Reportaje Especial: Escaramuza charra, una tradición mexicana que vive en Estados Unidos (Video + Fotos)
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Chicago — Son mexicoamericanas, bilingües, estudian, trabajan y, desde niñas, practican con disciplina y orgullo la escaramuza charra, como se le conoce a la práctica femenina dentro de la charrería.
“Mucha gente, cuando nos ve, vestidas así (de escaramuzas) nos pregunta: ‘¿van a bailar o a qué hora van a cantar?’. No, no bailamos ni cantamos. Montamos caballos”, comparte Marycarmen Quirarte, de 20 años.
Su papá, originario de Jalisco, y su mamá, de Aguascalientes, han forjado en Marycarmen su identidad charra.
Monta a caballo desde que era niña y, desde los 16, es una de las ocho integrantes del equipo de escaramuzas Coronelas de Illinois.
Este equipo fundado en 2000 por Daisy González es uno de los siete que existen en el estado y que mantienen en EEUU la tradición del Deporte Nacional de México y declarado en 2016 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
La mayoría de sus integrantes provienen de familias vinculadas a la charrería.
“El gusto por la charrería me nace a los 5 años. Mi papá tiene toda la vida, al igual que mi hermano, charreando”, compartió Itzel Castañeda, de 23 años.
Su familia es originaria de Atolinga, Zacatecas, y su papá es el primero de su linaje en dedicarse al deporte.
Como la Capitana de las Coronelas, Castañeda es la encargada de coordinar las prácticas que debe realizar el equipo.
Cuando el clima lo permite, comienzan a reunirse en lienzos o ruedos ya sea techados o abiertos para ensayar la rutina perfectamente estructurada de 12 ejercicios, cada uno con su valor y dificultad.
La meta es llegar, primero, al Campeonato Estatal, de ahí pasar al Nacional, y luego viajar al anual en México.
“Como mexicoamericanas es un reto”, destacó Castañeda. “Por nuestro estilo de vida, que es muy diferente al de las mexicanas en México, y por el clima, ya que sólo tenemos tres o cuatro meses para practicar el deporte”.
Aun así, cada fin de semana se reúnen religiosamente y la práctica la hacen por su cuenta, salvo las tres o cuatro veces al año que reciben un entrenamiento intenso cuando las visita su entrenador.
“La charrería aquí es diferente a lo que se vive en México”, dijo Guillermo Limón Jiménez, entrenador de las Coronelas desde hace cuatro años.
Perteneciente a una familia de charros, Limón destacó que en México este deporte-patrimonio se vive en unión familiar, con valores y disciplina.
“Te forja como persona, te da integridad”, aseguró. Y de los charros en EEUU tiene una perspectiva muy alta.
“Me inspiran demasiado. Con las Coronelas es muy fácil trabajar por la disciplina que se maneja, se puede llegar a acuerdos. Si perteneces a una escaramuza, debes tener compromiso, responsabilidad, paciencia, tolerancia y hacer sacrificios”, puntualizó.
Aparte, a diferencia de los charros y escaramuzas de México que cuentan con caballerangos, los de EEUU se encargan personalmente al cien por ciento del cuidado de su caballo.
Es el caso de Marycarmen, quien maneja sola con el remolque de “Canario”, su caballo, a todas las prácticas.
Y al igual que el resto de las Coronelas, se encarga de ensillar y dar el cuidado necesario a su compañero en el ruedo.
‘Conservar la tradición’
Ser charro tiene sus suertes. Ser escaramuza, las suyas, porque hasta la montura es distinta.
Una cosa es la monta a caballo en las prácticas, donde usan la silla de montar tradicional, para cabalgar con las piernas a ambos lados del caballo.
Pero para las competencias o presentaciones, deben usar la albarda, que les permite montar el caballo con las dos piernas de un solo lado o “a mujeriegas”.
Esto hace de la suertes un acto más vistoso, pero también uno que requiere más coordinación y disciplina. Aparte, deben lucir su atuendo, que tiene un gran peso y protagonismo.
Si perteneces a una escaramuza, debes tener compromiso, responsabilidad, paciencia, tolerancia y hacer sacrificios”,
— Guillermo Jiménez Limón, entrenador y charro
Como lo dicta el Reglamento Oficial de Escaramuzas y Damas Charras de la Federación Mexicana de Charrería, el uso del atuendo es obligatorio y debe llevar los conceptos que en él se marcan.
Desde el sombrero, el moño del pelo, el vestido, la crinolina el rebozo o las botas, todo es evaluado.
Con todo en juego y sorteando cada cosa, se sienten orgullosas de mantener en EEUU la cultura de México.
“Es bonito poder conservar la tradición dentro de la Unión Americana, pero cada año se va perdiendo. Hay menos muchachas disponibles para ser parte de la escaramuza”, agregó Castañeda.
Para Marycarmen —quien además es la Reina de la Unión de Asociaciones de Charros en EEUU— ser escaramuza la hace sentir más cerca de su cultura mexicana.
“Lo que más me gusta es el compañerismo. Me siento orgullosa de hacer algo para que mis abuelitos lo vean”, aseguró.
Aun con las dificultades y tomando en cuenta que la charrería es un deporte y práctica que puede ser un lujo por lo costoso de los atuendos y el cuidado de los animales, estando en el ruedo todo se olvida y la emoción, compartió Itzel, se vive.
“Siento mucha adrenalina estando dentro del ruedo y poder competir”, agregó Castañeda.
@giselaorozco | [email protected]
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