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Columna: Cómo frenar a los ladrones de identidad de Facebook

A man walks across a darkened stage in front of a screen with the Messenger log on it while an audience watches.
Los estafadores piratean cuentas de Facebook y utilizan Messenger para intentar engañar a la gente con subvenciones falsas del Club de Leones.
(AP)

Cynthia Lim está muy entusiasmada con las subvenciones disponibles del Club de Leones durante estos tiempos difíciles, por lo cual les dice a todos sus amigos a través de Facebook Messenger que revisen esta fantástica fuente de fondos. El problema es que ella, en realidad, desconoce el tema, y que tampoco existen tales ayudas.

Este escándalo destaca cómo los sitios de redes sociales como Facebook facilitan mucho que los estafadores engañen a los usuarios, aprovechando la reputación de sus amigos de confianza.

“Informé que, al parecer, mi cuenta de Facebook había sido pirateada”, me dijo Lim, de 64 años. “Realmente creo que no les importó; solo me dijeron que cambiara mi contraseña”. La residente del oeste de Los Ángeles calificó su intercambio con el gigante de las redes sociales como “muy insatisfactorio” y agregó: “Uno pensaría que Facebook se preocupa más por estas cosas”.

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No estoy seguro de eso. Facebook no alertó a nadie cuando la información personal de más de 530 millones de usuarios fue pirateada en 2019, y no se molestó en emitir una alerta cuando tales datos aparecieron recientemente en línea.

La compañía tampoco parece dificultar especialmente que los ladrones de identidad logren que los usuarios de la red social bajen sus defensas al usar los mensajes directos en la plataforma.

Lim es una ex administradora del Distrito Escolar Unificado de L.A. Para su círculo de amigos y conocidos de Facebook, es una fuente respetada de información sobre subvenciones y fuentes de financiación alternativas.

De modo que esas publicaciones de Messenger sobre el Club de Leones resultaron muy atractivas y convincentes para varias personas. Lim está al tanto de al menos media docena de amigos de Facebook que se interesaron en la propuesta, según su aparente recomendación. “Me sentí fatal”, reconoció.

La estafa del Club de Leones está tan extendida que la organización filantrópica, que posee 1.4 millones de miembros en todo el mundo, publicó un aviso en su propio perfil de Facebook, advirtiendo sobre el engaño. Más de 800 comentarios aparecieron debajo del aviso. La mayoría de los usuarios expresaron conmoción y enojo porque la identidad de alguien en quien confían fue usada de esta manera.

Denice Kelley creció con Lim y fue una de las que recibió las publicaciones a través de Facebook Messenger, aparentemente de su amiga de la infancia, animándola a buscar una subvención del Club de Leones.

“El mensaje llegó alrededor de las 7:30 de la mañana”, relató Kelley, de 64 años. “Pensé, ‘¡Esa chica es tan activa desde temprano!’”.

La residente de Salinas se sintió entusiasmada con la posibilidad de contar con algunos fondos adicionales muy necesarios, especialmente con el respaldo de una amiga de confianza.

En aras de la brevedad, me referiré a la persona que envió el mensaje a Kelley como la Falsa Lim. La Falsa Lim escribió que las subvenciones del Club de Leones son perfectas para “pagar facturas, comprar una casa, iniciar su propio negocio, ir a la escuela o ayudar a criar a los hijos”.

También dijo que ella misma había recibido una subvención de $80.000 mediante el programa, que le había sido entregada directamente en su puerta (la verdadera Lim, no hace falta aclararlo, no recibió jamás tal financiamiento).

Kelley respondió que definitivamente estaba interesada. La Falsa Lim le dio un número de teléfono para llamar. Kelley intentó, no obtuvo respuesta y le envió un mensaje a la Falsa Lim diciendo que nadie contestaba. Ésta respondió que debía enviar un mensaje de texto primero, para informar al Club de Leones que le interesaba la propuesta. Entonces alguien contestaría el teléfono.

“Eso me sonó realmente sospechoso”, comentó Kelley.

Le pidió a la Falsa Lim a través de Facebook más información, y ésta comenzó a ser más evasiva. Preocupada porque la cuestión no iba bien, Kelley le preguntó a la Falsa Lim por el nombre de su hermana mayor. También le pidió que nombrara a los vecinos que vivían al lado de la casa de su infancia. “Estas eran cosas que yo sabía”, afirmó Kelley. “Cynthia obviamente también las conocería”.

La Falsa Lim, por supuesto, no las sabía, y le respondió a Kelley que le estaba haciendo “preguntas estúpidas”. Ella le contestó que, obviamente, no se trataba de su amiga Cynthia. “En ese momento”, dijo Kelley, “la conversación cesó por completo”.

David Kingsbury, abogado general del Club de Leones, afirmó que la estafa generalmente involucra pedidos de información personal, incluidos números de cuentas bancarias. También puede implicar demandas de pagos por adelantado de impuestos o tarifas de envío para facilitar la ‘concesión’ de la supuesta subvención.

“Es exasperante”, expresó Kingsbury. “Ni siquiera otorgamos subvenciones individuales. Pero estos tipos pueden pedir $900 por adelantado antes de supuestamente entregarle a alguien $20.000”.

En cuanto a Facebook, sé que no es razonable esperar que la empresa controle sus casi tres mil millones de cuentas. Pero aún así, la regla de Spider-Man se aplica: un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Después de que Lim se puso en contacto con la empresa para informar problemas con su cuenta, recibió una respuesta -al parecer automática- del equipo de “operaciones de privacidad”. “Gracias por contactarnos”, dice. “Parece que está intentando informar que su cuenta fue pirateada, suplantada o comprometida de alguna otra manera”. El correo electrónico le indica a Lim que haga clic en un enlace que la ayudaría a cambiar su contraseña.

Esa es, en el mejor de los casos, una contestación poco entusiasta por parte de Facebook ante una sospecha de fraude y robo de identidad.

Solo después de que me comuniqué con el peso pesado de la tecnología ubicado en Menlo Park, California, Lim recibió un correo electrónico más comprometido, donde se le indicaba que “al parecer, alguien pudo haber accedido a su cuenta de Facebook”.

Un portavoz de la compañía -que solicitó el anonimato a pesar de ser, precisamente, un ‘vocero’-, se negó a comentar sobre la situación de Lim, pero dijo que la compañía ha “invertido mucho” para mantener a raya a los estafadores. “El año pasado, presentamos avisos de seguridad en Messenger que están ayudando a educar a 70 millones de personas por mes sobre formas de detectar y evitar interacciones potencialmente dañinas, como las estafas”, señaló. “También hay una serie de herramientas para que los usuarios controlen con quién chatean”.

Creo que los estafadores pueden abusar o manipular sitios como Facebook con tanta facilidad, que ‘educar a la gente’ no es suficiente. Es necesario introducir medidas para salvaguardar de manera más activa la seguridad de las cuentas.

Sugiero, por ejemplo, un uso más activo de contraseñas y preguntas de seguridad antes de poder enviar mensajes directamente a otras personas. Sé que sería una molestia para los mensajes legítimos. Pero esto está tan fuera de control y es tan potencialmente dañino, que un incordio menor es un pequeño precio a pagar por la tranquilidad.

Además, los usuarios de las redes sociales deben tener el hábito de hacer exactamente lo que hizo Kelley: preguntar cosas que solo su verdadero amigo sabría. A un remitente de mensajes legítimo no le importará; un estafador será atrapado con las manos en la masa.

Kelley informó a Facebook de su encuentro con el ladrón de identidad de Lim. “No respondieron”, aseguró. “No recibí un correo electrónico diciendo que harían algo. Simplemente no parecieron interesados”.

Incluso si no fue así, Facebook claramente necesita trabajar mucho mejor para que los usuarios sepan que se toma este tipo de cosas en serio.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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