Los fanáticos están asombrados con el inmueble de Inglewood de $5 mil millones que abrió a los fieles de Los Ángeles por primera vez para el juego de pretemporada Chargers-Rams del sábado.
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Madrugar no es un gran problema para Sonny Vida.
Cuando era niño y crecía en Guam, se levantaba antes del amanecer los lunes por la mañana para ver a Eric Dickerson y a sus queridos Rams, y luego 21 años en la Guardia Costera fortalecieron su condición de madrugador.
Por esa razón estuvo en Inglewood al amanecer del sábado para estar presente en un nuevo capítulo del futbol americano en Los Ángeles.
Vida, junto con su hijo y su hija, se levantó a las 3 de la mañana e hizo el viaje de cuatro horas desde su casa en Henderson, Nevada, para el primer partido en el estadio SoFi con aficionados. Es abonado de los Rams, por lo que planea hacer esta peregrinación al menos 10 veces esta temporada.
“Estoy impresionado”, dijo Vida, de pie frente a la caja abierta de su camioneta y contemplando el moderno recinto. “Es una experiencia única”.
Observations from the Rams preseason opener vs. Chargers at SoFi Stadium.
No fue el único. Horas antes de que los Chargers derrotaran a los Rams por 13-6 en un partido inaugural de pretemporada, miles de espectadores (la asistencia oficial no fue anunciada) entraron en el prístino estadio con las cámaras de los teléfonos levantadas y – bajo las mascarillas – las bocas seguramente abiertas. Para muchos fue una sobrecarga sensorial, con la música a todo volumen y el recinto iluminado por el frenético flash de los videomarcadores.
“Es una sensación indescriptible estar aquí. Es como un sueño hecho realidad, y tengo que pellizcarme”
— TOM BATEMAN, DIRECTOR DEL GRUPO QUE LIDERÓ EL ESFUERZO PARA TRAER A LOS RAMS DE VUELTA A L.A.
Tanto los Rams como los Chargers jugaron sus partidos en casa aquí la temporada pasada, pero sin espectadores a causa de la pandemia de COVID-19. El estadio acogerá el primer partido de “Sunday Night Football” de la temporada el 12 de septiembre, cuando los Bears de Chicago lleguen a la ciudad, así como el Super Bowl LVI el 13 de febrero.
El viernes se cumplió el quinto aniversario del primer partido de la NFL de vuelta a Los Ángeles, cuando los Rams recibieron a los Cowboys de Dallas en un partido de pretemporada en un Coliseo a rebosar. Pero el sábado fue una experiencia completamente diferente, con los equipos de Los Ángeles dando la bienvenida a los aficionados a su nuevo hogar, el estadio más grande y caro de la historia de la NFL. La primera fase del proyecto, que incluye el estadio y el Teatro YouTube adyacente, costó la asombrosa cantidad de $5.000 millones.
“Es una sensación indescriptible estar aquí”, dijo Tom Bateman, director de “Bring Back the Los Angeles Rams”, que encabezó un esfuerzo de base para traer a la franquicia de vuelta de San Luis, donde jugó de 1995 a 2015.
“Es como un sueño hecho realidad, y tengo que pellizcarme”.
“Hemos estado lejos del juego durante un año, así que esto lo hace todavía mejor. Por fin nos encontramos en un estadio construido para los Rams”.
Los Chargers también llaman al estadio su casa. Ambos equipos tienen todo para llegar a los playoffs.
Here’s some observations from the Chargers’ preseason opener against the Rams, a game in which the majority of the Chargers’ players did not participate.
En cuanto al estadio, con su sensación de interior-exterior y su enorme tablero de video en 4D -el óculo de forma ovalada suspendido del techo transparente- no tiene parangón en la liga.
“Una de las cosas que nos gusta hacer es ir a ciertas áreas del edificio y ver a la gente entrar por primera vez”, dijo Jason Gannon, director general del estadio.
“Las miradas en sus caras, las reacciones, es muy satisfactorio”.
El lugar es un “Stan Canyon”, la visión del propietario de los Rams, Stan Kroenke, hecha realidad, con el campo hundido a 30 metros bajo el nivel del suelo.
“El objetivo y el mandato de Stan al equipo de trabajo fue construir un destino deportivo y de entretenimiento global. Su visión fue que el aficionado es lo primero, de que fuera amigable con la afición, de crear estos espacios y ver que se hace realidad, esa es realmente la parte emocionante. Si se observa el riesgo que asumió, es impensable”.
Todavía hay cosas que se deben mejorar. Hay mucho tráfico, naturalmente. Y el terreno de 300 acres es enorme, así que es una caminata larga hasta el perímetro de los estacionamientos.
En este momento, aún hay muchas obras por terminar en el sitio, zonas que un día serán distritos comerciales.
“Tienes que caminar millas para llegar aquí”, dijo Willie Thomas, que hizo ese esfuerzo con su esposa, Lucille, a pesar de pagar $80 por el estacionamiento.
La mayoría de los estacionamientos en el estadio cuestan $60 por partido, y más para los vehículos de gran tamaño.
Todavía hay muchas incógnitas, dijo Gannon, a pesar de que ambos equipos han jugado una serie completa de partidos en el estadio. Por ejemplo, ¿qué tan ruidoso es el estadio? El recuento de decibelios se ha medido tanto en el interior del estadio como en varios puntos de los alrededores. La verdadera prueba será el partido inaugural, en el que presumiblemente se llenará el recinto.
Por muy rivales que los equipos parezcan en el campo, “queremos ser buenos vecinos”, dijo Gannon.
Paul Kurz, fanático de los Rams desde hace mucho tiempo, tal vez hizo ruido una vez que llegó a su asiento, pero prácticamente se quedó sin palabras cuando vio por primera vez el lugar.
“Ves fotos y te das una idea, pero cuando entras aquí es impresionante...”, dijo Kurz, en voz baja.
“Estás hablando con un tipo que ha ido a 17 Super Bowls, y nunca había visto algo así. Diecisiete. Y se pueden ver muchas cosas, pero ninguna como esto”.
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