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Columna: El asesinato de Daunte Wright muestra que esta enfermedad estadounidense no ha terminado

Two people wearing masks hug
Courtney Ross, izquierda, novia de George Floyd, abraza a Katie Wright, madre de Daunte Wright, antes de una conferencia de prensa el martes en Minneapolis.
(John Minchillo / Associated Press)

Hace un año, cuando el mundo se enfrentaba a la pandemia, muchos de nosotros pasamos de ver los cubrebocas como un mal necesario a una forma de expresión creativa. A veces estarían muy adornados y otras podrían llevar impreso el logo de un equipo.

Mis favoritos son los que tienen grabados con frases populares de televisión, por ejemplo, “¿Cómo andas?” de “Friends”, que, en retrospectiva, adquirió diferentes significados según el ciclo de noticias.

Cuando vi un cubrebocas con una ilustración de Dorothy, Blanche, Rose y Sophia, debía tenerla. Quiero decir, ¿a quién no le encanta “The Golden Girls”?

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Además, pensé que haría que mucha gente blanca se sintiera mejor.

Un hombre negro de 6 pies y 2 pulgadas, con rastas, que entra a una tienda de comestibles en una ciudad que es aproximadamente 90% blanca, como es el caso de Scottsdale, Arizona, donde pasé gran parte de mi tiempo de cuarentena, atrae muchas miradas. Al entrar en esa tienda con un cubrebocas puesto noté que tenía más posibilidades de encontrar papel higiénico que hacer contacto visual.

Era común ver a las mujeres sacar su bolso de su carrito y colocarlo en su hombro al verme. O cambiar de dirección.

Entonces, compré el cubrebocas de “Golden Girls” para protegerme del COVID-19 y de ...

A medida que el equipo de defensa de Derek Chauvin comienza a presentar su caso, queda claro cuál es la estrategia: culpar a George Floyd de la muerte de George Floyd. Señalarán su condición cardíaca, su consumo de drogas, el billete falso. Señalarán todo lo que Floyd había hecho mal, en un intento por minimizar el papel de Chauvin en su muerte. Y sugerir que, si se hubiera cuidado mejor, la rodilla del policía sobre su cuello durante 9 minutos y 29 segundos no habría sido un problema. Todo lo que Floyd necesitaba hacer era ser uno de los buenos.

Hable adecuadamente.

Tenga un nombre que suene común.

Evite usar peinados naturales o sudaderas con capucha.

Por supuesto, la realidad es que no hay una sola cosa que los negros puedan hacer para resolver el racismo blanco, pero la responsabilidad es nuestra de todos modos. Por lo general, nos preguntan: “¿Qué puedo hacer?” o escucharemos a alguien, como el fundador de Papa John’s, John Schnatter, afirmar que él es la víctima y al mismo tiempo compartir cómo está tratando de “deshacerse de esta palabra con N en mi vocabulario”.

Entonces, cambiamos de código. Compartimentamos nuestro trauma. Hacemos pequeñas cosas como ponernos un cubrebocas de “Golden Girls”, con la esperanza de que nos acerque a curar la enfermedad de otra persona. Pero si un uniforme militar no puede vacunarnos, ¿de qué sirve una comedia televisiva de los ochenta?

No mucho después de que un ex esclavo llamado Salem Poor fuera reconocido por su valentía durante la Batalla de Bunker Hill, George Washington firmó una orden que prohibía el reclutamiento de soldados negros. Los veteranos de la Primera Guerra Mundial fueron recibidos con linchamientos y el Verano Rojo de 1919.

La discriminación racial y los juicios que enfrentaron los aviadores de Tuskegee durante la Segunda Guerra Mundial, fueron ampliamente documentados.

El subteniente Caron Nazario vestía uniforme cuando los oficiales en Virginia le ordenaron que detuviera su automóvil, le apuntaron con sus armas, lo amenazaron y luego lo rociaron con gas pimienta.

Pero nos dicen que arrodillarse durante el himno nacional es el problema.

Cada intento de señalar esta dinámica debilitante ha encontrado una resistencia legislativa y cultural sustancial: los proyectos de ley contra los linchamientos han sido detenidos, los derechos de voto fueron atacados, las ondas de radio se han llenado de gritos falsos contra la “cultura de la cancelación” cada vez que alguien se atreve a responsabilizar al racismo.

Desafiar esta narrativa es ser antiamericano, que es como Colin Kaepernick terminó fuera de la NFL. Semanas antes de la muerte de Floyd, algunos legisladores de Michigan llevaban literalmente chalecos antibalas en el Senado estatal porque estaban rodeados de milicianos armados en la galería. Sin embargo, la Asociación Internacional de Educadores y Formadores de Cumplimiento de la Ley envió a sus miembros un documento de 176 páginas en el que Black Lives Matter se consideraba una organización terrorista.

Hagan que tenga sentido, todos ustedes.

Por favor.

¿Cómo pudo la policía de Georgia capturar vivo a Robert Aaron Long después de que se sospechaba que había matado a ocho personas? Y, sin embargo, Daunte Wright fue asesinado a tiros por un oficial en Brooklyn Center, un suburbio de Minneapolis, durante una parada de tráfico. No mató a nadie. Sí, intentó huir, pero también lo hizo Long, no piense que una persecución es una señal de cumplimiento.

Se nos dice que la muerte de Wright fue un accidente.

Philando Castile fue asesinado a tiros por Jerónimo Yáñez, un ex oficial de policía en St. Anthony, Minnesota, otro suburbio de Minneapolis, quien dijo que temía por su vida.

Cuando sabes que la policía persiguió pacientemente a Long por la I-75 hasta que pudieron ejecutar una maniobra que hizo que su auto girara; cuando la policía permitió que manifestantes armados llenaran un edificio del gobierno y amenazaran al gobernador de Michigan sin derramamiento de sangre; cuando el 6 de enero puede generar que la Policía del Capitolio reciba lo peor, entonces sabes que los oficiales pueden reducir una situación volátil si así lo desean.

Por eso tiré ese cubrebocas de Golden Girls. No es mi trabajo hacer que la gente racista se sienta mejor acerca de su racismo. Es un paso positivo que Kim Potter, el oficial que mató a Wright, renunciara, al igual que el jefe de policía del Brooklyn Center. Pero la crisis no se trata de un incidente, una persona o una ciudad.

Se trata de la verdad enclavada en el corazón de esta cita de Chinua Achebe: “Hasta que los leones no tengan sus propios historiadores, la historia de la caza siempre glorificará al cazador”.

El equipo de defensa de Chauvin contará su versión de la historia, pero, en esta historia, los leones también hablan.

@LZGranderson

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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