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California comienza a administrar vacunas contra el COVID-19 a niños de 5 a 11 años

California officials launched an ambitious rollout Wednesday of COVID-19 vaccinations for kids ages 5 to 11.

Las primeras vacunas contra el COVID-19 se administraron a niños de 5 a 11 años el miércoles, cuando los funcionarios de salud comenzaron un ambicioso despliegue para ofrecer el antígeno a 3.5 millones de niños en California.

El Grupo de Trabajo de Revisión de Seguridad Científica de los Estados del Oeste, una coalición de expertos en salud pública de California, Nevada, Oregón y Washington, dio luz verde a la vacuna el miércoles por la mañana, despejando formalmente el camino para que las inyecciones se distribuyan en California. La medida se produjo después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) recomendaran la noche del martes que más de 28 millones de niños en todo el país, en ese grupo de edad, se inocularan.

“Esta elegibilidad ampliada para las vacunas que salvan vidas nos acerca a poner fin a la pandemia”, señaló el gobernador Gavin Newsom en un comunicado.

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Samuel Alleyne comforts his daughter Alahna Alleyne, 5, before she gets vaccinated.
Samuel Alleyne consuela a su hija Alahna, de 5 años, antes de que sea su turno para la inyección mientras su hermano Ari, de 7, se prepara en el fondo en el Hospital de Niños de Los Ángeles el miércoles.
(Al Seib / Los Angeles Times)

Al mediodía, los antígenos ya estaban llegando a los brazos de los niños de 5 a 11 años en Los Ángeles, y el sitio web del Departamento de Salud Pública del condado, vaccinatelacounty.com, enumeraba las clínicas que ofrecían las vacunas de Pfizer-BioNTech para niños pequeños.

El condado de Santa Clara, el más poblado del norte de California, también comenzó a aplicar inyecciones a los jóvenes.

Se espera que el sitio web de vacunación del estado, myturn.ca.gov, comience pronto a ofrecer citas para el grupo de edad. Algunas cadenas de farmacias nacionales empezaron a aceptar citas el miércoles, y Walgreens anunció que comenzará a administrar inyecciones el sábado y CVS el domingo.

Los antígenos también estarán disponibles en los consultorios de los pediatras.

“No anticipamos la escasez y esperamos que haya suficientes vacunas para satisfacer la demanda”, comentó la directora de Salud Pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer.

Sin embargo, puede pasar algún tiempo antes de que las clínicas alcancen su capacidad máxima.

El presidente Biden indicó en un comunicado que el gobierno ha asegurado suficiente suministro del antígeno “para todos los niños en Estados Unidos”.

“Esto permitirá a los padres terminar con meses de preocupación por sus hijos y reducir el grado en que los niños transmiten el virus a otros”, explicó Biden. “Es un gran paso adelante para la nación en nuestra lucha para derrotar al virus”.

Durante la primera semana de la aplicación de inyecciones, Ferrer sugirió que los padres y tutores llamen con anticipación para asegurarse de que la ubicación esté provista de dosis para niños. Hubo al menos un padre que llegó el miércoles por la mañana a una clínica del condado de Los Ángeles solo para que le informaran que las dosis aún no estaban disponibles.

Los antígenos para este grupo de edad están especialmente formulados y vienen en ampolletas con una tapa anaranjada, con una dosis de un tercio del tamaño de las administradas a personas de 12 años o más. Las dosis para los receptores mayores vienen en un frasco diferente, con una tapa morada, y no es apropiada para niños más pequeños.

En Los Ángeles, se estima que 900.000 niños son elegibles para la vacuna. El condado espera recibir casi 300.000 dosis en envíos durante los próximos 10 días y, eventualmente, habrá 900 sitios en todo el condado que ofrecerán las inyecciones a este grupo de edad.

A child squeezes his eyes shot as he gets vaccinated.
Luxiano González, de 8 años, de El Monte, recibe una vacuna contra COVID-19 en el Parque Eugene A. Obregon.
(Gary Coronado / Los Angeles Times)

También se enviarán equipos móviles de vacunación. Las autoridades planean este mes 480 clínicas de inoculación en las escuelas en las áreas más necesitadas.

Los antígenos se administran en un conjunto de dos dosis, con un intervalo de tres semanas. Se considera que las personas están completamente protegidas dos semanas después de su dosis final, lo que significa que los niños que comienzan su serie de inoculación a mediados de noviembre estarán completamente protegidos para Navidad.

Las vacunas son gratuitas y los beneficiarios no necesitan ser ciudadanos estadounidenses ni tener seguro médico.

Un ensayo clínico del antígeno mostró una tasa de eficacia de casi el 91% en la prevención de casos sintomáticos de COVID-19 en niños de 5 a 11 años que no estaban infectados anteriormente.

Los niños de todo el país tenían un mayor riesgo de hospitalización durante el último aumento. Durante un período de seis semanas que terminó a mediados de agosto, las hospitalizaciones por COVID-19 entre niños y adolescentes se quintuplicaron, informó la directora de los CDC, Dra. Rochelle Walensky, en una sesión informativa el miércoles.

Una nueva investigación ahora indica que los niños y los adultos son igualmente vulnerables a las infecciones por coronavirus, subrayó el miércoles el Dr. Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno de Estados Unidos. Los menores contagiados aún tienen menos probabilidades de enfermarse visiblemente en comparación con los adultos, ya que la mitad de los niños de 5 a 11 años que están infectados pueden no presentar síntomas.

Anteriormente, se pensó inicialmente que los niños infectados no eran particularmente propensos a transmitir el virus a sus padres o compañeros de clase. Sin embargo, ahora está claro que los menores contagiados también son capaces de transmitir el virus a las personas en sus hogares y escuelas, agregó Fauci. La vacunación reduce la probabilidad de transmisión del coronavirus.

Walensky instó a los padres a buscar inyecciones incluso para los niños que tienen infecciones por coronavirus documentadas previamente.

Un estudio publicado por los CDC encontró que los adultos no inoculados que sobrevivieron a una infección tenían cinco veces más probabilidades de volver a contagiarse, en contraste con las personas completamente vacunadas y sus probabilidades de sufrir una infección de irrupción.

Inocular a los niños “es monumental” en el curso de esta pandemia, señaló Walensky recientemente. Aunque es menos probable que el COVID-19 cause la muerte en niños pequeños, en comparación con los adultos, ha sido mucho más letal que otras enfermedades para las que existen vacunas.

Por ejemplo, en los cinco años antes de que se recomendara el antígeno contra la varicela para los niños, ese virus causó un promedio de 16 muertes al año en pequeños de 5 a 9 años. Por el contrario, en los 12 meses que terminaron el 2 de octubre, 66 niños de 5 a 11 años fallecieron a causa del coronavirus.

Esa tasa de mortalidad convirtió al COVID-19 en la octava causa principal de muerte entre los niños de ese rango de edad.

Los niños que se infectan con el coronavirus también tienen un riesgo poco común de desarrollar una afección grave que generalmente requiere hospitalización. La afección, síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C por sus siglas en inglés), hace que partes del cuerpo se inflamen, incluidos el corazón, los pulmones, los riñones, el cerebro, la piel, los ojos y los órganos gastrointestinales.

Ha habido 5.217 informes de MIS-C en todo el país, 46 de los cuales han resultado en muerte. En California, ha habido 690 registros de MIS-C, seis de ellos fatales. Entre el 60% y el 70% de los pacientes con este padecimiento requieren cuidados intensivos.

La edad promedio de quienes se enferman con MIS-C en California es de 8 años.

“Afortunadamente, estos resultados más graves son generalmente raros. La probabilidad de que un niño tenga COVID grave, requiera hospitalización o desarrolle una complicación a largo plazo como el MIS-C sigue siendo baja”, explicó Walensky. “Pero, aun así, el riesgo es demasiado alto, así como devastador, para nuestros niños, y mucho mayor que para muchas otras enfermedades para las que inoculamos a los menores”.

Además de los efectos clínicos en los niños, Walensky mencionó que las vacunas tienen el poder de aliviar otros efectos debilitantes de la pandemia, incluida su salud social y mental.

“Durante casi dos años completos, la escuela ha cambiado fundamentalmente. Hay niños de segundo grado que nunca han tenido un año escolar normal”, puntualizó.

“Hemos visto cómo la brecha educativa que existe en este país se ha ensanchado, ya que este virus ha impactado desproporcionadamente a las comunidades de minorías raciales y étnicas. Los antígenos pediátricos tienen el poder de ayudarnos a cambiar todo eso y de llevarnos a las escuelas como una vez las conocimos y esperamos que sea, como entornos seguros, así como enriquecedores, para todos nuestros niños”.

Los funcionarios de salud en California siguen preocupados por la posibilidad de una quinta ola de la pandemia a medida que se acerca un clima más frío y la gente pasa más tiempo en interiores. Los niveles de vacunación en el estado, aunque relativamente altos en comparación con otras entidades, siguen siendo demasiado bajos para prevenir un riesgo sustancial de transmisión.

A nivel nacional, más de 8.300 niños de 5 a 11 años han sido hospitalizados por COVID-19, incluidos casi 400 en el condado de Los Ángeles. Casi 100 niños de este grupo de edad han fallecido por coronavirus en todo el país, incluido uno en el condado de Los Ángeles.

Uno de cada tres niños que han sido hospitalizados por COVID-19 a nivel nacional ha requerido cuidados intensivos. Más del 4% de los pacientes con coronavirus, de entre 5 y 17 años, más tarde informaron síntomas que duraron un mes o más, conocidos como COVID prolongado, según un estudio.

A medida que el aumento de la variante Delta se extendió por California este verano, los niños más pequeños se convirtieron en el grupo con la tasa semanal de casos de coronavirus más alta en el condado de Los Ángeles, en gran parte porque las vacunas no estaban disponibles para ellos, señaló Ferrer.

Si bien los funcionarios de salud alientan fuertemente a los niños a recibir los antígenos, existe un efecto secundario significativo después de la inoculación que los funcionarios han estado monitoreando, especialmente entre los niños mayores de 12 años: la miocarditis, una inflamación del corazón.

Ha habido casos raros de la condición después de la vacunación, especialmente entre adolescentes y hombres jóvenes. Hasta el 27 de octubre, ha habido alrededor de 1.000 casos confirmados de esta afección entre personas de 30 años o menos que recibieron una vacuna contra el COVID-19, según los CDC.

Incluso cuando ocurre miocarditis posvacunación, los datos sugieren que parece ser mucho más benigna que otras formas de miocarditis y desaparece rápidamente con el reposo, informó el Dr. George Rutherford, epidemiólogo y pediatra de UC San Francisco, en una entrevista.

No ha habido registros confirmados de miocarditis posvacunación como causa de muerte entre los casos que han sido evaluados por completo, agregó el Dr. Matthew Oster, cardiólogo pediátrico de Children’s Healthcare of Atlanta que orientó a un comité asesor de los CDC, antes de que el panel votara 14 –0 para recomendar que la agencia respaldara el antígeno para niños.

Se han obtenido resultados prometedores de un estudio de seguimiento de los efectos a largo plazo de la miocarditis posvacunación. De alrededor de 47 pacientes, sus médicos consideraron que el 91% estaba total o probablemente completamente recuperado, indicó Oster en la reunión del comité del martes.

Un ensayo clínico para niños de 5 a 11 años no mostró casos de miocarditis posteriores a la inoculación. Pero debido a que el ensayo es, por definición, relativamente pequeño, los funcionarios continuarán monitoreando los informes de efectos secundarios posteriores a la vacunación a medida que se implementen las inyecciones.

Según lo que se sabe, Oster comentó que sospecha que la miocarditis posvacunación terminará siendo incluso menos probable entre los niños de 5 a 11 años, en comparación con los adolescentes y los adultos jóvenes.

Oster agregó que los padres de niños con cardiopatías congénitas le preguntan si sus hijos deberían recibir la vacuna. Él recomienda que lo hagan porque los niños tendrían un riesgo mucho mayor de contraer enfermedades graves si padecen COVID-19.

Los datos disponibles han demostrado que no existe un mayor riesgo de miocarditis posvacunación en personas con afecciones cardíacas preexistentes; por el contrario, los niños con cardiopatías congénitas que padecen COVID-19 grave tienen más probabilidades de necesitar cuidados intensivos, indicó Oster.

“La conclusión es que contraer COVID, creo, es mucho más riesgoso para el corazón que recibir esta vacuna”, señaló.

Las redactoras del Times, Emily Alpert Reyes y Cindy Carcamo, contribuyeron a este artículo.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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