Columna | La diversidad en el campo de la ciencia beneficia a la comunidad
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Soy científica en Illumina y tengo oportunidad de hacer cosas increíbles. El año pasado, formé parte de un equipo que produjo la primera secuencia de ADN del delfín nariz de botella del Atlántico, hallazgos que podrían respaldar la conservación. Me encanta mi trabajo, pero llegar aquí no fue fácil, y no podría haberlo hecho sola. Necesité que mis muchas familias me ayudaran a lograrlo.
Crecí en City Heights, en el área central de San Diego, y soy la mayor de cinco hijos. Mis padres eran adolescentes cuando me tuvieron. No tuvieron mucha educación formal, pero querían que sus hijos tuvieran una vida mejor. Mi mamá, en particular, siempre me alentó a que ir bien en la escuela y a ser un ejemplo para mi hermano y mis hermanas.
Crecer en City Heights fue como vivir en una pequeña burbuja. No veía a muchas personas con trabajos profesionales ni entendía de qué se trataba la universidad. Aunque mi madre me brindó un gran apoyo, realmente no tenía la experiencia para ayudarme en ese camino.
Las cosas cambiaron cuando una organización llamada Aquatic Adventures (ahora Ocean Discovery Institute) fue a mi escuela. Compartieron su misión de ayudar a las personas como yo a tener éxito y eso resonó instantáneamente. Siempre me ha encantado el agua y la idea de aprender a bucear y explorar el océano de primera mano.
Sería poco decir que el instituto Ocean Discovery cambió mi vida. No sé dónde estaría sin ellos. Me dieron la oportunidad de realizar investigaciones en México y, por primera vez, supe que iría a la universidad.
Me aceptaron en la UC Santa Cruz, pero desafortunadamente no se logró. Estaba devastada, pero no me rendí. Me fui al plan B: City College. Me tomó un tiempo recuperar mi rumbo, pero finalmente prosperé en la escuela, obtuve mi primer trabajo de laboratorio en Illumina y fui aceptada en San Diego State University (SDSU). Alrededor de ese tiempo, me casé y tuve un bebé (mi pequeño científico). Fue un año difícil en SDSU, pero lo logré y me gradué en mayo.
Salir de la burbuja de City Heights fue un choque cultural. En mi comunidad, en la preparatoria e incluso en City College, había muchas personas que se parecían a mí.
Pero viendo los salones de clases de ciencias en SDSU y los laboratorios en Illumina, tuve que preguntar: ¿dónde están las latinas? Deberían estar aquí conmigo, compartiendo estas grandes experiencias.
Y me di cuenta de que están esperando en City Heights, o en algún otro vecindario, a que alguien como yo les diga que la universidad y la ciencia son caminos que pueden tomar.
Ocean Discovery abrió su Living Lab en City Heights y le pidió a los alumnos que regresaran a casa y enseñaran a los niños. Yo les comparto mi historia y les cuento sobre todos los recursos gratuitos, como el Festival de Ciencia e Ingeniería de San Diego, que pueden ayudarles a aprender y crecer.
Puedo ser mentora, mostrarle a estas jóvenes lo que hago en el laboratorio y respondo sus preguntas. Tengo la oportunidad de platicarles los escalofríos que sentí cuando vi mi nombre en el documento de la investigación de delfines. Les digo que pueden hacer esto. Simplemente no hay una razón válida para que no puedan.
A veces las personas usan la diversidad como una palabra de moda y nadie está seguro lo que significa. Para mí, es como tener mil millones de dólares en el banco. Podríamos dejarlo allí, donde sea menos productivo, o podríamos sacarlo y hacer mucho bien en el mundo.
Cuando tenemos una mejor representación en la ciencia, es como abrir esa cuenta bancaria. Los niños que conozco en City Heights y en otros lugares, son inteligentes y están motivados, tienen experiencias de vida únicas y aportan mucho en cada caso. Deben estar en los laboratorios, en las oficinas de los ejecutivos, en las salas de juntas donde se toman decisiones.
Necesitamos hacer más como sociedad para asegurarnos que estos niños reciban ese mensaje. Nunca se me ocurrió que podía ir a la universidad hasta que alguien me dijo que debía hacerlo. Es por eso que Ocean Discovery y el Festival de Ciencia e Ingeniería de San Diego y organizaciones similares en nuestra comunidad local son tan importantes, son como familias extendidas que muestran a los niños lo grande que pueden ser sus mundos.
Rivera es primera generación estadounidense y estudiante de la SDSU a punto de concluir una licenciatura en ciencias ambientales. También es investigadora asociada en Illumina, una compañía de biotecnología.
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