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Sanders y Clinton resuelven rencor durante debate demócrata

Bernie Sanders, izquierda, habla con Hillary Clinton durante un descanso en el debate por la candidatura demócrata a la presidencia, el sábado 19 de diciembre de 2015, en la Universidad San Anselmo en Manchester, New Hampshire. (Foto AP/Jim Cole)
(Jim Cole / AP)

Los dos principales precandidatos presidenciales demócratas, Bernie Sanders y Hillary Clinton, dejaron atrás sus rencores sobre un acceso indebido a los valiosos datos de votantes de la campaña de ella, con lo que reenfocaron rápidamente el tono del debate de la noche del sábado a una discusión educada sobre la seguridad nacional, los crecientes temores de los estadounidenses sobre el terrorismo y la economía.

Clinton, la favorita del campo demócrata, se mantuvo enfocada en las elecciones generales y censuró el plan de Donald Trump de impedir el ingreso de personas musulmanas en Estados Unidos. Clinton describió a Trump, que lidera el proceso interno republicano, como el “mejor reclutador” del grupo Estado Islámico.

“El señor Trump tiene una gran capacidad para exaltar los ánimos de la gente mediante bravuconerías e intolerancia”, declaró la ex secretaria de Estado Clinton.

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Clinton y Sanders, el principal contrincante de la precandidata, comenzaron el debate del sábado en la noche en medio de una de las pugnas más enconadas entre ambos en torno a la campaña misma en lugar de algún tema nacional o internacional.

El equipo de campaña de Clinton había acusado al de Sanders de robar información para ubicar a electores específicos y anticipar los temas que podrían interesarles.

En reacción a esa falta, el Comité Nacional Demócrata impidió temporalmente al equipo de Sanders acceder a la información de sus propios archivos de votantes, decisión que el senador de Vermont describió el sábado como un “acto atroz”.

Sin embargo, Sanders admitió que su propio equipo actuó indebidamente.

“Este no es el tipo de campaña que realizamos”, dijo Sanders.

El equipo de campaña de Sanders despidió a un empleado implicado en la infracción pero también aprovechó la controversia para recaudar dinero, mediante el envío de un correo electrónico en el que decía a sus simpatizantes que el Partido Demócrata había “metido las manos para inclinar la balanza en apoyo a la campaña de Hillary Clinton”. El equipo de Sanders dijo después del debate que había suspendido a dos ayudantes más.

Clinton rápidamente aceptó la disculpa de Sanders y afirmó que “debemos seguir adelante porque no creo que al pueblo estadounidense le interese esto”.

El debate, que duró más de dos horas, fue el tercero entre los precandidatos demócratas y previsiblemente tendría poca audiencia porque fue programado en el último fin de semana previo a la Navidad, cuando la mayoría de los estadounidenses vira su atención a las fiestas de fin de año.

El debate tuvo lugar mientras Clinton se ha consolidado como la favorita entre los precandidatos demócratas después de que superara un inicio complicado y la controversia de haber utilizado su correo electrónico privado cuando fue la titular del Departamento de Estado.

Clinton y Sanders compartieron el escenario con el exgobernador de Maryland, Martin O’Malley, quien no ha logrado convertirse en un protagonista de peso en la contienda interna demócrata.

O’Malley adoptó poses enérgicas en su intento por destacar durante el debate en el que reiteradamente buscó imponerse a los moderadores y aseguró que sus rivales tenían puntos de vista obsoletos en política exterior.

En un acalorado intercambio sobre los controles a la venta y posesión de armas, O’Malley acusó a Clinton y Sanders de tener “un enfoque político cambiante” frente a este tema polémico.

Clinton también contrarió los esfuerzos de los moderadores para interrumpirla en ocasiones, debido a lo cual Sanders exclamó “esto se está poniendo ahora divertido”.

Aunque había un amplio consenso entre los contrincantes demócratas de que Estados Unidos no debía lanzar una ofensiva terrestre para derrotar al grupo Estado Islámico, tuvieron diferencias en la estrategia que adoptarían y si el país debía buscar un cambio de régimen en Siria, donde esa organización tiene su baluarte.

Clinton recomendó una acción más directa que sus contrincantes al proponer una zona de exclusión aérea en partes de Siria e insistir que Estados Unidos debe buscar la salida del poder del presidente Bashar Assad.

“Si Estados Unidos no encabeza una acción, no hay otro líder, hay un vacío”, afirmó Clinton.

Sanders expresó su desacuerdo y afirmó que Estados Unidos debía primero derrotar al Estado Islámico y se refirió a Assad como un “problema secundario” al que hay que enfrentar en el curso de los años.

“Si, cambiar un régimen es fácil, tumbar a dictadores es fácil”, declaró Sanders. “Sin embargo, antes de hacer esas cosas, hay que pensar en lo que sucederá al día siguiente”.

Los tres precandidatos subrayaron que trabajarán más estrechamente con las comunidades estadounidenses musulmanas para enfrentar el radicalismo interno, un agudo contraste con el discurso de algunos candidatos republicanos.

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