Niños en familias afectadas por cáncer descubren que unidos son más fuertes
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CHULA VISTA — Sophia Epley tenía 12 años cuando su mundo se derrumbó.
Primero, a su madre le diagnosticaron cáncer de mama. Luego, seis meses después, su padre supo que tenía cáncer de garganta.
Durante los meses que siguieron en 2016, Sophia y su hermano, Vincent, quien entonces tenía 10 años, lucharon con sus emociones mientras sus padres recibían tratamiento.
A veces, Sophia y Vincent se sentían preocupados y enojados. Pero rara vez mostraron sus emociones, pensando que era egoísta sentirse así.
“En realidad no sabíamos cómo lidiar con todas nuestras emociones”, dijo Sophia, quien ahora tiene 14 años. “Era como si todos estuvieran encerrados en una botella”.
Los niños Epley querían asegurarse de que otros niños afectados por el cáncer cuenten con apoyo para lidiar con sus emociones. Entonces crearon un grupo de apoyo.
El grupo se reunió por primera vez este mes en el Centro Oncológico Douglas & Nancy Barnhart en el Centro Médico Sharp de Chula Vista.
La sesión comenzó con una actividad terapéutica, seguida de una discusión grupal dirigida por la trabajadora social y terapeuta Cara Fairfax. El espacio, dijo, permite que los niños se conecten unos con otros a medida que exponen sus sentimientos.
“Puedes ver en sus rostros que todo lo que se dice resuena en cada uno de ellos”, dijo Fairfax. “Ahora saben que no están solos, que las emociones que sienten y los pensamientos que comparten los siente cada uno de ellos”.
Fairfax dijo que plantea preguntas comunes, como ¿qué es un tumor? y ¿el cáncer es genético?
A veces, dijo, no hay una respuesta directa, como cuando un niño pregunta: “¿Mi padre va a estar bien?”
Fairfax dijo que no aborda la situación específica de una familia. En cambio, ella sugiere que los niños comiencen una conversación con sus padres. Si una familia quiere asesoramiento, el centro hospitalario ofrece sesiones gratuitas.
La experta destacó que la mayor parte del tiempo los sentimientos de los niños pueden pasar desapercibidos, especialmente si sus calificaciones no bajan o si siguen participando en actividades.
Sin embargo, dijo, “los niños a menudo están luchando y tratando de mantener una cara fuerte y no dejar que sus padres sepan cuánto están batallando”.
Eso paso en el caso de la familia Epley.
Tal vez la parte más difícil para Sophia y Vincent fue el tratamiento de un mes de duración de su padre, que comenzó poco después de que su madre se sometió a una mastectomía. El tratamiento de Mel Epley incluyó una serie de cirugías, quimioterapia y radiación. No podía hablar ni comer y estuvo obligado a depender de un tubo de alimentación durante tres meses en los que perdió 30 libras.
“Durante el tiempo que estuve realmente enfermo no nos dimos cuenta de lo tristes que estaban nuestros niños”, dijo Mel Epley.
Y mientras él y su esposa, Selena, intentaban mantener una vida normal, “las cosas no eran normales”, dijo.
Para él, los momentos más difíciles fueron no poder decirle “feliz cumpleaños” a Vincent y el no comer con su familia en la cena de Acción de Gracias ese año.
Fue hacia el final del tratamiento de su padre, en un día particularmente difícil, que Sophia lloró por primera vez. “Ese día me di cuenta de lo horrible que había sido para mí”, dijo.
Como parte de un proyecto escolar el año pasado, ella creó un folleto con consejos, historias personales y una lista de recursos. El anverso del folleto, que estuvo disponible en el centro oncológico Sharp Chula Vista, dice: “De un niño a otro... Tu padre tiene cáncer... ¡y tú no estás solo!”
En diciembre, su familia recibió más noticias difíciles: su madre tenía cáncer en su otro seno. Esta vez, la familia fue mucho más fuerte.
Vincent fue más vocal y consoló a su madre mientras se sometía a otra mastectomía.
Mel Epley recuerda a Vincent diciéndole: “Vas a estar bien, mamá” y “vas a vencerlo”.
Sophia y Vincent dijeron que su experiencia cambió su perspectiva de la vida.
“Nos dimos cuenta de que las cosas que solían estresarnos o parecer lo peor, son cuestiones mínimas porque hay cosas horribles que les están sucediendo a otras personas y a sus padres”, dijo Sophia.
El grupo de apoyo planea reunirse a las 4:30 p.m. el primer lunes de cada mes. Las sesiones son gratuitas y están disponibles para cualquier familia.
Hernández escribe para el U-T.
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