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Mientras unos se relajan, el condado de Los Ángeles hace sonar las alarmas por la variante Delta y los cubrebocas

People on the Universal City Walk.
Los visitantes llenaron el Universal City Walk el 15 de junio, cuando California suprimió las restricciones pandémicas.
(Jay L. Clendenin / Los Angeles Times)

Para muchos este año, el 4 de julio marca un especial Día de la Independencia, un momento libre de restricciones por coronavirus después de 15 meses y con la sensación de que se acerca una nueva normalidad pospandémica.

En todo el país, los negocios están abiertos, las multitudes se están reuniendo, los cubrebocas se están dejando de usar y, al menos para los vacunados, gran parte del miedo a contraer COVID-19 se está desvaneciendo.

Pero en Los Ángeles, un aumento repentino de casos de coronavirus y hospitalizaciones ha puesto un freno al espíritu de festejo.

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Los funcionarios de salud pública del condado están rompiendo con muchos otros departamentos de salud, pidiendo incluso a los residentes vacunados que modifiquen su comportamiento en medio de un aumento preocupante en la transmisión del coronavirus y la circulación de la variante Delta, una cepa altamente contagiosa.

Al recomendar que todos los residentes usen cubreboca en espacios públicos interiores, independientemente de si han sido inoculados contra el COVID-19, el condado más poblado del país es un caso atípico. Ni los funcionarios de salud estatales ni federales han dado ese paso.

Las autoridades sanitarias atribuyen el incremento de casos y hospitalizaciones de Los Ángeles, en parte, a la propagación de la variante Delta entre la población no vacunada de la región. Aproximadamente el 51% de los residentes de la ciudad están completamente inoculados, muy por detrás de la mayoría de los condados del Área de la Bahía de San Francisco. Hay unos 4 millones en Los Ángeles que no han recibido una sola dosis, incluidos 1.3 millones que aún no son elegibles.

En los últimos días surgieron dos señales de advertencia que muestran cuán drásticamente pueden cambiar las fortunas: los casos de coronavirus en la ciudad se han más que duplicado en la última semana, mientras que las hospitalizaciones han aumentado en un 30%, tendencias que son significativamente peores que las observadas a nivel nacional.

El incremento es particularmente notable entre los residentes negros de Los Ángeles, quienes están vacunados en tasas más bajas que otros grupos raciales y étnicos. Las hospitalizaciones por COVID-19 entre este grupo poblacional aumentaron un 11% entre mediados de mayo y mediados de junio.

“Tenemos suficiente riesgo, como personas no inoculadas, para que Delta represente una amenaza para nuestra recuperación. Y usar cubreboca ahora podría ayudar a prevenir un resurgimiento de la transmisión”, indicó Bárbara Ferrer, directora de salud pública de Los Ángeles. “Esta es una recomendación preventiva, dado que no tenemos toda la información que desearíamos tener”.

Una de las preguntas más importantes es si Delta, que puede ser dos veces más transmisible que otras cepas de coronavirus, presenta un mayor riesgo de infección para las personas vacunadas.

Aunque se apresura a señalar que los tres antígenos disponibles en Estados Unidos son “extraordinariamente efectivos para prevenir enfermedades graves y la muerte contra las diversas cepas de COVID y las variantes de preocupación”, subrayó Ferrer que hay “pruebas cada vez mayores de que una cantidad muy pequeña de las personas completamente inoculadas pueden infectarse con la variante Delta y podrían contagiar a otras”.

Israel está experimentando un aumento de infecciones de esta cepa, incluso entre un número significativo de personas completamente vacunadas, que representan el 60% del país, según Ferrer.

Y en India, los trabajadores de la salud inoculados con el antígeno de AstraZeneca contra COVID-19 (vacuna que no se usa en Estados Unidos) “mostraron evidencia de contagio de la variante Delta a otros”, puntualizó Ferrer.

“Tanto la [Organización Mundial de la Salud] como el gobierno israelí recomiendan que hasta que se sepa más sobre la cepa, las personas deben agregar una capa de protección usando cubreboca”, agregó.

Las preocupaciones de Ferrer fueron compartidas por el gobernador de Illinois, JB Pritzker, quien recientemente comunicó a los reporteros: “Desde mi propia perspectiva, si vas a un área muy concurrida, no sabes si alguien no está vacunado, por lo que debes traer tu cubrebocas contigo y mantenerte a salvo”.

Por otro lado, el Dr. Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno de Estados Unidos, sostuvo que los antígenos contra COVID-19 son altamente efectivos contra todas las variantes conocidas, incluida Delta.

“Si está vacunado, tiene un alto grado de protección, por lo que no necesita usar un cubrebocas, ya sea en interiores o al aire libre”, comentó Fauci sobre la guía federal, al tiempo que agregó que las autoridades de salud locales son libres de ofrecer diferentes recomendaciones o mandatos.

Los principales funcionarios de salud de California hicieron eco de Fauci.

“Los datos son claros: casi todas las nuevas hospitalizaciones y muertes por COVID-19 se pueden prevenir. Los antígenos funcionan y nos protegen”, argumentó el viernes el secretario de Salud y Servicios Humanos de California, Dr. Mark Ghaly, durante una declaración.

En el mismo comunicado, el Departamento de Salud Pública del estado subrayó que hay “suficientes personas inoculadas contra COVID-19 que el sistema [de salud] no corre el riesgo de verse abrumado si los casos aumentan”.

Los datos de Los Ángeles muestran que, si está completamente vacunado, tiene muy poco riesgo de enfermarse gravemente o morir. En todo el condado, el 99.8% de las personas que han fallecido por el coronavirus, desde diciembre, no fueron inmunizadas.

“Pero la gran incógnita es: ¿Puede infectarse, tener una enfermedad leve, seguir adelante y contagiar esa infección a otras personas? Estamos buscando la respuesta a esa pregunta”, señaló Ferrer.

El uso de cubrebocas, agregó, “ayudará a poner en pausa la transmisión viral mientras aprendemos más”.

Los Ángeles comenzó a ver aumentos de la variante Delta a principios de abril, y los casos siguen incrementando. En mayo, el condado tenía menos de 20 casos identificados por semana, pero en junio, había entre 60 y 80.

Durante la semana que terminó el 19 de junio, esta cepa representó casi el 50% de todos los casos analizados en el condado; cuatro semanas antes, constituía menos del 5%.

Hasta el jueves, se habían confirmado 245 casos de Delta en toda la ciudad, el doble que la semana pasada.

Al mismo tiempo, el promedio de nuevos casos diarios de coronavirus se ha más que duplicado en la última semana.

Durante el período de siete días que terminó el jueves, hubo 368 nuevos casos de coronavirus diarios en Los Ángeles, un aumento del 129% con respecto al promedio de la semana anterior, donde la cifra era 161.

También ha incrementado el número de pacientes lo suficientemente enfermos como para requerir atención profesional.

Las hospitalizaciones por COVID-19 en el condado alcanzaron un mínimo histórico de 212 el 12 de junio. Pero para el jueves, había 275 pacientes hospitalizados, un aumento del 30%, aunque todavía muy por debajo del pico de 8.098 durante los peores días de la pandemia.

Los decesos por COVID-19 siguen siendo bajos, con un promedio de cinco por día.

Las tendencias de Los Ángeles son peores que las observadas a escala nacional. El promedio de casos diarios en todo el país aumentó un 10% con respecto a la semana anterior y las hospitalizaciones diarias disminuyeron un 1.3%.

Algunos expertos miran a Israel, así como la India, y sacan conclusiones diferentes.

El aumento de los casos de coronavirus en Israel puede reflejar que el sistema de salud allí todavía realiza pruebas a las personas vacunadas para detectar la infección por coronavirus, incluso si no presentan síntomas. No sería sorprendente si se encontrara que los individuos inoculados tienen el coronavirus en la nariz, pero no presentan síntomas y tienen bajos niveles de virus en sus cuerpos de manera generalizada, según la Dra. Mónica Gandhi, especialista en enfermedades infecciosas de UC San Francisco.

“No llamo a eso un fracaso del antígeno. Yo lo llamo un éxito, porque eso es exactamente lo que se supone que debe hacer. Está combatiendo la infección en la nariz y reduciendo la carga viral para que no presente síntomas”, subrayó.

Los datos que ella ha visto indican que, en general, “no hay mucha transmisión que se produzca después de la vacunación si usted es asintomático”.

Si bien hay informes sobre trabajadores de la salud en India que se enferman de la variante Delta a pesar de estar completamente vacunados, eso se debe principalmente a las cantidades masivas de virus que circulan allí, puntualizó Gandhi.

“Si está rodeado por una gran cantidad de virus, como encontraría cuando la transmisión comunitaria era alta en la India, entonces los inoculados tendrían más probabilidades de contraer una infección”, comentó.

La recomendación de uso de cubrebocas de Los Ángeles ha generado críticas desde algunos rincones.

“Los funcionarios de salud pública del condado simplemente ahuyentaron a los viajeros de negocios, los organizadores de conferencias, los turistas y otras personas que buscaban volver a la normalidad en la segunda ciudad más grande de Estados Unidos”, señaló el Dr. Marty Makary, oncólogo quirúrgico y jefe del Centro de Trasplantes de las Islas Johns Hopkins, en un artículo de opinión en el Washington Post.

Ferrer defendió su recomendación el jueves, diciendo que no creía que pedirle a la gente que usara cubrebocas perjudicaría a las empresas y que no existe una solicitud o requisito para reducir la capacidad operativa.

Algunos epidemiólogos argumentaron que la recomendación del condado no es irrazonable hasta que surja más información sobre la variante Delta. La Organización Mundial de la Salud está adoptando un enfoque similar, mientras que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades no lo está haciendo y los funcionarios federales señalan que Estados Unidos tiene altas tasas de vacunación en comparación con muchos otros países.

“Es una especie de decisión a nivel estatal o local”, comentó el epidemiólogo de UC San Francisco, el Dr. George Rutherford.

Lo que tiene sentido para Los Ángeles puede que no lo tenga en otros lugares.

San Francisco tiene el 68% de su población completamente vacunada, y Santa Clara, el condado más poblado del norte de California, tiene un 66%.

Durante un período reciente de siete días, la tasa diaria de casos de coronavirus per cápita en San Francisco fue la mitad de la registrada en Los Ángeles.

“En el Área de la Bahía, donde hay muchas más personas vacunadas, puede que no sea tan necesario”, aclaró Rutherford sobre la recomendación de que las personas inoculadas usen cubrebocas.

Existe un amplio consenso científico sobre el potencial infeccioso de la variante Delta. Algunas estimaciones iniciales de las cepas previas de coronavirus sugirieron que cada persona infectada, en promedio, transmitía el virus a otras 3.5, agregó Rutherford. Cada individuo con la variante Delta podría potencialmente contagiar el virus a más de seis personas.

Dadas las incertidumbres con la cepa, “es prudente considerar formas en que podamos prevenir que ocurran casos adicionales de una manera que no sea perjudicial para la economía”, subrayó el Dr. Robert Kim-Farley, epidemiólogo médico y experto en enfermedades infecciosas de la Escuela de Salud Pública de UCLA Fielding.

“Me parece un precio razonablemente pequeño a pagar” que se pida, no exija, a las personas vacunadas que usen cubrebocas, añadió Kim-Farley. “Si podemos continuar tratando de mantener bajos los casos nuevos frente a esta variante, mientras seguimos intentando que más y más individuos sean inoculados hasta el punto en que logremos la ‘inmunidad comunitaria’, entonces todos podremos quitarnos nuestro cubrebocas”.

Ferrer reconoció que puede ser angustioso escuchar nuevas advertencias sobre la variante Delta.

“Llevamos 18 meses diciendo: ‘Lamentamos que esta información siga cambiando’”, admitió Ferrer. Pero, agregó, lo que se quiere es “compartir los datos a medida que llegan, para que todos trabajen en igualdad de condiciones, con la misma información que tenemos”.

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