Ferrocarril de Alpine —tren, vías y estaciones— se va a Campo

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Roy Athey, owner of the Descanso, Alpine and Pacific Railway in Alpine, iWaves to a friend as he brings his small engine and a flatcar in to the station. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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Roy Athey, owner of the Descanso, Alpine and Pacific Railway in Alpine, steers his little engine and one car over the trestle that he built on his property. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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Roy Athey, owner of the Descanso, Alpine and Pacific Railway in Alpine. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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Roy Athey, owner of the Descanso, Alpine and Pacific Railway in Alpine, is donating his entire narrow gauge railroad to the Pacific Southwest Railway Museum in Campo. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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A historic railroad lock with a unique key pattern that he uses on one of the switches on his railroad. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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The 360 degree loop on the Descanso, Alpine and Pacific Railway. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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Dick Pennick, a volunteer with the Pacific Southwest Railway Museum in Campo, helps to dismantle the 1/4 mile of track on Roy Athey’s Descanso, Alpine & Pacific railroad in Alpine. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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Jim Lundquist, from the Pacific Southwest Railway Museum in Campo, helps to disassemble the track on the Descanso, Alpine & Pacific railroad that has been donated to the museum by Roy Athey. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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Volunteers pulled the spikes on the tracks of the railroad to move them to Campo. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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The 360 degree loop on the Descanso, Alpine and Pacific Railway. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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A detail shot of the narrow gauge rail on the railroad. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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The main station of the Descanso, Alpine and Pacific Railway in Alpine (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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A sign on the platform of the Descanso, Alpine and Pacific railroad. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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Roy Athey, owner of the Descanso, Alpine and Pacific Railway in Alpine, throws a switch on the track of his narrow gauge railroad for the last time as he brought the engine in to the station where it was going to be loaded onto a trailer and taken to the Pacific Southwest Railway Museum in Campo. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

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Roy Athey, owner of the Descanso, Alpine and Pacific Railway bringing the engine back in to the station on the second to the last traverse of the line. (John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

Por Karen Pearlman

San Diego Union-Tribune

Ene. 3, 2018 4:07 PM PT

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San Diego Union-Tribune

East County — Un tren está haciendo su camino desde Alpine hasta Campo, pero cómo es que llegará allí y por qué es una historia un poco fuera de lo común.

El tren de juguete tamaño industrial de Roy Athey, junto con las vías del tren, las señales de los abanderados, los interruptores, tres edificios y otros equipos relacionados con el tren, se irán al Campo Railroad Park and Museum de Pacific Southwest Railway Museum.

La mayoría de los artículos en su jardín están siendo desarmados por voluntarios y serán transportados a su nuevo hogar en varios viajes. Un furgón de cola de Athey ya está instalado en el nuevo sitio.

Athey, de 86 años, comenzó a construir los alrededores del tren en una parte de su terreno de 2.5 acres en 1988 con sus amigos Casey Derengowski y Jerry Petriozzi, luego de retirarse del Departamento de Libertad Condicional del Condado de San Diego.

Un entusiasta de los trenes a escala e historiador del tren, abrió al público la atracción Descanso, Alpine & Pacific Railway en mayo de 1990.

El ferrocarril consiste en una locomotora Brookville de 1935 y un vehículo de carga, cinco estaciones, una herrería y un puente de tren de 100 pies de largo que ofrece a los pasajeros vistas panorámicas de las montañas Cuyamaca y Palomar.

A lo largo de los años, Athey calcula que ha brindado casi 15 mil viajes gratis. Todos los domingos por la tarde de 1 a 3 p.m., Athey se ponía su gorra de operador y obsequiaría a los visitantes historias sobre cómo funcionan los ferrocarriles; los tamaños de rieles, telégrafos y sistemas telefónicos; sobre lámparas de interruptores y una variedad de otros artículos relacionados con el tren mientras viajan un cuarto de milla hacia arriba y hacia atrás en las vías.

Pero Athey dice que llegó el momento de que el tren se mude a un patio más grande. Sus rodillas no le permiten la libertad de movimiento que una vez tuvo y ninguno de sus dos hijos expresó interés por mantenerlo.

Entonces el parque ferroviario en Campo es el lugar correcto para su labor y donde sabe que las tradiciones ferroviarias continuarán.

“Hablamos de eso hace un año o algo así”, dijo Athey sobre las conversaciones que tuvo con Jim Lundquist, director de servicios de museos de la Asociación de Museos del Pacific Southwest Railway.

“Había decidido que allí iría todo algún día. Sabía que allí es donde las personas podrán aprender y seguir disfrutando en el tren”.

Lundquist dijo que el tren y sus artículos complementarios se instalarán en la propiedad del museo adyacente al depósito de Campo y funcionarán como una nueva exhibición y paseo.

“Vamos a demostrar cómo las minas, los ferrocarriles mineros y los ferrocarriles industriales desempeñaron un papel importante en el desarrollo del condado de San Diego y las regiones circundantes”, dijo Lundquist.

Muchos de sus artículos provienen de trenes que ya no están en servicio en todo Estados Unidos. Él ha reciclado muchos vagones y colas y les ha dado una nueva vida. Algunas de las vías de Athey datan de 1887 y fueron fabricadas en Alemania y Japón.

Jennifer Doucet, residente de Alpine, dijo que desea que el tren de Athey siga rodando en Campo.

“Su regalo para Pacific Southwest Railway en Campo es muestra de su generosidad y su pasión por los trenes”, dijo Doucet. “Visitamos su estación de trenes y viajamos gratis más de cinco veces. Y con cada viaje, su amor por el tren y la precisión histórica se mostraban con cada historia, cada recuerdo compartido. Me imagino que sabe que al donarlo al museo en Campo, está seguro de que tendrá un hogar con otros entusiastas de los trenes y continuará contando la historia de nuestro pasado”.

Lundquist dice que el museo aprecia enormemente el regalo, especialmente al saber lo querido que son para Athey el tren y todos sus accesorios.

Lundquist, residente de Alpine y amigo de Athey durante décadas, dijo que el romance de Athey con los ferrocarriles es bien conocido.

Señaló que cuando Athey se retiró de su trabajo como oficial de libertad condicional a fines de la década de 1980, sus colegas le dieron una placa de jubilación.

“Dice, ‘Gracias, Roy, por mantenernos en la vía’”, dijo Lundquist.

Pearlman escribe para el UT.

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