastorno que estos charlatanes crean que tiene”. Sherrill declaró que no le habían sugerido ninguna medicación.

A principios de ese mes de agosto, según las actas judiciales, Keller llevó a sus gemelos de 9 años por el Virginia Creeper Trail, en el suroeste de Virginia, y “permitió a los niños disparar a las señales de tráfico con una pistola de balines desde la ventanilla de un vehículo en marcha”. Interrogado sobre el episodio durante el juicio por la custodia, Keller dijo: “No había nadie en la carretera y pensé que sería algo divertido”.

Ese mismo mes, Keller asistió a una recaudación de fondos para el entonces senador estadounidense Cory Gardner (republicano de Colorado) en la casa en Colorado Springs de Eli Bremer, que compitió en el pentatlón moderno en los Juegos Olímpicos de Pekín. Bremer sugirió una vez a Keller que se presentara a las elecciones; pensó que tal vez podría ser comisario del condado. Activo en la política republicana de Colorado, Bremer no vio en Keller un conjunto de opiniones políticas bien desarrolladas y describió su enfoque como “muy pasivo”.

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“Si se dijera cuál es el tema que realmente podría encenderlo, sería el de sus hijos”, dijo Bremer.

Cuando Keller testificó en el juicio por la custodia de sus hijos, su tono fue diferente al del podcast de 2018, en el que sonó arrepentido por las decisiones posteriores a la natación y se describió a sí mismo como si se hubiera convertido en “un bebé llorón”. Se presentó siempre como víctima de su exmujer, describió los problemas del pasado como “baches en el camino” y deseó haber acudido antes a los tribunales para ejercer “mis derechos como padre”. Comparó el no poder ver a sus hijos con el hecho de estar encarcelado.

“Cualquier cosa buena sobre mí ha sido despojada y se ha hecho una narrativa que me pinta en una luz extremadamente mala y como que pone un poco de miedo en sus corazones hacia mí hasta que nos reunimos y pasamos tiempo juntos y se derrite”, testificó Keller.

Dos semanas más tarde, la jueza del condado de Iredell, Christine Underwood, concedió a Sherrill la custodia legal exclusiva de los mellizos, así como la custodia legal temporal exclusiva de su hija, que entonces tenía 10 años. En su orden, la jueza escribió que Keller “niega rotundamente que tenga problemas de salud mental a pesar de los años de inestabilidad en la vivienda y el empleo, y a pesar de un intento de suicidio anterior”.

In the months since the deadly attack, election denialism has grown, paving the way for future efforts to violently overturn elections.

Es “el epítome de un padre ‘divertido’”, añadió, pero también “se comporta como un niño”. Encontró que Sherrill había sido una “excelente madre” y que Keller es una “persona apta y adecuada para tener visitas y contacto con los hijos menores, siempre y cuando se cumplieran ciertos parámetros”.

A mediados de noviembre de 2020, Keller voló a Washington con su novia para la “Million MAGA March” en protesta por el resultado de las elecciones presidenciales. Las fotos del servicio de cableado lo capturaron agitando una bandera de Colorado en medio de miles de manifestantes pro-Trump.

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“Creo que sintió que, dado que no podía estar involucrado en la vida de sus hijos a diario, tal vez podría tener un impacto positivo para sus pequeños teniendo una causa y siendo realmente fiel a esa causa”, dijo Holly Trinidad, gerente de Hoff & Leigh, la firma de bienes raíces comerciales en Colorado Springs a la que Keller se unió en el verano de 2020. “Probablemente la psicología subyacente detrás de eso fue hacer algo para mejorar el futuro de sus hijos”.

El 18 de diciembre de 2020, la Oficina del Sheriff del Condado de Iredell respondió a una llamada a las 7:26 p.m. por “problemas de custodia” en la casa de Sherrill en Davidson, N.C. Una presentación judicial del abogado de Sherrill describió que Keller llegó para una visita programada con los gemelos y se enfureció cuando uno de los niños se resistió a salir.

“Keller se enfadó y dijo muchas cosas feas, degradantes y amenazantes a Sherrill y a su marido”, dice el escrito.

Alegaba que Keller “continuó sus ataques verbales contra Sherrill y su familia durante todo el fin de semana, y cuando [los gemelos] defendieron a Sherrill y a su familia, Keller se enfureció y les dijo a los gemelos que podría no volver a visitarlos, y que era culpa de ellos”.

Dieciséis días después de esa visita, Keller voló a Washington.

Simpatizantes de Trump en mitin del 6 de enero en el Capitolio
Simpatizantes de Trump en un mitin del 6 de enero de 2021 que precedió al ataque al Capitolio de Estados Unidos.
(John Minchillo / Associated Press)

Con la chamarra del Team USA entregada a los deportistas olímpicos estadounidenses en los Juegos de Invierno de Pyeongchang en 2018 -no está claro cómo la adquirió Keller-, escuchó cerca del Monumento a Washington el 6 de enero mientras Trump se dirigía a decenas de miles de seguidores.

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Poco después de las dos de la tarde, mientras el Congreso se reunía para certificar la elección de Joe Biden como presidente, numerosas fotos y videos captaron a Keller entre la multitud que marchaba hacia la policía frente a los andamios levantados para el Día de la Inauguración en el lado oeste del Capitolio. Keller se abrió paso rápidamente a unos metros de la primera línea mientras la policía intentaba contener a la masa de gente con gas pimienta, barricadas metálicas y granadas de gas lacrimógeno. Una foto muestra a Keller extendiendo ambos dedos centrales.

A las 2:39 de la tarde, un video de vigilancia captó a Keller sosteniendo su teléfono mientras entraba en el Capitolio por las puertas de la Upper West Terrace. En su declaración de culpabilidad, Keller reconoció: “sé que no tenía permiso para entrar en el edificio” y que “creía que yo y otros tratábamos de obstruir, influir e impedir” que el Congreso certificara las elecciones.

Keller atravesó la Rotonda y se unió al enfrentamiento entre los alborotadores y la policía en el largo pasillo que lleva a la cámara del Senado. La policía hizo retroceder a la turba con chorros de gas pimienta.

Once minutos después de que Keller volviera a la Rotonda, la policía empezó a desalojar la sala abarrotada. En medio de una escena caótica, Keller se sacudió el codo para zafarse de los agentes, según su confesión escrita presentada ante el tribunal.

Tras ser expulsado de la Rotonda, Keller permaneció cerca de las estatuas de Guerra y Paz. Aplaudió, tomó fotos de los policías que intentaban expulsar a la multitud y pareció reírse en las imágenes de vigilancia mientras los alborotadores entraban en la sala por las puertas de la Rotonda este. A las 3:27 p.m., Keller fue expulsado del Capitolio, todavía con su teléfono en el aire.

Manifestantes y policías luchan entre barricadas metálicas
Simpatizantes de Trump atacan a la policía el 6 de enero de 2021, frente al Capitolio de EE.UU.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)
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Durante las siguientes 24 horas, según los registros judiciales, Keller destruyó su teléfono y su tarjeta de memoria. Borró las cuentas de las redes sociales. Tiró a la basura la chamarra del equipo de Estados Unidos.

Cinco días después del ataque, un sitio web de natación, SwimSwam, publicó la primera historia que vinculaba a Keller con el motín. Hoff & Leigh emitió un comunicado al día siguiente en el que decía que Keller había dimitido: “No podemos aprobar acciones que violan el estado de derecho”. Su biografía desapareció del sitio web de la empresa.

El 13 de enero, Keller fue acusado en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Washington. La denuncia penal incluía capturas de pantalla de Keller con la chamarra.

Ese día, Urbanchek calificó la participación de Keller como un “acto estúpido”, pero lo defendió como un “tipo muy patriótico” que llevaba la chamarra del Team USA “para mostrar respeto por nuestro país”, al igual que en los puestos de medallas de los Juegos Olímpicos.

“No se parece a ninguna de las otras personas que realmente estaban golpeando y rompiendo cosas”, continuó Urbanchek. “Yo no lo pondría al mismo nivel. ... No han hecho nada por Estados Unidos. El es un americano fuerte. ... Klete era todo lo americano que se puede ser. Quizá era demasiado americano”.

Un gran jurado acusó a Keller de siete cargos. Citando el ataque del Capitolio y el incidente de diciembre en Carolina del Norte, Sherrill presentó una moción para reducir sus visitas con los gemelos.

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En mayo, según los registros de licencias inmobiliarias de Colorado, Keller volvió a trabajar para Hoff & Leigh.

“Estaba completamente arrepentido”, dijo Trinidad sobre Keller en los días y semanas posteriores al ataque. “Decía: ‘No debería haber ido nunca. De haber sabido lo que iba a ser esto, jamás hubiera ido y no habría hecho esto’... Es una persona genuinamente de buen corazón y no puedes tener suficiente gente en tu vida que sea realmente de buen corazón, independientemente de lo que sientas sobre su política”.

Urbanchek dijo durante una entrevista en junio que Keller se disculpaba, que quería dar un giro a su vida y que estaba “muy seguro” de que saldría de los cargos con una multa.

Pero muchos de los que conocen a Keller siguen desconcertados por su participación.

“Estaba luchando contra la identidad y los tiempos difíciles”, dijo Hall, el medallista olímpico. “De eso se aprovechan estos radicales. Se vio envuelto en ello”.

Soteres lo expresó sin rodeos: “Se trata de un tipo al que se le han dado más segundas oportunidades que a la mayoría de la gente la primera”.

Como parte de un acuerdo con los fiscales, Keller se declaró culpable el 29 de septiembre de un delito de obstrucción al Congreso. No será sentenciado hasta que termine su cooperación con el gobierno. Pero se enfrenta a mucho más que una multa. Las directrices para la imposición de sentencias prevén entre 21 y 27 meses de prisión federal.

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Los gemelos se resisten a cualquier forma de contacto con Keller tras el ataque al Capitolio, según una moción presentada por el abogado de Sherrill en el caso de la custodia a finales de 2021, y no los ha visitado en casi un año.

El 28 de octubre, Keller se unió a cientos de agentes inmobiliarios comerciales que asistían a un evento de boxeo benéfico en Arvada, Colorado. Vestía de traje, tomaba una bebida y sonreía mientras posaba para una foto con dos colegas en medio de la celebración.

La biografía de Keller volvió al sitio web de Hoff & Leigh esa misma semana. En ella se mencionaba su amor por el esquí y las aguas termales, su ética de trabajo y su empuje, sus tres Juegos Olímpicos y sus dos medallas de oro, su épica carrera contra Thorpe.

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