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Los incendios forestales empeoran en todo el mundo; ¿cómo se compara California?

Los bomberos luchan contra las llamas en un bosque oscuro
Los bomberos luchan contra el incendio de Caldor a lo largo de la Autopista 89 cerca de South Lake Tahoe, en septiembre.
(Wally Skalij / Los Angeles Times)

Un nuevo informe alarmante de las Naciones Unidas advierte que se espera que la cantidad de incendios forestales extremos aumente un 50% a nivel mundial para fines de siglo, y que los gobiernos no están en gran medida preparados para la creciente crisis.

Incluso el Ártico, anteriormente casi inmune a la amenaza, enfrenta un riesgo creciente de incendios forestales debido al cambio climático y otros factores, según el reporte, que se dio a conocer el miércoles, antes de la próxima Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en Nairobi, Kenia.

Es probable que los hallazgos suenen demasiado familiares para los residentes de California, quienes durante años han estado viviendo con la realidad de incendios forestales más intensos y con mayor frecuencia. Los cinco incendios más grandes registrados en el estado han ocurrido desde 2018, según el Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California.

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Sin embargo, el nuevo informe arroja luz sobre las duras lecciones que California está aprendiendo, incluido lo que está haciendo bien y qué más se necesita hacer. En el oeste de Estados Unidos, propenso a los incendios, y en todo el mundo, se sigue prestando demasiada atención a la respuesta en lugar de a la preparación. Además, los incendios forestales plantean preguntas urgentes sobre el uso de la tierra y la salud pública, que se extienden mucho más allá de los límites de sus llamas.

“Sabemos que las personas en D.C. piensan que los incendios son un problema del oeste o de California, pero en realidad no es así, es un problema global”, afirmó Max Moritz, especialista en incendios forestales de la Extensión Cooperativa de la Universidad de California en Santa Bárbara, que contribuyó con el informe. “Nos afecta a todos”.

Si bien los incendios forestales de California han estallado en los últimos años, el Estado Dorado no es el único lugar que enfrenta conflagraciones cada vez más grandes y frecuentes. En 2020, los incendios forestales en Australia quemaron aproximadamente 84 millones de acres, mataron al menos a 30 personas y, según se informa, acabaron con miles de millones de animales domésticos y salvajes.

El calor y la sequía también están preparando nuevos terrenos para la ignición, incluidas las selvas tropicales, el permafrost y los pantanos de turba, según el informe. En Brasil, los incendios forestales en los últimos dos años arrasaron con casi un tercio del humedal tropical más grande del mundo, el Pantanal, y algunos temen que nunca se recupere por completo.

En respuesta a las condiciones que cambian rápidamente, el informe describe tres pasos cruciales para que los formuladores de políticas se adapten a un futuro más caliente: mayor inversión en planificación y prevención; buscar y compartir conocimientos tales como las prácticas indígenas de manejo del fuego y elevar los incendios forestales a “la misma categoría de respuesta humanitaria global que los grandes terremotos e inundaciones”.

“Con demasiada frecuencia, nuestra respuesta es tardía, costosa y posterior al hecho, y muchos países sufren una falta crónica de inversión en planificación y prevención”, dice el informe, y señala que la mayoría de los gobiernos suelen dedicar más de la mitad de su gasto en incendios forestales a respuesta y menos del 1% a la planificación.

De alguna manera, entonces, California ya está por delante de la curva. El año pasado, el gobernador Gavin Newsom presentó un paquete de cambio climático de $15 mil millones, que incluía $1.500 millones para respuesta a incendios forestales y resiliencia forestal. El presupuesto propuesto de este año agrega $1.200 millones, gran parte para la tala de bosques, quemas prescritas y otros proyectos destinados a reducir los riesgos de incendio.

Pero si bien las cifras reflejan un cambio hacia la preparación, se puede hacer más. El año pasado, el estado también gastó más de $1.100 millones en costos de emergencia para la supresión de incendios, según Cal Fire.

La respuesta de California también carece de claridad, según un informe separado de la Oficina del Analista Legislativo del estado, según el cual son necesarios fondos adicionales para incendios forestales “dado el patrón de empeoramiento de siniestros grandes y severos en los últimos años”, pero que la “ausencia de un plan estratégico hace que sea difícil evaluar” si los programas propuestos son el mejor enfoque.

Sin embargo, la adaptación a los incendios forestales no termina con los presupuestos y las finanzas. Una cooperación regional e internacional más sólida, así como la incorporación de mejores prácticas compartidas, pueden ayudar a elevar la respuesta global, según el informe de la ONU.

Una de esas herramientas es la quema prescrita, una práctica que involucra el uso intencional del fuego para limpiar la vegetación seca que se acumula con el tiempo. La práctica no es nueva en California: durante siglos, muchas de las comunidades indígenas del estado consideraron que las quemas prescritas eran esenciales para la salud de los bosques y las emplearon con gran éxito.

Pero hace unos 100 años, las prácticas indígenas de quema fueron suprimidas a través de políticas agresivas de extinción de incendios, incluida una regla ahora desaparecida del Servicio Forestal de EE.UU que requería que todos los incendios se extinguieran a las 10 a.m. del día siguiente a su ignición.

Esas iniciativas tuvieron consecuencias desastrosas para el estado, lo cual permitió que se acumulara un excedente de vegetación que luego actuaría como combustible para los incendios. El año pasado, Newsom firmó dos nuevas leyes que allanaron el camino para más quemas prescritas, una medida celebrada en gran medida por expertos estatales.

Que el informe de la ONU también incluya prácticas culturales e indígenas de manejo del fuego es un paso positivo, agregó Don Hankins, profesor de geografía en Cal State Chico, que contribuyó con el informe. “El paisaje nos dice constantemente que estas son las cosas a las que debemos prestar atención”, señaló Hankins, quien también es de ascendencia miwok. “Necesitamos llegar al punto en el que juguemos a la ofensiva en lugar de a la defensiva con el fuego, y ahí es donde está el fuego indígena, en el lado ofensivo”.

Hankins señaló que el informe de la ONU incluía no solo a las comunidades indígenas de California, sino también a América del Sur, Australia y otros lugares del mundo. Y aunque el clima en California cambia constantemente, “la única vez que el bosque fue resistente a estos cambios inducidos por el calentamiento y el clima en torno al fuego fue bajo la administración indígena”, agregó.

La gestión forestal sigue siendo solo una pieza del rompecabezas de la adaptación a los incendios forestales. Según el informe, los incendios forestales pueden degradar las cuencas hidrográficas, lo cual provoca la erosión del suelo, un aumento de las inundaciones y el flujo de escombros, e incluso la contaminación del suministro de agua.

Además, el humo de los incendios forestales puede causar importantes problemas respiratorios y cardiovasculares a quienes lo inhalan. En 2020, el humo de los incendios forestales de California llegó a la costa este y a Europa, algo que hizo evidente la naturaleza global del problema.

“El verdadero costo de los incendios forestales (financiero, social y ambiental) se extiende por días, semanas e incluso años después de que las llamas disminuyen”, reza el informe.

Aunque muchos de esos efectos representan amenazas desproporcionadas para las comunidades y los países de bajos ingresos en todo el mundo, los factores a veces se amplifican en California, donde el crecimiento de la población, la demanda de vivienda, el desarrollo urbano y las prácticas de uso de la tierra están empujando a más personas y hogares a la interfaz urbano-forestal.

Se descubrió que el humo del incendio de Camp, de 2018, que arrasó la ciudad de Paradise, en el norte de California, y mató a 85 personas, era mucho más dañino que el de los incendios de vegetación porque esparció sustancias químicas tóxicas a medida que ardía en casas, vehículos y dispositivos electrónicos, poniendo en peligro no solo a los residentes, sino también a bomberos y socorristas.

El problema de la interfaz urbano-forestal no es exclusivo de California, pero tampoco es algo con lo que se enfrenten todas las demás áreas propensas a siniestros forestales. Los fuegos forestales masivos de Siberia en 2020 se vincularon con el calentamiento del Ártico, pero amenazaron a menos vidas.

“Si no comenzamos a pensar en las soluciones en términos de dónde y cómo estamos construyendo, siento que nos perdemos algo muy importante”, dijo Moritz, quien también es profesor adjunto en UC Santa Barbara.

Muchos en el estado están empezando a entender el mensaje: el mes pasado, un juez detuvo los planes para un desarrollo de lujo en el condado de Lake, citando preocupaciones sobre los planes de evacuación en caso de siniestros forestales. La medida siguió a acciones similares contra los planes para un desarrollo de viviendas en un área propensa a incendios del condado de San Diego y una comunidad de 19.300 viviendas en el flanco sur de las montañas Tehachapi.

Según el informe de la ONU, no es posible eliminar por completo el riesgo de incendios forestales, e incluso en el escenario de emisiones de gases de efecto invernadero más bajo, es probable que el planeta experimente un aumento significativo en los eventos de incendios forestales en los próximos años. Pero eso no significa que se haya perdido toda esperanza.

“Tenemos que minimizar el riesgo de incendios forestales extremos estando mejor preparados: invertir más en la reducción del riesgo de incendios, trabajar con las comunidades locales y fortalecer el compromiso global para combatir el cambio climático”, señaló la jefa del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andersen, en un comunicado.

Quienes trabajaron en el informe esperan que suscite conversaciones necesarias y urgentes sobre los incendios forestales en el oeste de EE.UU y en todo el mundo. “Estamos en ese marco internacional y los gobiernos se están uniendo para discutir esto y reconocerlo”, afirmó Hankins, de Cal State Chico. “Es poner el tema en un nivel diferente”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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