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Joe Biden dirigirá una nación dividida

Trump backers around right-wing conspiracy theorist Alex Jones by the Maricopa County elections building Friday in Phoenix.
Partidarios de Trump se arremolinaron ante el teórico de la conspiración de derecha, Alex Jones, mientras hablaba frente al edificio de elecciones del condado de Maricopa el viernes en Phoenix.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)

Trump perdió las elecciones, pero su estilo grandilocuente de populismo conservador sigue vivo, dejando al presidente electo Joe Biden la tarea trascendental de unificar una tierra dividida sobre raza, inmigración, la pandemia de COVID-19 y cómo nos vemos a nosotros mismos.

Trump ha sido durante mucho tiempo un villano de caricatura para los moderados y progresistas. Pero resonó en otra parte de la población del país —una que le proporcionó 70 millones de votos y durante años se sintió sin voz y desilusionada.

Fue la personificación de la división en el espíritu nacional, y su presidencia reveló cuánto nos habíamos distanciado de un Washington cada vez más alejado de las vidas de quienes representaba.

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Aunque Biden logró la victoria el sábado, la elección fue a la vez un repudio abrumador de Trump y un respaldo a su reforma del partido republicano.

No hubo una ola demócrata. Trump ha superado su total de las últimas elecciones presidenciales en más de 7 millones de votos. Los republicanos obtuvieron más escaños en la Cámara, se aferraron a las legislaturas estatales y pudieron retener el Senado.

Por si las elecciones de 2016 dejaron alguna duda, las elecciones de 2020 confirmaron que los estadounidenses viven en universos paralelos, cada uno ajeno al otro.

Por un lado, están votantes como David Merin, que vive en Newport Beach.

Los partidarios de Biden lo vitorean mientras su caravana
Los partidarios de Biden lo vitorean mientras su caravana llega al Chase Center en Wilmington, Delaware, el jueves.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)

Sus esperanzas iniciales de que Trump se transformara positivamente en el cargo se desvanecieron rápidamente cuando el presidente avivó las llamas del extremismo, menospreció a los inmigrantes, y alimentó las teorías conspirativas.

“Casi todas las semanas, salía de su boca alguna declaración que, bajo cualquier otra presidencia, hubiera sido el escándalo del año”, según Merin, de 50 años. “Pero surgía una similar al día siguiente, o cuando mucho, una semana después”.

Lo más relevante para él es el manejo de la pandemia por parte del presidente.

“¿Qué más se necesitaba para que la gente viera lo peligrosa que es la falta de liderazgo de este hombre?” preguntó Merin, cuyo trabajo como médico de la sala de emergencias le ha permitido ver el sufrimiento causado por el coronavirus.

Cuando comenzaron a llegar las votaciones esta semana, Merin, que votó por Biden, se sorprendió de que una mayoría más rotunda no hiciera lo mismo.

“Es difícil incluso comprender cómo alguien que preste atención podría actuar de manera diferente”, declaró.

Pero esa opinión es igualmente incomprensible para la gente del otro lado de la división estadounidense.

Doug Blair, un representante de ventas de 63 años de los suburbios de Detroit, explicó que le parece ridículo culpar a Trump por la pandemia, a pesar del menosprecio del presidente hacia los cubrebocas y los expertos en salud pública.

Doug Blair fuera de su casa en Taylor, Michigan.
(Kurtis Lee / Los Angeles Times)

Para Blair, el presidente merecía un segundo mandato, porque la economía estaba en auge antes del coronavirus y el desempleo se encontraba en un mínimo histórico.

“Estos son hechos que importan”, señaló. “Los que están del otro lado nunca quieren hablar de esto”.

Una pancarta colgada al costado de su casa de ladrillos mostraba una fotografía de Trump y un eslogan: “Promesas hechas, promesas cumplidas”.

En cuanto a la presidencia de Biden, señaló: “Niego con la cabeza al pensar por qué algún estadounidense lo apoyaría”.

Efectivamente, en lo que respecta a los principales problemas que motivaron a los votantes, las encuestas de salida de urna encontraron pocos puntos en común entre los partidarios de Trump —la economía— y los partidarios de Biden, la desigualdad racial y la pandemia.

Para explicar cómo Biden ha recibido más de 74 millones de votos y avanzó poco a poco en varios estados indecisos, muchos partidarios de Trump han creído la afirmación del presidente de que le robaron las elecciones.

“Es un fraude”, dijo Tom Vail, un importador de flores de 60 años en una pequeña manifestación sobre “Stop the Steal” esta semana, frente al Ayuntamiento de Minneola en el condado de Lake, Florida.

Cientos de autos que pasaban tocaron el claxon en apoyo cuando los manifestantes se unieron a él para ondear banderas de “Make America Great Again”.

La manifestación tomó su nombre de un grupo de Facebook que rápidamente creció a 350.000 miembros esta semana antes de que la plataforma lo prohibiera porque algunos de sus integrantes promovían la violencia.

Trump no ha ofrecido evidencia alguna de fraude a gran escala, incluso los republicanos prominentes han descartado sus acusaciones.

Pero eso no pareció importarle a Vail, quien hizo eco de la afirmación de Trump de que estaba en camino de ganar las elecciones, hasta que los funcionarios electorales estatales redujeron sus posibilidades al contar una gran cantidad de votos falsos e ilegítimos.

Vara Vail and her husband, Tom Vail, took part in a "Stop the Steal" rally in Minneola, Fla., on Thursday.
Vara Vail y su esposo, Tom Vail, participaron en un mitin “Stop the Steal” en Minneola, Florida, el jueves.
(Jaweed Kaleem / Los Angeles Times)

Vail también explicó que los medios y las empresas de tecnología eran parte de la conspiración, por rechazar las afirmaciones del presidente con el pretexto de verificar los hechos, ya que agregaron advertencias de precisión a sus publicaciones y otras similares de sus partidarios.

Su esposa, Vara Vail, quien se unió a él vistiendo una camiseta de “Trump Victory”, declaró que el presidente “ya había ganado”.

Señalando su propia historia —fue criada en Tailandia por un padre chino que huyó del comunismo— también dijo que cualquiera que llame a Trump racista o antiinmigrante “no tiene idea de lo que está hablando”.

La afirmación común de la izquierda de que el racismo es la principal explicación al apoyo que tiene el presidente se vio afectada en las elecciones de 2020.

Los partidarios más fuertes de Trump fueron los hombres blancos, pero las encuestas de salida de urna sugieren que logró avances entre grupos fuera de su base.

Con casi un tercio de los votos emitidos por latinos, Trump avanzó a lo largo de la frontera entre Texas y México y aumentó su apoyo entre la población cubanoamericana en Florida —áreas que tuvieron algunos de los cambios más pronunciados de demócratas a republicanos este año. Entre los hombres negros, Trump obtuvo el 18% de los votos.

Esos aumentos tenían poco sentido para Lakayana Drury. Organizador comunitario de 31 años en Portland, Oregón, pasó gran parte del verano llevando a cabo discusiones entre la policía y los jóvenes negros a medida que aumentaban las protestas allí y en gran parte del país, tras el asesinato de George Floyd por un policía en Minneapolis.

Para él era obvio —un hombre negro— que Trump ignoraba vidas como la suya y no veía el racismo como un problema importante en Estados Unidos.

Drury se preguntó cómo otros no pudieron ver eso, —¿o simplemente estaban dispuestos a pasarlo por alto?

Votó por Biden, un hombre que pensó que mostraría “liderazgo moral” y sería “diplomático” en comparación con Trump, a pesar de que no estaba “loco por él”.

Y mantuvo una débil esperanza de que un futuro presidente Biden pudiera ayudar a sanar las divisiones que ha visto en su comunidad y el país.

Por ahora, a medida que la noticia de la victoria de Biden empieza a ser asimilada, la división parece estar aumentando.

Los partidarios de Trump planearon manifestarse en varias capitales estatales este fin de semana, prometiendo mantener al actual presidente en la Casa Blanca.

“Los demócratas están tramando privar del derecho al voto y anular a los republicanos”, señaló sin pruebas un sitio web para las protestas —StolenElection.Us. “Depende del pueblo estadounidense evitarlo”.

Un grupo opuesto, Protect the Results, ha organizado manifestaciones en todo el país, uniéndose a reuniones callejeras espontáneas que celebran la victoria del presidente electo.

“No hay una línea que no cruce”, se lee en su sitio web sobre Trump, y agrega: “Debemos evitar que use este momento para sembrar discordia, confusión y duda sobre los resultados de las elecciones de noviembre”.

Un estribillo común de la izquierda durante los últimos cuatro años fue: “No es mi presidente”.

La mitad del país todavía cree eso.

Kaleem informó desde Minneola, Florida. Emily Baumgaertner en Los Ángeles, Kurtis Lee en Taylor, Michigan y Richard Read en Portland, Oregón, también contribuyeron a este artículo.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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