Inauguran planta desalinizadora
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Con la ceremonia de apertura de la mayor planta desalinizadora de la región, comienza una nueva era para el uso del agua en el condado de San Diego y, posiblemente, para todo el reseco estado.
Funcionarios de California han hecho hincapié en la conservación del agua, la expansión de los pantanos y el reciclaje del agua (mediante el riego con aguas residuales tratadas parcialmente e incluso convertir el agua residual en potable) como las vías principales para sobrevivir a la sequía, que está a punto de entrar en su quinto año.
Pero la desalinización de agua marina sigue siendo una pequeña parte del rompecabezas del abasto de agua. Si la nueva planta en Carlsbad funciona de acuerdo a lo esperado, eso podría cambiar. Se han propuesto otros 15 lugares de desalinización en el estado.
Más de 600 dignatarios se reunieron recientemente en Carlsbad ante el océano Pacífico para destacar el momento. Entre ellos, la vocera de la Asamblea Toni Atkins, demócrata por San Diego, hizo hincapié en el apoyo bipartidista que recibió el proyecto, incluyendo al asambleísta Rocky Chávez, republicano de Oceanside, en cuyo distrito se encuentra la planta.
“Ahora hemos establecido un modelo, no solo para el condado de San Diego, sino para otras plantas a lo largo de la costa, por lo que podemos asegurar que el futuro de California es brillante y que tenemos el agua que necesitamos”, dijo Atkins.
Su puesta en marcha oficial, atada al cumplimiento de ciertos estándares de desempeño, se espera en pocos días. La planta es capaz de producir 50 millones de galones de agua dulce diariamente, alrededor del 10 por ciento del uso total de agua del condado. Poseidon Water of Boston posee y opera la infraestructura, que se construyó con mil millones de dólares. La Autoridad Hidrológica del Condado de San Diego, el importador principal de agua de la región, está comprando el agua desalada en virtud de un acuerdo de compra de 30 años. A pesar de la sequía, el condado de San Diego no necesita el agua desalada de inmediato. Funcionarios de la organización indicaron a principios de este año que podría suministrar el 99 por ciento de las necesidades de la región, incluso sin la planta. Así las cosas, las autoridades cuentan con más agua de la que necesita para satisfacer las necesidades de sus dependencias, debido al mandato ejecutivo del gobernador Jerry Brown que ordena una reducción del 25 por ciento en el uso del agua urbana del estado. Los administradores locales del agua dijeron que las instalaciones de desalación no constituyen una cobertura a corto plazo. Se supone que debe ser parte del estímulo del condado de San Diego hacia un mayor control sobre su propio suministro de agua, un estímulo que tuvo su génesis en una sequía que se produjo hace más de 25 años.
La planta desalinizadora es llamada Claude Bud Lewis Carlsbad, en honor al fallecido líder cívico de Carlsbad y exalcalde, en virtud de que fue un gran partidario del proyecto y a que alguna vez sirvió como presidente de la Autoridad Hidrológica.
El proyecto también contó con el apoyo clave de una gama de líderes empresariales y sindicatos.
Sin embargo, fue rechazado por diversos grupos ambientales, en particular por la Surfrider Foundation y San Diego Coastkeeper. Las quejas de los críticos se centraron en la posibilidad de que que la desalinización daña al medio ambiente y cuesta mucho más que disponer de agua de otras fuentes. Al no haber podido detener la planta de Carlsbad, los ambientalistas están tratando de bloquear el próximo proyecto de desalinización de Poseidon, prevista para Huntington Beach. Ambos proyectos han sido supervisados por el vicepresidente de Poseidon Peter MacLaggan, quien fue el encargado de marcar la finalización de este proyecto que pasó casi 15 años en desarrollo. Para MacLaggan, la instalación de Carlsbad es un sueño personal cumplido. Ingeniero y abogado, MacLaggan trabajó para una empresa privada de ingeniería, luego para la Autoridad Hidrológica y luego para Poseidon Water desde el 2000. MacLaggan, graduado en 1979 por la Universidad Estatal de San Diego con una licenciatura en ingeniería civil, dijo que se metió en el negocio del agua después de conseguir una pasantía en 1978 en Fluid Systems. La compañía de San Diego que hizo las membranas de ósmosis inversa utilizadas por las plantas de desalinización en México, Israel y Arabia Saudita. La tecnología fue desarrollada por General Atomics, que originalmente poseía Fluid Systems y que inventó la tecnología.
MacLaggan quedó fascinado con la ósmosis inversa y la industria del agua en general.
“Fue una de esas cosas que pasan en la vida”, dijo. “La ingeniería civil se trata de tráfico, de suelos, de agua, de aguas residuales, de construcción de estructuras, cosas así; y yo no sabía cuál de esas disciplinas iba a seguir. Pero me enganché cuando tomé este trabajo para hacer una carrera en el agua. Pasé siete años en ósmosis inversa, cuando era una industria incipiente; después fui a la Autoridad Hidrológica del Condado de San Diego y desempeñé varios puestos durante 12 años”.
Mientras estaba todavía para el condado a mediados de los años noventa, MacLaggan regresó a la escuela para convertirse en abogado. Después de cuatro años, obtuvo el título de abogado en la Universidad de San Diego y se convirtió en un miembro del Colegio de Abogados de California.
“Estábamos buscando implementar proyectos de reciclaje de agua agresivamente pero las leyes y reglamentos en California no habían sido diseñados para dar cabida a eso”, dijo MacLaggan. “Estaban realmente diseñados para deshacerse de las aguas residuales. Estábamos gastando una gran cantidad de nuestro tiempo en Sacramento, abogando por la legislación y la reforma de reglamentos que nos permitiera reciclar el agua”.
En 1997, MacLaggan dejó la Autoridad Hidrológica para trabajar por su cuenta como consultor de recursos hídricos. Uno de sus clientes fue la Asociación de Reutilización del Agua, un consorcio de organismos públicos del agua dedicados al reciclaje de agua.
En 1999, Poseidon lo contrató para ayudar con las solicitudes de permisos para el proyecto de desalinización en Carlsbad, y se unió a la empresa a tiempo completo el siguiente año. Años de controversia, audiencias y demandas de ambientalistas terminaron después de que las decisiones de los organismos reguladores fueron favorables, y los tribunales permitieron la construcción de la planta para comenzar a finales de 2012. Esto incluyó audiencias ante la ciudad de Carlsbad, la Junta Regional de Control de Calidad del Agua, la Comisión Costera de California, la Comisión de Tierras Estatales y por último la Autoridad Hidrológica.
Aunque Surfrider Foundation y San Diego Coastkeeper no pudieron hacer fracasar el proyecto, MacLaggan dijo que lograron mejorarlo. El proyecto incluye el control ambiental en la bahía de San Diego y la exigencia de que el consumo de electricidad de la planta no produzca emisiones de carbono, en parte mediante la compra de bonos de carbono.
MacLaggan dijo que la apertura de la planta trae gran satisfacción.
“Esto es simplemente fantástico”, dijo. “Esta planta va a cambiar la manera en que vemos el agua en California en las próximas décadas. (...) Nada puede hacerme más feliz que escuchar de fondo el ruido de la planta bombeando el agua”.
Fikes escribe para el U-T.
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