La Blanquita, un mercado del Este de Los Ángeles, se recupera de un robo descarado
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Los ladrones que irrumpieron descaradamente en La Blanquita, un amado mercado y carnicería, a fines del mes pasado, parecían saber exactamente a dónde se dirigían.
En primer lugar, verificaron si había alguien dentro del área de carnes y baños durante el turno de trabajo de la mañana. Fue poco después de las 3 a.m. del 25 de enero, según las autoridades y el video de vigilancia del incidente. Los ladrones también parecían esperar algunos minutos para ver si sonaba una alarma.
Aparentemente, una vez que sintieron que no habría problema, el grupo de personas que vestía sudaderas con capucha subió las escaleras a las oficinas corporativas de La Blanquita, la reconocida carnicería y tortillería fundada en 1972 por el desaparecido Francisco Ramírez. Se dirigieron directamente a la oficina de la presidenta de la tienda, Mónica Ramírez, hija del fundador, y localizaron su caja fuerte.
En el video, las figuras mueven la caja fuerte a la parte superior de la escalera del edificio, luego la arrojan por las escaleras, dañando gravemente los azulejos y los paneles de yeso. De vuelta en la planta baja, las cuatro figuras parecen luchar para colocar la caja fuerte en la parte trasera de un Infiniti QX80.
Con un esfuerzo evidente, meten la caja fuerte dentro del vehículo y se marchan, todo en aproximadamente una hora.
Esa caja fuerte, cuya pérdida ha dejado atónita a la familia, es ahora el foco de una investigación del Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles. Contenía cantidades significativas de dinero en efectivo, pero también fotografías, documentos y recuerdos irremplazables pertenecientes a Francisco Ramírez, nativo de Cuernavaca, México, quien murió en 2019 a la edad de 64 años.
Esta semana, Mónica Ramírez, quien heredó el liderazgo de La Blanquita, pide la ayuda del público para resolver el crimen y se pregunta si alguna vez volverá a ver los objetos personales de su padre.
“Mientras lo veíamos, me encontraba en estado de shock”, comentó Ramírez, de pie entre productos y suministros en cajas en la tienda en East Cesar E. Chavez Avenue. “Solo quiero que me devuelvan las cosas de mi padre”.
In the competitive world of East Los Angeles tortillerias, where entrepreneurs fight for customers block by block, Francisco Ramírez and his La Princesita towered above them all.
La Blanquita estaba en proceso de reemplazar su sistema de alarma y no se activó ninguna alerta automática, lo que les dio a los ladrones mucho tiempo para escapar.
El miércoles, la estación del Este de Los Ángeles del sheriff hizo una publicación en las redes sociales sobre el incidente. Las autoridades lo caracterizaron como un procedimiento sofisticado y sugirieron que los ladrones debían haber tenido conocimiento previo de la caja fuerte y su ubicación.
“Cosas como esta suceden”, mencionó el sargento Joseph Bernas de la estación del Este de Los Ángeles. “Todo lo que tenemos es este vehículo, esos sospechosos, pero si tuviéramos algo más en otra área, otros detectives, estaciones o agencias, podría evolucionar más”.
Enrique Rodríguez, director ejecutivo de la empresa y cuñado de Mónica, explicó que su negocio es único porque sigue siendo familiar en un panorama dominado por cadenas de supermercados como Northgate y Superior, que se dirigen a los consumidores mexicanos y centroamericanos. La Blanquita tiene otras dos ubicaciones, una en El Monte y una tienda hermana llamada La Princesita.
La familia también dirige un negocio de catering llamado Eastside Tacos.
Rodríguez señaló que el vehículo utilizado en el robo no es un automóvil que se ve comúnmente y agregó que la familia está considerando la posibilidad de que alguien cercano a ellos haya estado involucrado.
“Lo que realmente nos duele es perder la propiedad de su padre, perder las escrituras originales que tenía su papá en México, donde todavía estamos en un proceso de sucesión, y ahora podríamos perder esas propiedades porque no tenemos los documentos para justificar que pertenecen a la familia”, señaló Rodríguez.
El efectivo dentro de la caja fuerte estaba destinado en gran medida a financiar el fondo interno de becas de La Blanquita, asignado para ayudar a los hijos y nietos de los empleados que están cursando estudios superiores, agregó.
En una mañana reciente, los clientes de la tienda del Este de Los Ángeles pasaron a comprar cortes de carne para asar, así como las preciadas tortillas de harina y maíz de La Blanquita. Ramírez y Rodríguez dijeron que reemplazaron los vidrios rotos inmediatamente ese martes después del robo y se pusieron a trabajar para arreglar el daño a la escalera.
“Nos vemos a los ojos y decimos: ‘Ahora tenemos que rompernos el lomo. Y trabajar más duro’”, comentó Rodríguez.
Cuando se le preguntó qué pensaba que diría su difunto padre ante tal revés, Ramírez se permitió reír: “Muchas malas palabras. Muchas malas palabras en español”.
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