Descubrimiento ofrece un gran avance sobre por qué ciertos pacientes de COVID-19 mueren
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La Dra. Megan Ranney ha aprendido mucho sobre COVID-19 desde febrero, cuando comenzó a atender a pacientes con esta enfermedad en la sala de emergencias.
Pero hay una pregunta que todavía no puede responder: ¿Por qué algunos se enferman mucho más que otros?
Una edad avanzada y problemas médicos subyacentes explican solo una parte del fenómeno, informó Ranney, quien ha visto a pacientes de edad, antecedentes y estado de salud similares, con trayectorias muy distintas.
“¿Por qué una persona de 40 años resulta realmente enferma y otra ni siquiera necesita ser ingresado al hospital?”, preguntó Ranney, profesor asociado de medicina de emergencia de la Universidad de Brown.
Una nueva investigación sugerente muestra que, en ciertos casos, algunas personas —principalmente hombres— sucumben porque sus sistemas inmunológicos son atacados por fuego amigo. Los investigadores esperan que el hallazgo les ayude a desarrollar terapias dirigidas para estos pacientes en específico.
En un estudio internacional publicado el mes pasado en la revista Science, el 10% de cerca de 1.000 pacientes con COVID-19 que desarrollaron una neumonía potencialmente mortal tenían anticuerpos que desactivan proteínas clave del sistema inmunológico, llamadas interferones.
Dichos anticuerpos —conocidos como autoanticuerpos porque atacan al propio cuerpo— no se encontraron en 663 personas con infecciones leves o asintomáticas por coronavirus. En realidad, solo cuatro de 1.227 individuos sanos tenían los autoanticuerpos.
“Esta es una de las cuestiones más relevantes que hemos aprendido sobre el sistema inmunológico desde que inició la pandemia”, señaló el Dr. Eric Topol, vicepresidente ejecutivo de investigación de Scripps Research en San Diego, que no participó en la nueva investigación. “Este es un descubrimiento revolucionario”.
En un segundo estudio de Science, el mismo equipo de investigadores encontró que un 3.5% adicional de pacientes críticamente enfermos tenían mutaciones en los genes que controlan los interferones involucrados en la lucha contra los virus. Dado que el cuerpo tiene de 500 a 600 de estos agentes, es posible que los investigadores encuentren más mutaciones, explicó Qian Zhang, el principal autor del segundo estudio.
Los interferones sirven como la primera línea de defensa del cuerpo contra las infecciones, hacen sonar la alarma y activan un ejército de genes que luchan contra los virus, señaló la viróloga Angela Rasmussen, científica investigadora asociada del Centro de Infección e Inmunidad de la Escuela de Salud Pública Mailman, de la Universidad de Columbia.
“Los interferones son como una alarma contra incendios y un sistema de rociadores, todo en uno”, indicó Rasmussen, quien no participó en los nuevos estudios.
Los resultados de laboratorio muestran que los interferones se suprimen en algunas personas con COVID-19, quizá por el propio virus.
Los interferones son especialmente importantes en la protección del cuerpo contra nuevos virus, señaló Zhang, investigador del Laboratorio St. Giles de Genética Humana de Enfermedades Infecciosas de la Universidad Rockefeller.
Al infectarse con el nuevo coronavirus, “su cuerpo debería sonar alarmas en todas partes”, explicó. “Si no lanza la alarma, podría tener virus en todas partes en grandes cantidades”.
Significativamente, los pacientes no produjeron autoanticuerpos en respuesta al virus. En contraste, parecían haberlos tenido incluso antes de que comenzara la pandemia, señaló Paul Bastard, autor principal del primer estudio e investigador en la Universidad Rockefeller.
Por razones que los científicos no comprenden, los autoanticuerpos nunca causaron un problema hasta que los pacientes se infectaron con COVID-19, dijo Bastard. De alguna manera, el nuevo coronavirus, o la respuesta inmune que desencadenó, parece haberlos puesto en movimiento.
“Antes del COVID, su condición era silenciosa”, explicó. “La mayoría de ellos no se había enfermado antes”.
Los científicos saben desde hace mucho tiempo que los virus compiten en una especie de carrera armamentista con agentes similares que desarrollan formas de evadir los mecanismos de defensa del cuerpo, e incluso suprimir su respuesta, señaló Sabra Klein, profesora de Microbiología Molecular e Inmunología en la Johns Hopkins Bloomberg School de Salud Pública.
Los anticuerpos suelen ser los héroes, quienes defienden al cuerpo contra virus y otras amenazas. Pero a veces el sistema inmunológico parece confundido y crea autoanticuerpos. Esto ocurre en enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, cuando se ataca a las articulaciones, y la diabetes tipo 1, en la que el sistema inmunológico ataca las células productoras de insulina en el páncreas.
Aunque los médicos no conocen las causas exactas de las enfermedades autoinmunes, han observado que las afecciones comúnmente suceden después de una infección viral.
En otro hallazgo inesperado del primer estudio, 94% de los pacientes con estos autoanticuerpos eran hombres. Aproximadamente el 12.5% de los hombres con neumonía potencialmente mortal tenían autoanticuerpos contra el interferón, en comparación con el 2.6% de las mujeres. Eso fue inesperado, ya que la enfermedad autoinmune es mucho más común en las mujeres, señaló Klein.
“He estado estudiando las diferencias que se dan entre los sexos en relación con las infecciones virales durante 22 años, y no creo que nadie que estudie los autoanticuerpos pensó que esto sería un factor de riesgo para COVID-19”, explicó.
El estudio podría contribuir a explicar por qué los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de enfermarse críticamente con coronavirus y morir, explicó Klein.
“Se ven muchos más hombres que mueren a los 30, no solo a los 80”, señaló.
Akiko Iwasaki, profesora de Inmunobiología en la Escuela de Medicina de Yale, expuso que varios genes involucrados en la respuesta del sistema inmunológico a los virus están en el cromosoma X.
Las mujeres tienen dos copias de este cromosoma, junto con dos copias de cada gen que contiene. Eso les da a las mujeres una copia de seguridad en caso de que una copia de un gen se vuelva defectuosa, explicó Iwasaki.
Los hombres, sin embargo, solo tienen una copia del cromosoma X. Por lo que, si hay un defecto o un elemento dañino, no tienen otra copia de ese gen para corregir el problema, agregó Iwasaki.
Bastard señaló que una mujer del estudio que desarrolló autoanticuerpos tiene una rara condición genética en la que solo tiene un cromosoma X.
Los científicos han tenido dificultades al explicar por qué los hombres tienen un mayor riesgo de hospitalización y muerte por COVID-19. Cuando la enfermedad apareció por primera vez en China, los expertos especularon que los hombres sufrían más por el virus porque es mucho más probable que fumen que las mujeres chinas.
No obstante, los investigadores notaron rápidamente que los hombres en España también tenían más probabilidades de morir de COVID-19, a pesar de que los hombres y las mujeres allí fuman aproximadamente al mismo ritmo, explicó Klein.
Pero las diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres proporcionan solo una parte de la respuesta. Los científicos dicen que es posible que la hormona estrógeno de alguna manera proteja a las mujeres, mientras que la testosterona puede poner a los hombres en mayor riesgo. Curiosamente, estudios recientes han encontrado que la obesidad presenta un riesgo mucho mayor para los hombres con COVID-19 que para las mujeres, comentó Klein.
Evidentemente, los científicos dicen que la nueva investigación resuelve solo una parte del misterio de por qué los resultados pueden variar tanto entre pacientes.
Es posible que algunos estén protegidos por la exposición anterior a otros coronavirus. Quienes se enferman gravemente también pueden haber inhalado dosis más altas del virus, por la exposición repetida a compañeros de trabajo infectados.
La detección de autoanticuerpos frente a interferones en los pacientes podría ayudar a predecir quién tiene más probabilidades de enfermarse gravemente, señaló Bastard. La prueba tarda unos dos días.
“Creo que deberíamos hacer la prueba a todos los que son hospitalizados”, señaló.
Bastard explicó que espera que sus hallazgos conduzcan a nuevas terapias que salven vidas. Señala que el cuerpo fabrica muchos tipos de interferones, y dar a los pacientes un tipo diferente que no esté desactivado por sus genes o autoanticuerpos podría ayudarlos a combatir el virus.
Un estudio piloto de 98 pacientes publicado el jueves en la revista Lancet Respiratory Medicine, encontró beneficios de una forma inhalada de interferón. En donde se señala que, los pacientes hospitalizados con COVID-19 asignados al azar para recibir interferón beta-1a, tenían más del doble de posibilidades que otros de recuperarse lo suficiente como para reanudar sus actividades.
Los investigadores deben confirmar estos hallazgos en un estudio mucho más amplio, señaló el Dr. Nathan Peiffer-Smadja, investigador del Imperial College London, quien no participó en la investigación, pero que escribió un editorial adjunto. El trabajo futuro debería analizar la sangre de los pacientes en busca de mutaciones genéticas y autoanticuerpos contra el interferón para estudiar su respuesta.
En todo el mundo, los científicos han lanzado más de 100 ensayos clínicos sobre interferones. Hasta que se completen registros más grandes, dicen los médicos, es poco probable que los hallazgos de Bastard cambien la forma en que tratan el COVID-19.
El Dr. Lewis Kaplan, presidente de la Sociedad de Medicina de Cuidados Críticos, señaló que trata a los pacientes según sus síntomas, no según sus factores de riesgo.
“Si estás un poco enfermo, te tratan con un poco de cuidado”, explicó Kaplan. “Si estás realmente enfermo, te brindan mucha atención médica. Pero si un paciente de COVID llega con hipertensión, diabetes y obesidad, no decimos ‘Tiene factores de riesgo. Llevémoslo a la Unidad de Cuidados Intensivos’”.
Liz Szabo escribe para Kaiser Health News (KHN), un servicio de noticias sin fines de lucro que cubre temas de salud. Es un programa editorialmente independiente de Kaiser Family Foundation, y no está afiliado a Kaiser Permanente.
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