Desde el vestido hasta la temática y otros detalles únicos; muchas adolescentes de San Diego celebran esta tradición con un toque moderno.
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Es una celebración del paso de la niñez a la edad adulta.
Pero para muchas jóvenes con raíces latinas en San Diego, es también una celebración de herencia, familia e identidad.
Como su nombre lo indica, las fiestas de XV Años, que son celebrada en distintos países de Latinoamérica y traídas por familias migrantes a Estados Unidos, se conmemoran cuando una adolescente llega a dicha edad.
“Nuestra cultura la queremos llevar a otros países en diferentes maneras y esta es una de ellas”, dijo Linda García, propietaria de la tienda de vestidos Damaris Boutique en Escondido. “Es algo muy cultural, muy bonito, bien arraigado. Las niñas lo sueñan desde chicas, y quizá muchas de nosotras no tuvimos ese sueño y aquí quisimos dárselo a nuestras hijas”.
García ha estado en el negocio de las quinceañeras por casi 40 años y ha sido testigo de cómo esta tradición ha crecido con los años.
“El futuro (de esta industria) es muy grande”, dijo. “Donde haya un hispano, habrá una quinceañera”.
En el condado de San Diego, donde alrededor de un tercio de la población es de ascendencia hispana, las fiestas poco a poco vuelven a retomarse en todo su esplendor luego de verse interrumpidas por las restricciones por la pandemia.
Para algunas familias, en su mayoría católicas, la celebración suele iniciar con una misa en la que la que se agradece y pide por esta nueva etapa en la vida de la joven. Posteriormente, la celebración continúa con una gran fiesta que puede ser en casa, en salón o en cualquier otro recinto.
Es una ocasión que reúne a la familia extendida y a amigos que en ocasiones hacen el viaje desde otros estados o desde el sur de la frontera.
Dependiendo de varios factores, entre ellos, el número de invitados, el costo de una fiesta de XV Años puede variar entre 5 mil y 20 mil dólares, de acuerdo con el portal The Bash, especializado en la planeación de fiestas. Para cubrir el costo, muchas familias reciben el apoyo de familiares o padrinos, que apoyan con el gasto.
La planeación y el detrás de cámaras inicia con meses de anticipación. Algunas familias lo hacen por su cuenta, otras se apoyan en profesionales. Se trata de encontrar el vestido, el lugar, la temática, la comida y las decoraciones perfectas. Todo para complacer a la festejada en esta fecha que se celebra una vez en la vida.
“Es básicamente una mini boda”, dijo Lucy Perpuly, planeadora de eventos quien hace siete años abrió su negocio Perpuly Events. “La planeación es prácticamente la misma”.
Mientras que muchas quinceañeras optan por el tradicional vestido de princesa en colores pastel, hay quienes buscan otros estilos que se adaptan a su personalidad. García dijo que ha visto esa evolución en los estilos, pero especialmente, en los colores.
“Colores que nunca pensé ver en una quinceañera se están usando”, dijo.
El seleccionar la temática de la fiesta se ha vuelto una parte importante, con la cual, la festejada puede reflejar su identidad.
Perpuly, quién ya ha organizado más de 100 fiestas de XV Años por todo el condado de San Diego, considera que con el auge de las redes sociales es más fácil que las quinceañeras encuentren ideas sobre lo que quieren. Dijo que es común que le pregunten por su Instagram o TikTok. Aun así, Pinterest continúa siendo lo más popular para ellas, dijo.
Para aquellos que buscan una celebración religiosa, la iglesia debe apartarse con anticipación.
“El aspecto religioso es muy importante para muchas personas”, dijo el padre Neal Wilkinson, mejor conocido como Padre Pepe, de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en Logan Heights.
En la religión católica, la misa de los XV años no es un sacramento, pero aún así, los católicos toman la oportunidad para agradecer a Dios y a la virgen María y pedirles que guíen a la joven en esta nueva etapa de su vida.
Wilkinson estimó que, en promedio, la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe tiene una misa de XV años cada fin de semana. Por ello, es recomendable apartar la iglesia por lo menos con nueve meses de anticipación, dijo Bertha Olivas, secretaria en la iglesia.
Tributo a la herencia y la ‘vuelta’ que cerró el trato
Como muchas quinceañeras, Zoey Grande llegó a perder la cuenta de todos los vestidos que se probó.
Su búsqueda empezó en el condado de San Diego. Debido a la pandemia, muchas de las tiendas no podían tener el vestido a tiempo para la fiesta que se realizó en agosto pasado, ni siquiera si pagaban extra para hacerlo, recordó su madre, Melissa Grande. Pero alguien les recomendó extender su búsqueda a Los Ángeles, y fue ahí donde lo encontraron.
Un vestido de princesa en color jade, sin tirantes, bordado en la parte superior y acompañado de una corona de flores rosas en la cabeza. Ideal para una fiesta con temática de bosque encantado.
“Quería un vestido muy grande. Que fuera brilloso y diferente”, dijo Zoey. “Una vez que me lo medí, me di la vuelta, y esa vuelta lo fue todo para mí”.
Su madre recuerda bien ese momento.
“Cuando estaba girando en el vestido y bailó con su padrastro en él, con eso tuvimos, eso cerró el trato”, dijo Grande.
Luego de la misa que se llevó a cabo en la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de Sherman Heights, la familia se trasladó al Marina Village Conference Center para la celebración.
Después de bailar el vals, hubo una presentación especial que la familia quiso incorporar al evento.
Zoey y su madre forman parte del grupo de danza azteca Calpulli Mexihca, por lo que ella cambió momentáneamente su vestido verde por el atuendo tradicional de la danza para un momento que fungió como su ceremonia de paso a la adultez.
“Nuestras danzas son bendiciones y oraciones”, dijo Grande. “Todos los que estaban bailando estaban rezando por ella y ofreciéndole bendiciones al universo, al creador, a las cuatro direcciones, para su nueva etapa en la vida”.
Fue un momento emotivo para la familia.
Inclusive cuando la fiesta tuvo que posponerse debido a la pandemia, y no todo salió como lo planeado —uno de los chambelanes se perdió la fiesta debido a una enfermedad— la familia dijo estar agradecida de haber vivido esta experiencia.
“Todos teníamos muchas expectativas para la quinceañera, pero por el COVID, cambiamos a esta mentalidad de ‘¿Sabes qué? Por lo menos vamos a tener una fiesta, cuántas niñas ni siquiera tuvieron esa oportunidad’, dijo Grande. “Le dijimos a Zoey, ‘Lo que importa es que tendrás la bendición de la iglesia, de la danza, y que estamos vivos y aquí’”.
¿Team Jacob o Team Edward?
Aunque muchas celebraciones son estrictamente tradicionales, basta con dar un rápido recorrido por videos de las celebraciones actuales en TikTok para ver cuánta personalidad pueden aportar las quinceañeras a sus fiestas, desde la inclusión de disfraces de Bob Esponja hasta la incorporación de princesas Disney.
La franquicia Twilight es muy querida en la familia Torres. María Bacilia García recuerda cómo su sobrina e hija mayor, veían estas películas de vampiros cuando recién salieron. Sus hijas más pequeñas, las gemelas Alinna y Annalya, rápidamente se hicieron aficionadas.
Cuando llegaron a adolescentes fue que la familia empezó a preguntar si querrían una fiesta de XV Años. La idea del “vestido rosa, clásico y anticuado”, no les llamaba la atención, dijo García.
“Cuando vi que se rehusaban al vestido tradicional, les dije ‘Es su quinceañera y puede ser de la forma que ustedes quieran’”.
García dejó que eligieran el vestido y la temática. Si bien son gemelas, ambas tienen gustos diferentes. Pero tenían algo en común.
“Un día estaban viendo la película y dijeron: ‘Hagámosla de Twilight’”, recordó García.
La planeación para la fiesta que se realizó en octubre pasado se extendió por 18 meses. Los vestidos fueron hechos a su gusto por la diseñadora Fernanda Medina de Mexicali, Baja California. Los vestidos fueron diferentes, pero similares a la vez: ambos con tonos negro y guinda, similares a las portadas de los libros de Twilight.
“Fue exactamente lo que querían. Lo largo, el aspecto, el color, los detalles, todo”, dijo García.
Fue entonces que García contactó Perpuly, a quien conoció tiempo atrás cuando le ayudó a decorar las fiestas de sus hijas cuando eran niñas.
“Es muy estresante planear una fiesta”, dijo García, hablando de las ventajas de contratar ayuda profesional. Recordó la experiencia de una familiar que organizó la fiesta de su hija por su cuenta y no disfrutó la ocasión como hubiera querido. García quiso asegurarse que ella disfrutaría la fiesta de sus hijas.
“Realmente quería ir y que mis hijas tuvieran la mejor noche de sus vidas”, dijo. “Y realmente disfrutarlo. Disfrutar a mi familia, la fiesta, y bailar toda la noche tal y como lo hice”.
El día de la fiesta recordó por qué considera importante tener alguien más a cargo. El fotógrafo del evento canceló esa misma mañana porque contrajo COVID-19, pero la organizadora pudo encontrar quien lo remplazara.
“Para muchas familias latinas, no se trata solamente de la fiesta. Es ese sentimiento, de querer saber que tu familia está cómoda y se siente bienvenida (y asegurarse) que coman, beban y se diviertan”, dijo. “Yo estaba segura de que Lucy (Perpuly) se iba a asegurar de que ninguno de mis invitados se iba a ir sin hacer eso”.
El muy importante el lugar de la celebración
Diana Hernández cree que vio más de una docena de lugares para la fiesta de su hija Jazlene. Pero ninguno fue como el Museo de Historia Natural en el Parque Balboa.
“Pude ver la emoción en sus ojos cuando vio el lugar”, dijo Hernández. “Una vez que elegimos el lugar, fue cuando dijo: ‘Esto está pasando de verdad’, y también cuando empezó a implicarse más en algunas de las decisiones de todo lo que estábamos haciendo”.
Para el vestido, Hernández y Jazlene fueron a una tienda en Anaheim con dos de las hermanas de Hernández, su sobrina y la madrina de Jazlene.
“Fue muy especial”, dijo Hernández sobre compartir el momento con su familia. Jazlene se midió al menos cinco vestidos, pero al final optó por el primero de ellos.
“El primer vestido fue con el único con el que me conmoví un poco. Probablemente porque esto no es algo que ella haga o algo con lo que la vea todos los días”, agregó.
Fue un vestido color perla, estilo princesa, lleno de pedrería y flores.
“Me sentí yo misma”, dijo Jazlene mientras se veía al espejo una vez que el vestido fue ajustado en la tienda Fletcher Hills Alterations, en El Cajón.
La fiesta que se llevó a cabo en septiembre pasado comenzó con una misa en la iglesia católica de San Miguel en Paradise Hills, la misma en la que Jazlene alguna vez recibió el sacramento de la confirmación.
Este aspecto era importante para la familia, dijo Hernández. “Queríamos asegurarnos de que la parte de la iglesia y el significado de nosotros como una familia realmente llegara a Jazlene”, dijo Hernández. “No se trata solo de la fiesta. Son sus quince años, pero también significa mucho más para nosotros en lo que respecta a nuestra fe y religión”.
Viendo hacia atrás, Hernández dijo que le hubiera gustado contratar a alguien para ayudarle a organizar la fiesta. Pero aunque algunas cosas no salieron como esperaban, al final la fiesta estuvo muy bien.
Los mágicos recuerdos estuvieron por encima de todo y al final, el esfuerzo valió la pena.
“Mi hija estaba muy contenta y, al final del día, eso es todo lo que queríamos”.
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