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EEUU: 2 adolescentes de mundos muy diferentes: uno está muerto y el otro en la cárcel

Chicago Tribune

Emanuel Gallegos y Luis Castejón vivían a poca distancia uno del otro, a ambos lados de un pequeño parque en el noroeste de la ciudad, pero los mundos de los dos jóvenes de 17 años estaban muy separados.

Gallegos iba a Northside College Prep, una de las mejores secundarias de Chicago, y su familia creía que él tenía un brillante futuro por delante.

Castejón también fue a la secundaria, pero desertó el año pasado. La Policía dice que es miembro de la pandilla Four Corner Hustlers y que le gustaba blandir un arma.

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No está claro si se conocían en su vecindario de bungalows y apartamentos de dos pisos. Pero un encuentro casual a principios de esta semana, no muy lejos de sus hogares, le costó la vida a Gallegos y a Castejón posiblemente una vida en la cárcel.

“Estoy tan sorprendida como todos los demás”, dijo la madre de Castejón mientras mientras estaba sentaba en una banca en un tribunal, esperando a que su hijo encadenado compareciera ante un juez.

Los fiscales dicen que Gallegos y un amigo fueron a la secundaria Schurz el lunes por la tarde para recoger al primo del amigo de Gallegos. Mientras el joven los esperaba, Castejón y otros tres le preguntaron a qué pandilla pertenecía, él les dijo que a ninguna, se fue.

Gallegos y su amigo llegaron poco después, alrededor de las 5:30 pm, y el primo de su amigo se subió al auto. El auto dio una vuelta en U y pasó frente a Castejón, según la Policía.

Castejón sacó un arma y disparó varias veces contra el auto, Gallegos, que estaba en el asiento del pasajero delantero resultó herido de bala, dijeron las autoridades.

El auto aceleró, y luego los primos pararon una patrulla de la Policía.

Gallegos fue trasladado al Advocate Illinois Masonic Medical Center, donde murió a causa de heridas de bala en el cuello y el cuerpo.

Los detectives pudieron rastrear el video de vigilancia y encontraron a dos testigos, incluyendo a uno que estaba con Castejón en ese momento.

También recuperaron un video de Snapchat que Castejón había hecho antes del tiroteo, que lo mostraba a él sosteniendo un arma con un clip extendido y apuntando hacia arriba, dijeron los fiscales.

Después de que la Policía publicó las fotos del video, Castejón se entregó a la Policía y fue acusado de asesinato en primer grado.

“Hubo múltiples testigos y grabaciones de cámaras de vigilancia que corroboran estos actos”, dijo el juez David Navarro a Castejón, quien estaba esposado de pies y manos. “Usted podría ser condenado a pasar su vida en la cárcel”, le dijo.

El juez Navarro negó la libertad bajo fianza y fijó una próxima fecha de corte para el 20 de marzo.

Cuando fue llevado fuera de la sala de la corte, Castejón levantó su mano derecha como si quisiera saludar y, sonriendo levemente, miró en la galería a su madre sentada en la banca delantera.

La Policía dice que Castejón es pandillero, aunque no tiene antecedentes penales. A menudo se lo veía por N. Lockwood Ave. y W. Altgeld St., en el vecindario de Cragin, no lejos de su hogar. Se le conoce por los apodos de “Goonie” y “CK”, dijo la Policía.

El abogado defensor del acusado Richard Blass, le dijo al juez que Castejón planeaba graduarse de Muchin College Prep este año, pero luego la escuela emitió un comunicado en el que informó que desertó el pasado año escolar. Trabaja a tiempo parcial en la construcción y fue un “niño del agua” el otoño pasado durante el maratón de Chicago.

Castejón vivía con su familia en la cuadra 5200 W. Wrightwood Ave., en el lado sur de Cragin Park. Gallegos vivía en la cuadra 5300 W. Drummond Place, en el lado norte del parque. Sus casas están a unos cuatro minutos caminando una de la otra.

En una entrevista con el Tribune, la familia de Emanuel Gallegos, de 17 años, lo describió como “el más sensato” de la familia con un gran corazón y un futuro brillante, particularmente brillante en matemáticas y ciencias. Medía 6’ 5” y se destacó en el futbol.

Su familia es originaria de La Ciénega de Escobar, Durango, un pequeño pueblo en el norte de México, a casi 2,000 millas de distancia, la tía del adolescente, Adriana Bezares, se enteró del arresto a través de otra persona en ese pueblo, que consta de unas 50 familias, muchas de ellas con vínculos con Chicago.

“Lo puse en las manos de Dios”, dijo.

La gente acudía a la casa de la abuela del adolescente para ofrecer sus condolencias, pues Gallegos era uno de un grupo de niños en Estados Unidos que pasaban la mayor parte de sus vacaciones de verano en el pueblo. “Fueron momentos que son agradables y encantadores”, dijo la tía.

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