El nivel de despidos en EE.UU sigue alto, 840.000 personas solicitaron beneficios de desempleo
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WASHINGTON — El número de estadounidenses que solicitaron beneficios por desempleo se redujo ligeramente la semana pasada a 840.000, lo cual demuestra que los recortes de empleo permanecen en un nivel elevado siete meses después de la recesión inducida por la pandemia.
La última señal de una recuperación debilitada se produce dos días después de que el presidente Trump interrumpió las conversaciones sobre un nuevo paquete de ayuda de rescate que, según los economistas, se necesita con urgencia para millones de estadounidenses desempleados y empresas en dificultades. De no promulgarse otra ronda de ayuda gubernamental, se reducirían los ingresos y el gasto de los hogares, y algunos economistas afirman que ello aumentaría el riesgo de una recesión profunda.
El informe del Departamento de Trabajo, dado a conocer este jueves, indicó que el número de personas que siguen recibiendo beneficios por desempleo se redujo en un millón, a un total de 11 millones. La disminución sugiere que muchos de los desempleados están volviendo a sus antiguos trabajos, pero también refleja el hecho de que algunos han agotado las 26 semanas de sus beneficios estatales regulares y debieron hacer la transición a programas de beneficios extendidos, que duran otros tres meses.
Además, el gobierno detalló que 464.000 personas solicitaron ayuda por desempleo la semana pasada bajo un programa separado que posibilitó que los contratistas, los trabajadores autónomos y los temporales sean elegibles para beneficios de desempleo por primera vez. La cifra fue aproximadamente de 45.000 menos que en la semana anterior. Como los números no se ajustan a las tendencias estacionales, el gobierno los informa por separado de las solicitudes de desempleo tradicionales.
Casi 11.4 millones de personas están recibiendo ayuda en virtud de ese programa, conocido como Asistencia por Desempleo en la Pandemia (o PUA, por sus siglas en inglés). En total, 25.5 millones de individuos recibieron algún tipo de asistencia por desempleo en la semana que terminó el 19 de septiembre, el último período para el que hay datos disponibles. Sin embargo, muchos economistas tienen dudas sobre los datos de PUA, que probablemente estén inflados por errores de conteo y fraude.
El recuento semanal de estadounidenses que solicitan beneficios por desempleo se volvió menos confiable a medida que algunos estados aumentan sus esfuerzos para erradicar los reclamos fraudulentos y procesar las solicitudes anteriores, que se han acumulado.
California, por ejemplo, que representa más de una cuarta parte de las solicitudes de desempleo de la nación, la semana pasada simplemente brindó la misma cifra que había informado hace dos semanas. Eso se debió a que el estado dejó de aceptar trámites en línea durante dos semanas para poder implementar tecnología antifraude y ponerse al día con una acumulación de 600.000 solicitudes.
En todo el país, la contratación se desaceleró justo cuando se agota la ayuda federal, lo cual dificulta una economía que aún está saliendo del profundo agujero creado por la pandemia de COVID-19. Los empleadores agregaron solo 661.000 puestos en septiembre, menos de la mitad de la ganancia registrada en agosto y la tercera disminución mensual consecutiva.
Algo más de la mitad de los 22 millones de puestos de trabajo perdidos a causa del coronavirus fueron recuperados; ello dejó 10.7 millones de puestos de empleo menos en la economía que en febrero pasado, una cifra que supera todas las pérdidas de trabajo de la Gran Recesión de 2008-2009.
El paquete de ayuda financiera de dos billones de dólares, que el Congreso promulgó en la primavera, brindó suficiente apoyo para compensar con creces los ingresos familiares perdidos por la avalancha de despidos en el trimestre de abril a junio. De hecho, los ingresos de los hogares aumentaron en ese trimestre debido al beneficio federal de desempleo de $600 a la semana y los cheques de $1.200 que el gobierno envió a la mayoría de los adultos.
Ese dinero extra permitió que el gasto en los minoristas volviera a los niveles previos a la pandemia. Un análisis de Opportunity Insights, un grupo de investigación, detectó que el gasto se recuperó más rápido en los vecindarios de bajos ingresos que en los más ricos, debido al beneficio de los pagos de estímulo.
Sin embargo, los economistas destacaron que sin más ayuda, las familias de todo el país tendrán dificultades en los próximos meses para pagar las cuentas, la renta, comprar la comida y evitar los desalojos. Según un sondeo de la Oficina del Censo publicado el miércoles, a un tercio de los adultos les cuesta pagar sus gastos habituales, entre ellos el alquiler, los alimentos, las cuotas de su auto y los servicios públicos.
Oxford Economics proyecta que, sin más ayuda federal, la economía alcanzará una tasa de crecimiento anual de solo 1% en el trimestre actual, muy por debajo de su pronóstico anterior, del 4%.
El martes, el presidente de la Reserva Federal, Jerome H. Powell, dejó bien en claro su opinión y declaró que, a menos que el gobierno brinde un apoyo adicional, la recuperación corre el riesgo de descarrilar.
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