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Una camarilla de agentes “similar a una pandilla” ejerce una “influencia indebida” en la estación del Este de Los Ángeles, según un informe

Sheriff Alex Villanueva, behind a podium, speaks to the media on Sept. 30. in downtown L.A.
El sheriff del condado de Los Ángeles, Alex Villanueva, y el capitán de la Oficina de Homicidios Kent A. Wegener, a la derecha.
(Al Seib/Los Angeles Times)

El principal fiscalizador del condado de Los Ángeles dijo el lunes que existe evidencia sustancial de que un grupo secreto de agentes con tatuajes en la estación del sheriff del Este de Los Ángeles actúan “parecidos a pandillas y su influencia ha provocado favoritismo, sexismo, racismo y violencia”.

En un informe de 32 páginas que investiga las actividades de la camarilla de los Banditos, el inspector general Max Huntsman alegó que el sheriff Alex Villanueva “continúa promoviendo un código de silencio con respecto a estos subgrupos” que han plagado a la agencia durante décadas.

El informe del inspector general se centró principalmente en la investigación criminal del Departamento del Sheriff de una pelea en 2018 en una fiesta fuera de servicio en Kennedy Hall, un espacio para eventos cerca de la estación, donde varios oficiales dijeron que fueron atacados por miembros de ese grupo. El Buró Interno de Investigaciones Criminales entrevistó a decenas de agentes, pero según el informe “ignoraron casi por completo” las pruebas del papel de los Banditos en los hechos.

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Un sargento de la policía de Los Ángeles alegando que un grupo de oficiales conocidos como la “mafia SWAT” corrompió la unidad táctica había señalado previamente la influencia del grupo.

“Se hicieron preguntas mínimas sobre los Banditos y en las entrevistas durante las cuales los testigos mencionaron a los Banditos por su nombre, se hicieron muy pocos cuestionamientos de seguimiento”, dice el informe, agregando que 23 testigos se negaron a dar declaraciones. El informe también criticó el hecho de que los fiscales no escudriñaran a los Banditos en la revisión del caso.

La oficina del fiscal de distrito del condado de Los Ángeles se negó en febrero a presentar cargos contra un sargento y tres agentes involucrados en la pelea fuera de servicio, diciendo que no había “pruebas suficientes” de que cometieron agresión o cualquier otro delito.

Villanueva ha respondido a las críticas por su manejo de las camarillas de agentes, diciendo que sacudió el liderazgo en la estación del Este de L.A. al principio de su mandato y, más recientemente, procedió para disciplinar a 26 empleados por mala conducta relacionada con el incidente del Kennedy Hall. (Algunos de esos empleados fueron las presuntas víctimas, reveló su abogado).

La investigación administrativa llevada a cabo por el Departamento del Sheriff encontró que algunos empleados de la estación estaban actuando como supuestos shot callers (cabecillas), controlando la programación y los eventos en la estación, dijo la capitán April Tardy, usando un término que se usa a menudo para describir a los principales líderes en las prisiones y las pandillas.

Villanueva también ha dicho que ha implementado, y está aplicando enérgicamente, una nueva política que prohíbe la pertenencia a grupos ilícitos. Los investigadores preguntarán a los agentes acusados de mala conducta sobre su membresía a grupos de camarillas de agentes como los Banditos, expuso.

El informe del inspector general se hizo eco de algunos de los hallazgos del departamento, señalando evidencia de que un grupo de agentes veteranos con vínculos con la camarilla tienen “influencia indebida sobre las actividades y asignaciones diarias” en la estación.

Algunos oficiales más jóvenes alegan que el grupo usó su influencia, y a veces la fuerza y la violencia, para expulsar a los agentes de la estación por “no cumplir con la ética de trabajo de los Banditos”, según el documento.

En una demanda presentada contra el condado el año pasado, ocho agentes alegaron que la camarilla los acosaba de forma rutinaria, les negaba el respaldo en llamadas peligrosas, los presionaba para que abandonaran la estación y los sobrecargaba con llamadas al final de sus turnos, entre otras quejas.

El informe del IG recomendó que el Departamento del Sheriff investigara a fondo las denuncias penales internas y obligara a declarar a todos los oficiales testigos que no invocan su derecho a no autoinculparse.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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