La expansión de la vacuna contra COVID-19 de California depende de la confianza. ¿Se mantendrán alejados los tramposos?
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California comenzó el lunes una nueva fase de aplicación de la vacuna contra COVID-19, lo que hizo que casi la mitad de todos los residentes fueran elegibles para recibir una dosis, confiando más que nunca en la honestidad del público para asegurarse de que las inyecciones lleguen a quienes más las necesitan.
Los cambios suman, a la lista de elegibilidad, más de 4 millones de personas, sobre todo aquellas de 16 años o más que tienen discapacidades y problemas de salud subyacentes.
Los criterios anteriores se enfocaban en ciertos empleos y grupos de edad, factores que son fácilmente verificables para determinar si quienes buscan la vacuna tienen derecho a ella según los parámetros estatales.
Pero habrá un sistema de verificación mucho más flexible para este nuevo grupo debido a problemas de privacidad y acceso. Y a pesar de las listas de elegibilidad proporcionadas por el estado, todavía existe confusión sobre qué condiciones de salud están cubiertas, por lo que el tamaño real del nuevo grupo no está claro.
Las ambigüedades plantean nuevos desafíos éticos y logísticos.
“Creo que hemos visto a lo largo de la implementación que hay un gran deseo por vacunar a las personas”, señaló la Dra. Kirsten Bibbins-Domingo, directora del departamento de epidemiología y bioestadística de la Facultad de Medicina de UC San Francisco. “Lo que espero es que confiemos en que nuestros compatriotas californianos dependan básicamente del sistema de honor”.
Ciertamente, existe la posibilidad de fraude, ya que se les pide a las personas que se acrediten a sí mismos en cuanto a su elegibilidad. En California, ya ha sido un problema importante el hecho de que no se ha cumplido del todo con el orden de vacunación, particularmente en los casos en donde los códigos de acceso destinados a miembros de comunidades subrepresentadas han llegado a manos de residentes más pudientes.
Pero los defensores, los expertos en salud y los funcionarios de salud pública son optimistas de que la mayoría de los residentes no aprovecharán un sistema que se basa en la confianza, aunque admiten que no sería difícil hacerlo.
Una preocupación más inmediata es que el suministro del antígeno aún es limitado. Eso coloca a este nuevo grupo en competencia directa por las citas con grupos previamente elegibles, incluidos residentes de 65 años o más, trabajadores de la salud y una variedad de trabajadores esenciales.
A medida que más personas compiten por la vacuna, los promotores han defendido un sistema que no crearía barreras innecesarias para obtener las dosis, luego de situaciones en las que hubo individuos que falsificaron documentos y abusaron de los códigos de acceso destinados a comunidades de alto riesgo. Los funcionarios de salud pública han implorado a la gente que no se aproveche de las regulaciones relajadas.
El Dr. Aaron Kheriaty, director del programa de ética médica en UC Irvine y miembro del grupo de trabajo de vacunas en Orange, indicó que la implementación de requisitos más estrictos, como los reportes de los médicos, habría abrumado a los consultorios y, lo que es más significativo, habría dejado fuera a grandes grupos de personas.
“El desafío es que, si hacemos que los criterios de verificación sean demasiado estrictos, se vuelve oneroso y difícil de implementar en el terreno, y la gente está realmente empantanada en todo tipo de trámites burocráticos”, explicó.
Por ejemplo, una persona con un teléfono celular y un servicio médico de conserjería puede obtener fácilmente una nota médica en un día, mientras que alguien sin seguro, con seguro insuficiente, o que no tiene un proveedor de atención médica habitual, podría quedarse sin la documentación requerida.
Tory Cross, un joven de 27 años con asma grave y síndrome de Ehlers-Danlos, dijo que la falta de requisitos de verificación es de hecho crucial para el compromiso de California con la equidad de las vacunas.
“Es realmente importante que las personas puedan acreditarse a sí mismas”, manifestó, y señaló que muchos perdieron su atención médica durante la pandemia y es posible que no tengan fácil acceso a un doctor. “Además, mucha gente que conozco, y que tienen discapacidades no visibles [como el asma] estaban realmente preocupadas de que tuviéramos que discutir con los proveedores de vacunas para hacerles entender que tenemos un alto riesgo”.
Cuando Cross aseguró una próxima cita en Safeway, “lloré como un bebé” de alivio, expresó el lunes.
Otros no han tenido tanta suerte. Algunas personas, incluidos los asmáticos, ya han expresado confusión en las redes sociales sobre si califican para la vacunación con la última expansión. Algunos se quejaron de que las citas ya estaban reservadas cuando intentaron obtener un espacio y desearon que el estado hubiera abierto el proceso antes.
Según las pautas actuales, los californianos no deben revelar qué condición tienen, solo que son elegibles, una decisión que los expertos tomaron en cuenta a partir de las leyes de privacidad de la salud, y señalaron que no todas las personas involucradas en la administración de vacunas, incluidos los voluntarios en los sitios del condado, están obligadas por la confidencialidad médico-paciente.
En Los Ángeles, los funcionarios de salud pública estiman que entre 1.5 millones y 2 millones de residentes califican para la nueva lista de elegibilidad y han reservado aproximadamente el 19% de las 181.560 primeras dosis de vacunas asignadas esta semana para aquellos con afecciones subyacentes.
“Realmente no tenemos un número definitivo de cuántas personas son elegibles bajo las nuevas pautas que fueron emitidas por el estado”, indicó el lunes la directora de Salud Pública de Los Ángeles, Bárbara Ferrer. “La mayor incógnita es quiénes tienen una discapacidad o una afección que las pone en grave riesgo, que no estaba en esa lista”.
El estado ofrece una lista de 10 condiciones generales que califican a una persona para la vacunación, pero también incluye una categoría no específica de “individuos que tienen probabilidades de desarrollar una enfermedad grave que ponga en peligro la vida por COVID”, que está destinada a permitir que los proveedores de salud locales utilicen su juicio clínico.
Algunos pueden sufrir dolencias que sienten que los colocan en una situación de alto riesgo; otros tienen condiciones para las cuales hay poca o ninguna información estatal. Ferrer comentó que las personas que no estén seguras sobre su elegibilidad deben consultar con su médico o proveedor.
En una guía publicada el jueves, el estado ofreció ejemplos de quiénes podrían calificar para la vacuna en categorías que no se enumeran claramente, incluidos aquellos que reciben servicios en el hogar u obtienen atención de un centro de vida independiente.
“California ha pasado, de estar en el medio del camino para la elegibilidad de la vacuna, a ser la mejor del país”, comentó Andy Imparato, director ejecutivo de Disability Rights California y miembro del grupo de trabajo de equidad en salud, en cuanto al COVID-19, del presidente Biden.
Otros estados también han implementado un sistema de honor al no requerir una verificación extensa. La creencia es que la eliminación de los obstáculos para recibir el antígeno beneficiará a quienes están en mayor riesgo y ayudará a garantizar la equidad.
“Algunos podrían argumentar, ‘[California] abrió las compuertas, ¿no estás preocupado?’. Mi respuesta es inequívocamente no. Creo que cualquier cosa que haya hecho el estado para tratar de no abrirlas habría creado barreras”, comentó Imparato.
Es posible que algunas jurisdicciones puedan implementar un proceso de verificación más estricto más allá de la orientación de la entidad. Pero por ahora, los expertos son optimistas de que los procedimientos no se verán invadidos por comportamientos fraudulentos.
“Creo que a la mayor parte de la sociedad, en una situación como esta, le interesa el juego limpio”, indicó el Dr. Jeffrey Luther, miembro del comité asesor del antígeno del estado y miembro de la junta de la Academia de Médicos de Familia de California. “Empiezas a pensar que hay una lucha loca por las vacunas y no se puede confiar en nadie, no creo que eso sea cierto”.
Luther había respondido previamente preguntas de pacientes sobre cuándo calificarían y cómo podrían recibir una inyección. Durante el fin de semana, dijo, las preguntas fueron de personas que preguntaban si su condición cumple con los requisitos de elegibilidad.
Si bien el suministro aumenta, el estado tiene un largo camino por recorrer. A medida que las empresas y las escuelas comienzan a reabrir, muchos californianos todavía esperan su turno para vacunarse. Y mientras tanto, las variantes del coronavirus han incrementado.
Pero la última expansión de elegibilidad es una señal notable de progreso, indicó Bibbins-Domingo. “Creo que las cosas van en la dirección correcta”, añadió.
Aunque el sistema permite algunos fraudes, muchos lo aceptan si eso significa que más personas de alto riesgo pueden recibir dosis.
“Prefiero saber que alguien mintió para vacunarse que saber que no se la aplicará en absoluto”, señaló Emma Álvarez-Gibson, de 45 años, diabética y que ha estado en cuarentena durante un año. “El objetivo es que todos sean inoculados”.
Los expertos dijeron que hasta cierto punto el fraude es inevitable, cuando se trata de un estado de casi 40 millones de personas.
“La política pública no puede obligar a la gente a ser buena”, indicó Kheriaty, y señaló que el sistema solo puede “incitar o disuadir” a las personas de tomar decisiones erradas.
“Para que la sociedad funcione, especialmente en circunstancias como esta”, agregó, “hay que tratar de confiar en que la mayoría de las personas, la mayor parte del tiempo, se comportarán de manera honesta y correcta”.
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