Anuncio

Hace un año nadó para salvar su vida, hoy nada por una presea en Brasil

Hace un año, la siria Yusra Mardini tuvo que nadar para salvar su vida: la barcaza en la que viajaba comenzó a hundirse a la mitad del Egeo. La joven saltó al mar y, junto con su hermana, jaló la embarcación -y a los 18 otros migrantes a bordo de ésta- hacia la costa griega.

El viernes, la refugiada de 20 años de edad nadó bajo circunstancias muy distintas: fue la primera atleta de los 10 que integran la delegación inaugural de refugiados en competir en los Juegos Olímpicos de Río 2016.

“Sin la natación, no estaría viva (...) mi mensaje para estos Juegos es: ‘nunca te rindas’”, dijo Mardini a la Agencia para los Refugiados de la ONU (ACNUR).

Anuncio

Aunque quedó ayer en primer lugar en su eliminatoria -con un tiempo de 1 minuto, 9 segundos y 21 milisegundos-, no logró calificar para la semifinal de 100 metros mariposa. El miércoles tendrá otra oportunidad en los 100 metros de nado libre.

Pero ya hizo historia.

Y en la semana que sigue, sus nueve compañeros de la primera delegación olímpica de refugiados harán lo mismo.

“Millones de personas, incluso refugiados, nos están mirando. Y vamos a poder mostrar que podemos cambiar nuestras vidas”, señaló Yiech Pur Biel, sursudanés de 21 años de edad, que correrá los 800 metros planos el próximo viernes, “nosotros, los refugiados, podemos hacerlo todos”.

Biel es uno de los cinco miembros del equipo de asilados que vive en el mayor campo de refugiados del mundo, el keniano Kakuma.

Fue ahí donde, primero, se postuló la posibilidad de crear la delegación de refugiados, impulsada por la ex maratonista keniana Tegla Loroupe, quien entrenó personalmente a los cinco sursudaneses: a Biel; a James Nyang Chiengjiek, quien disputará los 400 metros planos; a Paolo Amotun Lokoro, los mil 500; a Anjelina Nada Lohalith, mil 500 femeninos, y a Rose Nathike Lokonyen, los 800 metros femeninos.

El equipo lo completan el nadador Rami Anis, también sirio y quien vive refugiado en Bélgica; el maratonista etíope Yonas Kinde, asilado en Luxemburgo; y los judocas congoleños Popole Misenga y Yolande Bukasa Mabika.

“Ya ganaron una medalla de oro: la social. La medalla de la transformación, esa presea otorgada por la humanidad al darles a todos una oportunidad cuando antes no tenían alguna”, indicó Geraldo Bernardes, entrenador de Misenga y Mabika.

Anuncio