Sin contemplaciones, los fans en el SoFi se encargaron de apoyar a los Cowboys más que al equipo local
El equipo local no se sintió en casa, perdiendo 20-17 ante los Cowboys en un gol de campo de último segundo que hizo que tres cuartas partes de los 70,240 fanáticos rebotaran alegremente en sus asientos.
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Fue obvio rápidamente que este nuevo hogar podría estar habitado por un viejo problema.
La primera señal apareció el domingo, en el primer cuarto de la aparición inicial de los Chargers en la temporada regular frente a los aficionados en el SoFi Stadium, en el juego contra los Cowboys de Dallas.
Un receptor hizo una atrapada y el maravilloso y luminoso palacio se oscureció rápidamente con un ensordecedor sonido recitado por el más gutural de los cánticos.
“Cooooooop”
Los Chargers no tienen un receptor llamado Cooper.
La siguiente señal apareció en el segundo cuarto, cuando otro cántico tradicional llenó de energía e inspiración el vibrante edificio.
“Dee-fense”
Suspiro, los Chargers estaban a la ofensiva.
Al final de la tarde, el equipo local no se sintió mucho más en casa, perdiendo 20-17 ante los Cowboys con un gol de campo en el último segundo que hizo que tres cuartas partes de los 70.240 aficionados celebraran alegremente en sus asientos mientras el resto bajaba la cabeza y quizá reflexionaba en silencio sobre la eterna pregunta de esta ciudad.
¿Aceptará alguna vez Los Ángeles a los Chargers?
Después de un partido ante los aficionados en su nueva casa, la respuesta es un claro, todavía no.
Aunque el público de los Chargers no era tan invisible como lo fue durante sus tres años en lo que ahora es el Dignity Health Sports Park, todavía había muchos más visitantes con una pasión colectiva bastante más ruidosa.
Si bien los Chargers no se debilitaron ante la hostilidad como en temporadas pasadas, los Cowboys se alimentaron claramente del ruido y presentaron un ataque mucho más fuerte y concentrado.
No se equivoquen, no es tan desagradable como cuando los Chargers llegaron aquí hace cinco años, y casi todo está dispuesto para que se conviertan en el tipo de elemento fijo en el paisaje deportivo de la ciudad que podría incluso rivalizar con los Rams.
Tienen al joven y gran mariscal de campo Justin Herbert. Tienen el nuevo y reluciente estadio. Solo les quedan dos jugadores de sus años en San Diego.
SoFi rebosaba el domingo con el alegre ruido de una minibanda de los Chargers, aficionados aullando con máscaras de lucha de los Chargers, sonrisas y saludos de Jerry West y Jamie Foxx y carteles de Los Ángeles por todas partes. Con sus nuevas instalaciones, sus nuevos uniformes y su nueva plantilla, los Chargers parecen un equipo de Los Ángeles, se sienten como un equipo de Los Ángeles, y parece que solo les falta una cosa.
Necesitan empezar a ganar de forma consistente para hacer que Los Ángeles se incline ante ellos.
Teniendo la oportunidad perfecta de dar un paso importante en esa dirección el domingo, los Chargers siguieron siendo consistentes con su breve y pésima historia local, y la echaron a perder.
En sus dos posesiones finales, tuvieron dos anotaciones anuladas por penalidades marcadas por descuidos. En una de esas posesiones, Herbert también lanzó un pick en la zona de anotación.
Dos posesiones con el marcador empatado, dos aparentes touchdowns de salida, pero solo un gol de campo resultante, y ¿es de extrañar que la frustrada defensa fuera vulnerable a un agotador ataque de 11 jugadas de los Cowboys que terminó con un gol de campo de 56 yardas de Greg Zuerlein para ganar?
¿Es de extrañar que, en la patada final, lo que durante mucho tiempo parecía como un partido de los Cowboys en casa, en realidad semejara un partido de los Cowboys en casa, con los Cowboys corriendo por el campo y sus fans emocionados vitoreándolos en las gradas?
Los Chargers, ahora 1-1, tendrán 15 oportunidades más esta temporada para convencer a Los Ángeles.
El nuevo entrenador Brandon Staley adoptó un enfoque diferente al de los anteriores Chargers. En lugar de lamentarse de la injusticia de jugar un partido como si fueran extraños en su propia casa, celebró la presencia de los aficionados de los Chargers. A juzgar por todas las camisetas de Herbert que se vieron en las gradas, muchos de esos aficionados son nuevos, una indicación optimista del potencial de los Chargers en la comunidad.
“Mi atención se centró en el color azul (de las camisetas), sentí que nuestro público vino y creo que van a seguir viniendo porque tenemos un buen equipo, pienso que la gente de Los Ángeles va a ver que contamos con un buen equipo”, dijo Staley.
Sobre los aficionados de los Cowboys, comentó: “A ese equipo tradicionalmente le va bien cuando viaja, pero no los escuché mucho, pude oír a nuestros aficionados, y me sentí orgulloso de la energía en este estadio para nosotros, en verdad lo apreciamos, pienso que nos permitió jugar mejor y espero que sea una gran ventaja para nosotros en el futuro, tener un público en casa como ese”.
Muchos equipos viajan de la misma forma, y algunos de esos equipos traen muchos aficionados a Los Ángeles, solo hay que preguntarle a los Rams, que jugaron frente a un considerable contingente de aficionados de los Bears de Chicago la semana pasada en su estreno en el SoFi.
Pero ningún equipo de la NFL ha jugado sistemáticamente frente a una abrumadora mayoría de aficionados visitantes como los Chargers, y esa verdad sigue siendo válida, y lo seguirá siendo hasta que los propios Chargers hagan algo al respecto.
Por ejemplo, no cometer una docena de penalizaciones para 99 yardas. Por ejemplo, no permitir 198 yardas de carrera con seis yardas por acarreo. Por ejemplo, no estropear una brillante oportunidad de vencer a los célebres Cowboys y callar a sus fans y declararse triunfadores en casa.
Los Chargers necesitan vender a esta ciudad un producto ganador mientras todavía tienen una oportunidad.
“Las ganas están aquí”, dijo el receptor Mike Williams. “Obviamente queremos ganar estos juegos... tenemos que encontrar una manera de lograrlo”.
Las ganas son buenas, pero la urgencia es mejor. Sus puertas de Inglewood están abiertas. Su futuro está delante de ellos. Su momento es ser ahora.
Los Chargers tienen un nuevo hogar, pero sus inquietantes derrotas ya se están haciendo viejas.
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