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Nadador yucateco cumple sueño de Triple Corona de nado con trayecto desde la Isla Catalina a Long Beach

El mexicano Carlos Franco nadó por más de 12 horas para lograr su tercera mayor conquista como nadador

Carlos Franco terminó con éxito un cruce de alrededor de 20.19 millas (32.5 kilómetros) desde la Isla Catalina hacia la ciudad costera de Long Beach con un tiempo de 12 horas, 22 minutos y 17 segundos, convirtiéndose en el primer yucateco en la historia en lograr la Triple Corona de Aguas Abiertas.

“Fue una noche muy oscura, me impactó, no se veía absolutamente nada”, dijo el nadador mexicano a LA Times en Español. “La incertidumbre de los animales que habitan allá es mucha y hay temor… al terminar el nado, me dijeron que dos días antes a un kayakista un tiburón le agarró el brazo. Creo mucho en Dios y le estuve rezando por mi seguridad, la de mi familia y la de las personas que me apoyaron durante mi nado”.

El plan de nadar en el Sur de California estaba planteado para julio del 2020, pero debido a la urgencia global creada por la pandemia del COVID-19, Franco tuvo que suspender las actividades hasta 12 meses después. Al retomar su plan, cumplió su objetivo iniciando cerca de la media noche del 5 de julio para luego terminar en la madrugada del día siguiente, el 6 de julio.

Carlos Franco

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Un kayakista, que remaba a su lado a tan solo unos metros, lo abastecía de alimentos gelatinosos entre 30 a 45 minutos, mientras que seguían al barco guía que trazaba la ruta. En la embarcación, entre varias personas, iban su esposa y su entrenadora Nora Toledano.

“Todos estos nados van certificados por un visor, que da fe que cumplas con los lineamientos necesarios para que la travesía se considere limpia y con éxito”, explicó Franco. “No puedes tocar ninguna embarcación o simular algún tipo de arrastre. Cuando me tiran la botella amarrada con el alimento gelatinoso, la atrapo, la consumo y la vuelvo a dejar… no puede haber ningún tipo de tensión en la cuerda mientras hago eso, entonces ellos halan de regreso la botella y la recuperan”.

Franco es instructor de aguas abiertas en una escuela de natación en su natal Mérida, por lo que en 2015 se motivó a tomar la decisión de hacer algo “emblemático” en el deporte.

Tras contar con el apoyo de su familia, comenzó su preparación para la travesía de cruzar el Canal de la Mancha en 2018, cuya distancia de línea recta es de alrededor de 20.94 millas (33.7 kilómetros). Ese espacio o estrecho es la separación marítima entre Inglaterra y Francia.

“Afortunadamente, las cosas se dieron favorables”, recontó Franco. “Logramos cruzar entre Inglaterra y Francia el 26 de septiembre del 2018, que dio la coincidencia fue mi cumpleaños 44”.

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Sin embargo, el camino para ese primer nado no fue fácil y tuvo momentos en el que estuvo sin fuerzas por el volumen de trabajo que requería su preparación, pero su esposa le preguntó algo que lo hizo recapacitar.

“Un día estuve cansado, agotado de toda la carga de entrenamiento y le dije ‘oye mi amor, el día de hoy ya no voy a nadar, hoy quiero quedarme en casa a descansar y ya mañana vuelvo a nadar’. No más me dijo: ‘oye Carlos, y en el Canal de la Mancha, si estás cansado ¿qué vas a hacer?’”.

Franco se levantó de su cama y siguió con su rutina diaria.

“Es el tipo de mujer que tengo a mi lado y la cual adoro y hoy por hoy, reconozco que no lo haría si ella no estuviera a mi lado”.

Tras superar ese primer reto, regresó a casa. En Mérida fue recibido de gran manera no solo por sus allegados, pero también por las autoridades locales que le preguntaron qué seguía en sus planes.

“El paso natural era la Triple Corona de Aguas Abiertas”, dijo Franco.

El Canal de la Mancha, la vuelta de la isla de Manhattan a Nueva York (30.13 millas/48.5 kilómetros) y la Isla Catalina a Long Beach, componen la tripleta reconocida mundialmente como parte del desafío. Todos estos nados son considerados de aguas frías, que se convirtieron en un desafío mayor para él particularmente pues Mérida es una tierra caliente.

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Para contrarrestar el problema de aguas frías, Franco recurrió a prepararse con “campamentos de altura”, siendo que en México hay pocos lugares con ese tipo de temperatura baja que él buscaba.

La Laguna de Alchichica, que está entre Veracruz y Puebla y es conocido como el lago de numerosas leyendas creadas por los lugareños, fue uno de sus destinos para prepararse al igual que en distintas playas de Orange County en el Sur de California “junto a mi amigo que me recibió allá, Sergio Avila”. Además, el Lago de Zirahuén, en Michoacán, le sirvió de escenario para practicar con temperaturas de alrededor de 64 grados Fahrenheit.

“En mi casa, tengo una tina que lleno de hielo con agua y con un termómetro le voy buscando la temperatura mientras voy metiendo mi cuerpo estático por una hora para que vaya aclimatándose”, explicó Franco. “Pero fue en Yucatán en su mayoría en la tina con hielos, que me patrocinó otro amigo de Hielos Motul, que me traían dos veces a la semana una marqueta de hielo”.

Entre todas sus experiencias, Franco ha nadado junto a una foca en su paso por el Canal de la Mancha, ha estado rodeado de mucha basura como en Manhattan, pero en la Isla Catalina dijo haber sentido “un piquete de una medusa y había como partículas, como animalitos que jugaban con mi cuerpo. Quiero pensar que eran remoras o algo así o pescaditos, la verdad es que se siente incómodo”.

Sus retos no solo fueron las corrientes marinas, ni los organismos que viajaban con él durante sus trayectos, sino que también se dieron fuera del agua, en el aspecto económico. El encontrar a organizaciones que apoyaran su cometido fue difícil, pero finalmente tuvo el soporte necesario para desarrollarlo.

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“El principal patrocinador de estas travesías siempre había sido la Escuela de Natación Antares, que es donde trabajo, pero en esta ocasión te puedo decir lo contrario, la Sociedad Yucateca en el sureste fueron los que me patrocinaron, me apoyaron”, destacó.

A sus 47 años, Franco ha vivido unos últimos seis años intensos de trabajo y sacrificio, por lo que por el momento no seguirá nadando tras cumplir la Triple Corona. Él siente que ha perdido mucho del desarrollo de sus hijas, a quienes quiere apoyar en sus diversas etapas de sus vidas.

“Estoy cansado, agotado, estoy adoleciendo de los hombros, con otras dolencias físicas, tengo que recuperar la maquina”, confesó el nadador yucateco. “Tengo dos eventos más que quiero hacer, pero por el momento le voy a dedicar un tiempo a recuperarme físicamente y pasar tiempo con mis hijas. El Estrecho de Gibraltar será el siguiente quizá en uno o dos años, ya llevo seis años esperando a que salga. Quiero también ser el primer mexicano en nadar en el Polo Norte o Antártica”.

Mientras tanto, Franco descansa y recarga baterías en Mérida para seguir cumpliendo sus sueños.

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