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Tras la caída del edificio en Florida, algunos residentes afrontan su futuro en la costa

Rubble appears in front of a partly collapsed tower among a row of beachfront buildings.
Los rescatistas trabajan entre los escombros de Champlain Towers South, en Surfside, Florida, el 25 de junio pasado.
(Gerald Herbert / Associated Press)

Sentado en su balcón del noveno piso, mientras las palmeras verdes se balanceaban frente al azul turquesa del Océano Atlántico, Christian Ginman ya no podía disfrutar de la vista.

No dejaba de pensar en el colapso de Champlain Towers South, hace menos de una semana, y en cómo el edificio se derrumbó sin previo aviso en medio de la noche; 13 pisos convertidos en una montaña de escombros. El apartamento de fin de semana de Ginman está a solo cinco cuadras de distancia de allí.

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Ariana Hevia, de Nueva Orleans, en el centro, junto a Sean Wilt, a la izquierda, el 25 de junio de 2021, cerca del edificio de condominios que se derrumbó el jueves pasado en Surfside, Florida, al norte de Miami. La madre de Hevia, Cassondra Billedeau-Stratton, vivía allí y murió en el colapso.
(Lynne Sladky / Associated Press)
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“¿Qué edificio será el próximo?”, se preguntó Ginman, de 49 años de edad, quien es agente de bienes raíces comerciales.

Mientras los equipos de búsqueda y rescate registraban los escombros con la esperanza de encontrar a alguien con vida, las autoridades confirmaron el martes la muerte de 12 personas; 149 permanecen desaparecidas, en lo que podría ser el derrumbe accidental de un edificio más mortal en la historia de Estados Unidos.

Muchos residentes y propietarios de segundas viviendas en la pequeña ciudad costera de Surfside, a unas pocas millas al noreste de Miami, están nerviosos por su futuro en esta isla.

La causa de la repentina y espectacular caída del Champlain, el jueves, sigue sin determinarse. Algunos expertos en ingeniería exponen que el colapso podría deberse a una rara confluencia de deficiencias estructurales y falta de mantenimiento, en una zona costera donde los edificios son particularmente vulnerables a la corrosión del agua de mar y el aire salado.

Para muchos de los que viven en Surfside, el desastre alimentó la ansiedad sobre los desafíos del mantenimiento de edificios residenciales locales. Una hilera de condominios de mediana y gran altura -algunos con décadas de antigüedad, otros nuevos- se ciernen en la costa atlántica sobre una meseta de piedra caliza, una roca porosa que permite que el agua de mar se filtre desde abajo.

En las próximas décadas, según los científicos, las construcciones en la zona metropolitana costera de Miami y en todo Estados Unidos estarán sujetas a desafíos cada vez mayores a medida que aumente el nivel del mar y las estructuras se expongan cada vez más al agua salada.

“Hay todo tipo de riesgos adicionales hacia los que vamos”, admitió Harold R. Wanless, director del departamento de ciencias geológicas de la Universidad de Miami y experto en el aumento del nivel del mar.

People in hard hats and face masks stand on rubble.
Rescatistas buscan entre los escombros del Champlain Towers South el 28 de junio de 2021, en Surfside.
(Lynne Sladky / Associated Press)

El nivel del mar se elevó unas seis pulgadas en el área de Miami desde la década de 1980 y probablemente no sea responsable del colapso de la torre Champlain, aunque se necesita más investigación, según Wanless. Pero un derretimiento del hielo que se acelera rápidamente en Groenlandia y la Antártida podría sumergir partes de Miami y otras áreas costeras con un aumento adicional del nivel del mar de dos a tres pies en los próximos 30 años.

Aunque es posible diseñar edificios que resistan el agua de mar, dijo Wanless, es más costoso.

“Si quieres mirar hacia el futuro en una isla barrera como Miami Beach, con un aumento del nivel del mar de dos o tres pies, habrá cientos de pies de erosión costera”, añadió. “Estos edificios que están frente a la playa en este momento estarán en el océano, y no vamos a poder hacer mucho al respecto”.

En todo Surfside, los residentes de apartamentos frente al mar se preguntan si están a salvo. Algunos no pueden dormir, o suben por las escaleras en lugar del elevador. Otros se preguntan si deberían renovar sus contratos de arrendamiento. Muchos miran de nuevo lo que les rodea, cuestionan charcos de agua en sus estacionamientos o leves grietas en el concreto, y reflexionan sobre la fragilidad de la vida. “Es estresante”, dijo Michael Leitman, de 47 años, un empresario que vive en el segundo piso de una torre de condominios de 12 plantas, unas ocho cuadras al norte de Champlain. “Hay mucha sal en el aire y estamos rodeados de tanta agua… Siempre hay algo estructural en que enfocarse”.

Para agravar el problema, añadió Leitman, Surfside había dado la bienvenida a una serie de condominios de lujo frente al mar en la última década, como el Fendi Chateau y el Arte Surfside, donde Ivanka Trump y Jared Kushner rentan un apartamento. Un ático en el Arte se vendió recientemente por $33 millones.

“Miren lo que hicimos: construimos todo un muro de torres”, afirmó desde el paseo marítimo, bordeado de olivos marinos, y señaló una hilera de lujosas estructuras de altura media, con cristal y metal relucientes. “La madre naturaleza nos muestra que estamos ejerciendo demasiada presión en esta área”.

Sara David, directora de una guardería, de 59 años, que vive en Nueva York pero alquiló un apartamento en Surfside durante el último año, está tan ansiosa por el colapso que no puede dormir. Solía estar más preocupada por el terrorismo que por el medio ambiente, pero ahora quiere saber si está a salvo viviendo en la playa. “Antes pensaba, ‘¡Oh, esto es hermoso!’”, reconoció. “Ahora pienso: ‘Me estoy arriesgando’”.

Aunque podrían pasar meses antes de que los investigadores tengan una imagen completa de qué aconteció, hay señales de problemas estructurales y mantenimiento deficiente. El edificio, de 40 años de antigüedad, no había completado la recertificación requerida al llegar a ese hito; se estaban realizando trabajos en su techo y estaban a punto de someterse a reparaciones por acero oxidado y concreto dañado.

Un informe de inspección en Champlain, de 2018, describió “abundantes grietas y desconchados” de las columnas de hormigón en el estacionamiento y advirtió que un defecto de diseño “y una impermeabilización fallida” en la plataforma de la piscina podían causar “daños exponenciales”.

Menos de tres meses antes del colapso de la torre, el presidente de la junta directiva de la asociación de condominios advirtió en una carta a los residentes que el daño había “empeorado significativamente” desde la inspección de 2018.

David Peraza, ingeniero estructural de Exponent, una firma de consultoría científica y de ingeniería, que se especializa en la investigación de fallas estructurales, afirmó que los problemas documentados no explicaban cómo se derrumbó una construcción que había estado en pie durante cuatro décadas. “Sigue siendo un misterio”, remarcó. “No hay una pista clara”.

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Un monumento en el exterior de la iglesia St. Joseph’s Catholic Church, en Surfside, Florida, el 28 de junio de 2021, cerca del condominio Champlain Towers South, en memoria de quienes siguen desaparecidos o fallecieron en el derrumbe del edificio, el jueves.
(Gerald Herbert / Associated Press)

Aunque algunas áreas necesitaban reparaciones, señaló Peraza, no eran el tipo de problemas ni estaban en un lugar que, según él, hubieran podido causar una falla tan drástica. Los investigadores, añadió, tendrían que evaluar el diseño estructural original de las columnas, el diseño y aislamiento de las pilas y las condiciones del suelo.

Un estudio publicado el año pasado encontró que el terreno lindante a la construcción se había hundido en la década de 1990 a un ritmo de un par de milímetros al año. Según el ingeniero, eso no es necesariamente significativo: incluso si la tierra se estaba asentando lentamente, la torre estaba sostenida por profundos pilotes subterráneos que deberían haber brindado estabilidad.

John Pistorino, ingeniero estructural que redactó el proceso de recertificación de edificios de 40 años para el condado de Miami-Dade y fue contratado por un abogado para investigar la actual tragedia, señaló que tal colapso es muy inusual en Estados Unidos. Los edificios en la costa, dijo, generalmente se construyen con cimientos profundos, diseñados para estar bajo el agua salada. “Es natural que la gente se pregunte: ‘¿Seré el próximo?’”, destacó. “Si las construcciones tienen mantenimiento, no hay problemas. Tenemos edificios en Miami que llegan a los 100 años”.

Pistorino descartó el aumento del nivel del mar como un problema para las estructuras que tenían pilotes a más de 30 metros de profundidad. “Si el agua sube dos pies, no afectará en absoluto esos edificios”, comentó.

Más de 85.000 residentes del condado de Miami-Dade viven a tres pies por debajo del nivel del mar.

Durante años, el área ha sido afectada por “mareas rey”, más altas de lo normal y causadas por alineaciones específicas del sol y la luna. Incluso en los días soleados, los residentes de Miami se han acostumbrado a que el agua salada se filtre en las carreteras y aceras, se acumule en los garajes de los automóviles, obstruya los desagües pluviales y destruya el césped y los árboles.

El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU propuso la construcción de un malecón de 20 pies a lo largo de la Bahía de Biscayne para contener el aumento del nivel del mar, pero ni siquiera un muro protegerá las casas y las calles del agua que se eleva por la piedra caliza porosa.

Para Zhong-Ren Peng, profesor y director del Centro Internacional de Planificación y Diseño de Adaptación, de la Universidad de Florida, es demasiado pronto para saber la causa exacta del colapso, pero agrega que la intrusión de agua salada podría corroer el concreto y las barras de refuerzo y causar una falla catastrófica en el apoyo del edificio.

Sea o no un problema clave en Surfside, comentó, es un problema creciente para las áreas costeras. “Esta es la llamada de atención para que esas zonas tengan estándares de construcción más altos”, destacó.

El edificio Champlain se construyó antes de que el huracán Andrew, de categoría 5, azotara el sur de Florida, en 1992, lo cual llevó al estado a desarrollar códigos de construcción más estrictos que requieren que las nuevas estructuras sean más fuertes y puedan resistir mejor los vientos huracanados. Pero incluso las pautas más actualizadas de Florida, comentó Peng, no son suficientes. “El problema principal con el nuevo código de construcción de Florida es que no consideró el aumento del nivel del mar y sus impactos”, señaló. “El tema que se debe abordar es si podemos permitir nuevos desarrollos en aquellas áreas vulnerables, que sabemos que serán inundadas en los próximos 30 a 40 años. Si lo hacemos, ¿qué estándar más alto deberíamos adoptar para garantizar la seguridad de los residentes?”.

Para Joe Cox, de 67 años, un marino mercante retirado que ha vivido durante más de dos décadas en un edificio de dos pisos en las cercanías de Bal Harbour, a una milla al norte de la torre Champlain, la caída del Champlain confirmó una creencia a largo plazo: Nunca viviría en un rascacielos. “Creo que no puede haber rascacielos aquí”, afirmó mientras caminaba por el paseo marítimo, antes del anochecer. “La costa de Florida no estaba destinada a ser desarrollada. En lo que a mí respecta, se hizo por codicia. Así es Estados Unidos”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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