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De adictos y adicciones: Una triste historia de amor

Pastillas de oxycodona
Pastillas de Oxycodona bañadas en fentalino que fueron incautadas durante una investigación.
(U.S. Attorneys Office for Utah vía AP)

Estimados lectores, queridas lectoras, quiero compartir con ustedes un correo que me llegó de tierras lejanas. Espero que este testimonio sirva de espejo para otras parejas.

Te cuento nuestra historia...

“Nos conocimos trabajando en un supermercado, él con tan solo 20 años, viviendo en pareja y con tres hijos (de 3, 2 y el más chiquito recién nacido), y con una historia y realidad social y económica completamente distinta a la mía. Yo con 25 años, un hijo de tres años y recién separada, después de un noviazgo de diez años y sumamente desilusionada del amor y de los hombres, al haberme separado por un engaño.

“Sin pensarlo, sin medirlo y sin planearlo, en una fiesta por el día de la primavera salimos en grupo y al terminar el festejo nos encontramos juntos. Lo imposible, a la vista de todos, estaba sucediendo, yo con mi clase media y él con su clase baja, era irrisorio pensar en estar juntos, o mejor dicho, como comentaban, que yo le diera bola.

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“Sin medir las consecuencias, ya que él todavía estaba con su pareja, continuamos a escondidas de todos eso que aún no parecía más que una aventura. Los problemas se aproximaron, muchos, de ambos lados, pero seguimos, sentíamos una atracción especial, un no sé que, que no podíamos manejar. Después de varios desencuentros, pasaron los meses y ya no escondíamos el estar juntos, entre idas y venidas, él ya trabajando en otro lado, de a poquito comenzó a quedarse más noches en mi casa; los problemas siempre al pie del día, pero ya los encarábamos de otra forma, estábamos unidos y ya no nos importaba el qué dirán.

Estimado lector, querida lectora, como tal vez usted sepa, toda adicción está considerada como un trastorno de la personalidad, la adicción a las drogas, por ejemplo, desarrolla en la mayoría de los casos, una dependencia física a la sustancia, además de un trastorno conocido como: trastorno obsesivo compulsivo.

“Los años pasaron, llegó nuestra primera hija en común, pero no todo era color de rosa, porque desde el comienzo yo sabía que había una adicción, él era adicto a la cocaína, con un consumo moderado o solo en ocasiones, hasta ahí, sin yo notar cuando lo hacía.

“Su trabajo le dio la libertad de que su consumo se agravara, de compartir con personas que tenían su misma adicción. Yo empezaba a notarlo, su ausencia se prolongaba de viernes a domingos, las peleas ahora eran internas. Perdió ese trabajo, como tantos otros.

“Luego de perder el rumbo, surgió el emprendimiento que nos consagraría a una estabilidad económica totalmente diferente; así nació nuestro propio negocio, él se ocupaba de la publicidad, día y noche metido en eso, con mi respaldo en todas las otras funciones y, lo que parecía la mejor etapa, se transformó en un infierno.

“El negocio le dio la libertad de volver a las andadas, de manejar sus tiempos, de poder ausentarse del trabajo sin tener que rendirle cuentas a nadie, claro, a mí, pero era un combo entre lo familiar y laboral así que hacía dos por uno. Me fui cansando, pero nunca dejé de amarlo, porque cuando estaba bien y lograba alejarse de la droga, éramos compañeros, compinches, teníamos proyectos, metas y sobre todo amor.

“Nuestra segunda hija llegó como un ángel caído del cielo. A los dos meses sufrió una fuerte caída y tuvo fractura de cráneo biparental, se nos paralizó el mundo, por suerte no tuvo secuelas. Al año fue internada por bronquiolitis, otra vez, la agonía por su salud. Esto hizo que se alejara solo por instantes de su adicción.

“Yo, ya cansada de vivir así, desilusionada de esa relación, pedía que esto algún día se terminara. Cierto día me sorprendió, luego de tener un choque y que de milagro salvó su vida, decidió internarse para tratar su adicción; sin creerle, lo acompañé una vez más, parecía que todo cambiaría, lo extrañé muchísimo, pero me hacía feliz pensar que la droga ya no opacaría nuestras vidas. A los 45 días quiso salir de ahí, estaba cambiado, se veía bien y feliz.

“Al mes, su hijo más chico, quien nunca había vivido con él, se quiso venir a vivir con nosotros, era todo un desafío, pero aceptamos. Creyó tener todo bajo control hasta que volvió la recaída y, otra vez, regresó la angustia. Se puso de nuevo bajo tratamiento, pero esta vez ambulatorio; estaba mejor, solo que siempre volvía la frustración por su infancia y la falta de su papá, a quien nunca conoció, sumado a la ausencia de su madre, algo q nunca pudo superar.

Columna de Adictos y Adicciones

“A pesar de todo, seguíamos amándonos y siendo compañeros, tal cual se dieran los tiempos o como su adicción nos lo permitía. Comenzamos a viajar, a relajarnos más, a disfrutar de la familia de una forma diferente, siempre con recaídas pero ahora de un solo día, ya no de un fin de semana completo.

“Hasta que un domingo sucedió, luego de una reunión de fin de año con sus excompañeros de colegio, llegó a casa en la mañana, con sus típicos ataques de pánico y sintiendo que lo perseguían; sin dudarlo, llamé a la policía, porque no estaba dispuesta a soportar más esas escenas violentas frente a mis hijos, sin crear conflicto se retiró. Habían pasado doce horas de que se había ido cuando me llamaron para informarme lo peor, apareció muerto dentro de su auto, sin saber qué sucedió. A mí me dijeron que había fallecido de un paro cardíaco, pero aún no está claro la causa real de su muerte.

“Mi vida está destrozada, la culpa me persigue, el amor que nos teníamos me duele cada día más y no encuentro rumbo ni sentido a mi vida, solo vacío en mi corazón”.

Agradezco la confianza de Bianca y reconozco su fortaleza para compartir su testimonio, aún más, porque su pérdida es muy reciente. Espero de todo corazón que encuentre paz y sabiduría para seguir con su vida. Sabemos por experiencia que un ser querido jamás se olvida, aprendemos a vivir con el dolor, el sufrimiento es opcional.

Por último, quiero despedirme deseando que todos sus proyectos se cumplan y que Dios guie sus pasos y cuide a sus familias. Feliz año nuevo.

Escríbame, su testimonio puede ayudar a otros. Todos los nombres han sido cambiados.

[email protected]

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