Columna: ¿La actitud de Russell Westbrook propiciará un campeonato o un colapso? Ni idea
Buscando respuestas dispares mientras regateaba a través de diferentes narrativas, Russell Westbrook fue difícil de arrinconar e imposible de leer durante la conferencia de prensa introductoria.
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Sonrió, frunció el ceño, fue dulce y también cortante.
Russell Westbrook tuvo su primera conferencia de prensa de los Lakers, el martes, en el Staples Center, como ha sido en prácticamente todos los juegos de la NBA desde que se unió a la liga hace 13 años: muy disperso.
Dio respuestas dispares. Fue difícil de acorralar e imposible de leer.
¿Va a ser un salvador o un destructor? No se sabe.
¿Su actitud será propicia para un campeonato o un colapso? Ni idea.
¿Fue realmente inteligente por parte de Rob Pelinka traer una personalidad tan fuerte, que domina el balón y que dispara desde la cadera, a un equipo que francamente solo necesitaba un poco de armonía? El martes no hubo respuestas.
En un suspiro, mientras vestía un traje a rayas estilo Hollywood y unas zapatillas blancas, Westbrook cayó en el sentimentalismo de volver a casa para jugar con los héroes de su infancia. Reunió a su familia en la primera fila de la sala de prensa Chick Hearn, les sonrió durante la conferencia y después posó cariñosamente para las fotos con ellos.
“Es surrealista”, dijo Westbrook, de 32 años, añadiendo después: “Siendo un fan de los Lakers y oriundo de Los Ángeles... es una bendición... un montón de cosas que no puedo poner en palabras porque algunos de estos sueños no se hacen realidad para gente como yo, estoy realmente bendecido y agradecido por esta oportunidad”.
Sin embargo, en el siguiente suspiro, confirmó la difícil realidad de su sueño, el de moldear su juego a los currículos de campeón de LeBron James y Anthony Davis. Esa es la principal preocupación de los muchos que en la ciudad cuestionaron el intercambio que envió a Kyle Kuzma, Kentavious Caldwell-Pope y Montrezl Harrell a los Wizards de Washington por Westbrook.
El californiano Russell Westbrook fue presentado la tarde del martes en el Staples Center, en una conferencia de prensa en la que declaró que “aún no creía” que iba a jugar con los Lakers, después de que el originario de Long Beach ha pasado por UCLA a nivel colegial, y con Oklahoma, Houston y Washington en la NBA.
“Habrá altibajos”, reconoció Westbrook. “Eso es normal, está bien, pero vamos a averiguar cómo jugar de la mejor manera para poder ganar un campeonato”.
Um, James y Davis ya lo tienen resuelto. Han ganado campeonatos. Westbrook no. Le corresponde a él figurar la manera. Ofreció pocas pistas sobre cómo lo hará.
En un momento dijo que está abierto a dejar que James controle el balón.
“Bron es uno de los mejores jugadores de este deporte y su capacidad de hacer todo en la cancha me permite resolverlo... Vengo a un equipo de categoría de campeón y mi trabajo es asegurarme de facilitarle el juego y encontraré la forma de hacerlo a lo largo del partido”, dijo Westbrook. “En lo que respecta al manejo del balón y todo eso, realmente no importa. Hay muchas maneras diferentes en las que puedes impactar en el juego sin tener el balón en tus manos y he sido capaz de realizarlo durante muchos años y lo resolveremos”.
Al minuto siguiente dijo que nunca cambiará realmente un estilo dominante que, si bien esto le permitió convertirse en la mayor máquina de triples-dobles de la historia, también le ha llevado a jugar en cuatro equipos en cuatro años.
“Una cosa que siempre he hecho y siempre haré es mantenerme fiel a mí mismo”, dijo Westbrook. “Creo que nunca puedes flaquear – y yo nunca podría flaquear – en esta liga. ... Quiero ser fiel a lo que soy, y con eso, asegurarme de ser capaz de escuchar y poner atención a todo porque estoy llegando a una organización increíble y a un equipo y jugadores de los que tengo mucho que aprender”.
Quizá la señal más interesante vino de un sutil intercambio entre el entrenador Frank Vogel y Westbrook después de que a Vogel se le hiciera la única pregunta de la breve sesión.
Vogel fue consultado sobre cómo Westbrook trabajaría con James y Davis, y, típico del entrenador que tiene que construir un equipo, la primera frase que salió de la boca de Vogel contenía la palabra “sacrificio”.
“Creo que cada vez que tienes tres grandes jugadores como estos, hay un elemento de sacrificio necesario”, dijo Vogel. “Y todos hemos hablado de eso y estamos en ello”.
Westbrook escuchó esto y asintió ligeramente. Así que eso es bueno. ¿O no lo es? ¿Quizá Westbrook piensa que James y Davis son los que deben hacer el sacrificio?
Por cierto, felicidades al subestimado Vogel por conseguir una extensión de contrato la semana pasada. Disfruta de nueva seguridad laboral. Con este manicomio envejecido, la necesitarás.
La plantilla remodelada es un grupo realmente extraño de tipos que persiguen anillos o reputaciones. Menos mal que tienen a un Monk (Malik) y a un Nunn (Kendrick) porque va a hacer falta una deidad para resolver todo esto.
Tienen al eminentemente simpático Carmelo Anthony, de 37 años, buscando su primer título.
“Me gusta cuando la gente habla de la edad”, dijo.
Tienen al eminentemente frustrante Dwight Howard, de 35 años, que regresa tras una temporada sabática en Filadelfia, desafiando a los que señalan que los Lakers tendrán el equipo más viejo de la liga.
“Nos llaman los viejos Lakers... no somos viejos, solo tenemos experiencia”, manifestó.
También están celebrando el regreso de Trevor Ariza, de 36 años, excampeón con los Lakers y chico local que tuvo la mejor razón para volver a casa.
“El mayor reclutador, si quieres que sea sincero, fueron mis hijos”, dijo.
Nadie en esta extraña mezcla funcionará si Westbrook no funciona. Nada encajará si él no encaja. El Big Two debe convertirse en un Big Three, o los Lakers se disolverán en un Big Zero.
Así que le pregunté a Westbrook si tiene algo que demostrar.
“No, no lo tengo”, dijo. “He sido bendecido y agradecido de estar en esta liga tanto tiempo, y afortunado de poder jugar y estar sano cuando me reclutaron en la NBA. Así demostré que la gente estaba equivocada conmigo. Cuando fui capaz de ir a la UCLA desde el centro de la ciudad, probé que las personas no estaban en lo cierto. Solo al salir del barrio, estaba demostrando que se equivocaban. Ya no necesito hacer eso. He podido impactar a la gente de todo el mundo con esta plataforma que se me ha dado. Y seguiré haciéndolo. Obviamente, quiero ganar el campeonato, pero el objetivo final es llegar a las comunidades con lo que tenemos, impactar a otros a tu alrededor”.
Kyle Kuzma habla sobre cómo Kobe Bryant lo tranquilizó en su primer encuentro y cómo una mañana en el gimnasio con Bryant fue “el entrenamiento más duro que he tenido”.
Así resumió Russell Westbrook su primera aparición como Laker.
Inspirador, pero desafiante. Un corazón enorme, pero con una mirada de acero. Sonreír así podría ser la mejor jugada de la historia. Fruncir el ceño como lo hizo podría ser lo peor.
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